Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 88

Los días han ido pasando sin que ocurra nada especial. Ninguna carta, ni amenazas ni nada de nada. Tener un respiro de preocupaciones se agradece.

La única noticia nueva es que la relación de Helena y Will no va nada bien. Lo siento mucho por ella, aunque Will ha cuidado mucho de nosotros ahora no está en su mejor momento.

Mientras me arreglo para ir a la oficina, le escribo un mensaje a mi amiga para que nos veamos y charlemos.

- ¿Vas a ir? - pregunta Ian.

Se que no le hace gracia que me hayan llamado para ir a trabajar. Un miembro del consejo se ha involucrado y está inspeccionando personalmente cada mínimo detalle y como yo he hecho las últimas auditorías, tengo que ir.

- Claro, no creo que tarde mucho.

- Es sábado Emma. Ese hombre no tiene decencia... pedirte que vayas en tu estado...

Pongo los ojos en blanco y le vuelvo a explicar los motivos a ver si esa cabeza dura los entiende.

-Esto es importante para Will, es tu hermano ¿Te acuerdas de él? - no espero a que me conteste porque creo que acabo de tener una idea estupenda - ¡Ya se lo que vamos a hacer! Vamos a cenar esta noche con ellos.

Ian abre los ojos como si mi idea fuera una locura.

- Ni hablar. Te dijo delante de todos lo de la habitación - contesta testarudo.

- ...Y tu le pegaste un puñetazo. Estáis en paz. Hazlo por mi -pongo carilla de pena sabiendo que en Ian siempre surte efecto.

Me regala una media sonrisa.

- Manipuladora.

- Gracias cariño - le doy un beso rápido antes de salir corriendo - llegaré pronto.

Llegar tarde el primer día que quedas con uno de los jefazos es imperdonable. Como no tengo a mi lado ni a Ian ni a Max, piso un poco más el acelerador. Este coche es una pasada.

Aparco frente a la entrada. La única parte buena de ir a trabajar un sábado es que tienes todos los aparcamientos vacíos y no tienes que comerte la cabeza pensando donde vas a aparcar.

Dentro del edificio, en recepción, me espera el hombre del consejo.

- Buenos días - saluda formal - usted es Emma ¿Verdad?

- Encantada de conocerlo.

Tiende la mano delante de mi invitándome a ir hacia el ascensor. Pensaba que me encontraría con el demonio, que tendría un tridente y una cola que arrastraría por el suelo. Es una suerte estar equivocada y que de momento sea tan simpático.

Entramos en la oficina de Will, su ex oficina. Nada de lo que tenía sigue aquí. La mesa la han cambiado por una caoba y ahora adornan unos cuadros de objetos normales a los que le han hecho un zoom a lo bestia. El que más me llama la atención es la foto de un clip aumentado muchísimas veces.

- Señorita Garret ¿Podría decirme como se enteró de lo que hacían los empleados?

Se sienta en su enorme sillón y entrelaza los dedos.

-Me lo dijo Peter. La noche que... desapareció me advirtió que lo dejara pasar. Me contó que era una práctica habitual.

- Ya veo... - murmura mirando unos papeles - ¿Por qué no lo dejó... pasar?

No tengo ni idea de a donde quiere llegar o si tiene pensado culparme de algo.

- Mi ética no me lo permitía. ¿Por qué un juez no puede dejar libre a un asesino? ¿Por qué un médico no puede matar a su paciente? ¿Por qué un economista no debería robar dinero? -espero que con esos ejemplos entienda los motivos por los que no lo hice.

- Ajam -contesta aburrido ¿Qué puede decirme del señor Willian Garret?

- Es un hombre directo. Tu hermano tiene problemas.

- ¿Qué clase de problemas?

Le dedico una sonrisa cómplice. Podéis pelearos, enfadaros o liaros puñetazos, pero nadie toca a un Garret.

- Me ha ofrecido su puesto así que supongo que tiene pensado despedirlo. Espera mi contestación.

- Ya se lo que vas a contestar - sujeta un mechón de mi pelo.

Me alegra que me conozca tan bien.

- No puedo hacerle eso.

Busco en uno de los armaritos unas tostadas de pan son sabor a aceite de oliva. Nunca me habían gustado y ahora estoy enganchada a ellas. Es cierto eso que dicen de que cuando estás embarazada te cambia el gusto por las comidas.

- Voy a llamar a Helena para confirmar la cena de esta noche.

Saco el teléfono del bolso y marco su número.

- Yo también tengo que hacer algunas llamadas. Nos vemos para comer.

No lo ha dicho porque Ian jamás admitirá que le importa lo que le ocurra a su hermano, pero estoy segura de que esas llamadas van a ser por Will, para ayudarlo de alguna manera.

Helena tiene la voz tomada y escucho como de vez en cuando sorbe por la nariz. Si estuviera resfriada me lo diría. Las cosas entre ellos no van bien y temo que cualquier día se canse de tantas peleas.

Esta noche durante la cena tenemos que hacer algo. No se el qué ni como, pero tenemos que ayudarlo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret