Matrimonio Forzado romance Capítulo 52

Kalil.

El controversial día llegó.

Cierto temor se asoma cuando al despertar cae un pensamiento de inmediato, sin siquiera dejarme saludar el día.

Hoy será mi compromiso con Alinna, junto al compromiso de mi hermana con Basim.

Me siento de golpe, hay mucho por hacer, imagino que justo ahora en el palacio hay un revuelo; algunas personas tratando de que todo salga perfecto esta noche, y otras atendiendo desde ayer a nuestros huéspedes.

Me levanto despacio y sin apuro, abriendo las puertas de mi balcón para asomarme a ellas. La mañana está helada, pero de cierta forma esto apacigua todas las sensaciones que tengo dentro de mi cuerpo.

Todo estará bien, me digo a mí mismo, todo pasará muy rápido. Así que tomo un baño y me visto por completo, hoy llegará Fais al palacio, y estoy más que ansioso por verlo.

La falta que me ha hecho es enorme, justo después de mi recuperación partió hacia el centro de Angkor para ponerse al frente de todos los centros de ayuda, junto con algunos proyectos, él maneja toda la parte económica al lado del vizconde Marras.

No digo que mi padre no haga su parte para conmigo, pero es inevitable querer tener a Fais a mi lado, justo todo este tiempo que no estuvo, sentí que perdí mi rumbo.

Salí de la habitación, y saludé algunos lacayos, ellos se van en búsqueda de algunos generales para que en una hora comience la reunión que tengo estipulada. Entro luego a un salón, las damas comienzan a servir mi desayuno, y en solo unos minutos un montón de gente está pasándome papeles, anotando pedidos y algunos nobles preguntan cuáles serán los pasos a seguir en nuestra nación.

Poco a poco y a lo largo de un tiempo el salón va quedando vacío, el último conde se retira mientras ajusta los papeles en las manos haciendo una reverencia para disponerse a salir. Me estiró un poco, mientras que los pensamientos comienzan apabullarme nuevamente. Esto sucede cada vez que dejo de hacer un oficio, por ello siempre trato de mantenerme ocupado.

—¿Puedo pasar?

Giro en dirección a la puerta, mi hermana está mirándome algo entristecida.

Se supone que hoy es el mejor día de su vida.

—Claro que puedes pasar —digo asomando una sonrisa y tomando asiento—. Tráiganos té —ordenó al lacayo para sentarme frente a Hanna.

—¿Cómo te sientes? —pregunta ella sin esperar un segundo más.

—Bien.

Su mirada baja es igual que su semblante. Le veo como toma sus manos nerviosa.

—¿Qué sucede?

—Hermano… te he decepcionado tanto, todo este tiempo la has tan pasado mal y yo, yo solo he reparado en mi felicidad.

Un suspiro sale de mí.

—No te preocupes por mí, estoy bien. Tú pasaste años llorando en silencio, ahora mereces ser feliz y no preocuparte por nada.

Ella asoma una media sonrisa para luego acercarse a mí y tomarme de las manos.

—Dale tiempo al tiempo… —dice sincera—. Y por favor, perdóname, perdóname por no estar para ti.

—No hay nada que perdonar Hanna —digo apretando sus manos—. Yo… Estoy tratando de…

—¡Cariño!

Una voz agitada corta con nuestro momento. Inmediatamente nuestras manos se despegan y nos levantamos al tiempo.

Alinna entra apresurada con una sonrisa en sus labios, pero cuando se da cuenta de que ha interrumpido se sonroja de inmediato colocando la mano en su pecho.

—¡Lo siento! No sabía que Hanna estaba aquí.

—No te preocupes, yo ya estaba de salida —dice Hanna forzando una sonrisa. Pero no le veo muy complacida.

En los últimos días, después del fin de año en la noche, Alinna ha estado pegada a mí como una gemela, parece que mi acto conciliatorio le dio más alas de las que debía tomar.

Sin embargo, no contrariado su aptitud, no quiero seguir dañándola, no quiero hacerle un desprecio más. Creo que ya fue suficiente.

—¿Necesitabas algo? —digo forzadamente.

Entonces ella vuelve a sonreír acercándose a mí más de lo normal.

—¡El vizconde ha llegado! —informa Alinna, mientras una sensación de sorpresa se gesta en mi pecho.

Es inevitable que la alegría deje de notarse en mi rostro. ¡He estado esperándolo!

—Gracias, Alina —le digo dándole un beso en la frente. Y luego tomo la barbilla de Hanna—. Hablaremos en otro momento ¿está bien?

Esta asiente reticente, como si no quisiera dejarme ir.

—Está en la sala de reuniones —dice Alinna cuando me ve salir—. Donde se ejecutará la reunión…

Al llegar a la sala de reuniones, los generales de alto rango se encuentran sentados y Basim se encuentra en el extremo charlando de forma tranquila con Fais.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado