Matrimonio Forzado romance Capítulo 53

Kalil.

Un montón de gente se encuentra en mi habitación desde hace una hora aproximadamente. La noche ha caído cubriendo el palacio y sus alrededores, mientras todos esperan en el Gran salón.

Sastres ordenan mi traje de color negro, colocando en su lugar los botones dorados de mis puños, junto con las insignias en mi chaqueta.

Todo está listo, pero mi cuerpo no quiere dar un paso hacia la salida, se niega hacerlo.

—La familia real lo espera Majestad —advierte un lacayo cerca de mí, esperando mi salida para que una carabina me prosiga.

Cierro mis ojos con fuerza mientras suelto el aire varias veces. No tengo nada en mi mente, ahora mismo mis pensamientos están en blanco. Camino decidido, mientras mi corazón reclama insistente en mi pecho. Como si cada paso que ejecutará estuviese rompiéndome por dentro.

Al llegar noto que todos caminan agitados por todos los lados en el salón. Hanna es la más nerviosa, pero definitivamente está preciosa. Mi madre suspira aliviada al verme llegar, mientras papá esboza una sonrisa para mí. Basim habla bajo al oído de mi hermana, y Kader me sonríe como si yo fuera su héroe.

—Siento llegar tarde —anuncia Alinna entrando luego de un rato. Así que estamos todos.

Los lacayos se preparan para abrir las puertas del salón en donde los invitados ya están sentados, cada uno correspondiente en su mesa. La familia comienza a organizarse. Mis padres primero y yo junto Alinna les procedo. Hanna se coloca detrás de mí junto a Basim. Y Kader queda de al final de la fila.

Por último, las puertas se abren, entre tanto una orquesta toca la entrada triunfal de la monarquía. Los invitados se colocan de pie aplaudiendo mientras que nosotros comenzamos a caminar por todo el lugar.

La mano de Alinna reposa en mi brazo, desvío la mirada hacia su rostro, y este denota una alegría palpitante. Quisiera sentir su emoción, quisiera de cierta forma dejarme envolver por el momento, sin embargo, lo único que siento es que me traicionó a mí mismo.

Levanto la mirada, sin observar a nadie en particular, la caminata por el salón se termina cuando finalmente llegamos a nuestra mesa. Los invitados detienen sus aplausos y hacen un silencio para dar inicio a la ceremonia de compromiso.

Mi hermana preparó todo este ritual, uno completamente innecesario que dejé pasar solo por ser ella.

Basim sonríe todo el tiempo sin quitar su mirada de mi hermana, estos comparten los anillos, rompiendo el hilo que unía las argollas, asoman sus manos en alto mientras la gente vuelve a inundar el salón con sus aplausos.

Hanna agradece y da unas palabras, para sellar su compromiso con un beso. Entonces el hombre que lleva el protocolo, termina con ellos y saca un par de anillos para los siguientes.

Nosotros.

Alinna me observa esperando que me levante del asiento, hago lo correspondiente llevándola de mi brazo. Tomó los anillos de la funda e inserto el anillo en su dedo. Ella hace lo mismo conmigo y yo le sonrió transmitiéndole seguridad.

El hombre corta los hilos que unen las argollas y levanta nuestras manos.

—¡Viva el rey y la princesa! —anuncia el hombre haciendo levantar a Hanna y Basim para que se unan a mi lado.

La gente vuelve a aplaudir mientras dicen felicidades varias veces en conjunto.

—¡Desde hoy nuestro Rey está comprometido! —vuelve a decir el hombre quitándole importancia a mi hermana. Pero esta parece tan feliz que no le importa ninguna otra cosa, que no sean las que ahora mismo le está transmitiendo Basim.

Mis ojos se posan rápidamente en Fais, quien está muy cerca de nosotros, su mirada me dice todo, todo lo que yo quiero expresar en este momento. Luego mis ojos se posan en Alinna, ella todo este tiempo ha esperado que la bese, porque eso sería lo más normal que haría una pareja comprometida.

Tomo su rostro mientras mis manos tiemblan, ella cierra sus ojos al instante y uno mis labios con los suyos sin pensar, pero tampoco hago algún movimiento. Entonces los aplausos aceleran el palpitar de mi corazón, mientras este se queja, se queja constantemente.

Mis padres se adelantan a darme las felicitaciones mientras la celebración toma el auge de la hora, comidas y bebidas se sirven a cada rato en las mesas mientras la familia toma un momento de intimidad.

Toda la familia se levanta para comenzar con la costumbre, todos nos hacemos en una fila horizontal hacia ellos para que puedan pasar por cada uno y saludar. Fais y yo nos encontramos en el medio.

Manos estrechadas, sonrisas fingidas, contestación de gracias, y asentimiento de cabeza hacen pasar el tiempo, algunos se quedan más del tiempo indicado, llenándome de palabrería y deseando un futuro próspero, otros solo pasan un poco altivos asintiendo y por lo general solo una minoría cumple con el protocolo.

Sé que esto está por terminar porque leí el nombre de cada uno, el orador se para firme al terminar la ronda y anuncia al último rey de la lista. Entonces un suspiro de alivio sale de mí.

Por fin.

—Omer Bozkurt, soberano de Yomal.

Mi mirada por extraña razón va desde sus pies, recorriendo al rey a lo lejos junto con dos damas más de gancho que vienen caminando pausadamente hacia nosotros. Había visto algunas veces la imagen del Rey Omer, inclusive conocí a su padre.

Pero la vida se me paraliza cuando veo quien lo toma en su lado derecho una vez su distancia se acorta.

Un leve mareo comienza a dominarme por completo, mientras un fuerte galope comienza a martillar en el pecho.

—Fais… —digo en susurro tomándole del brazo—. Creo que el vino se me subió a la cabeza.

No obtengo respuesta de él, como también parece que la charla que llevaba mi familia hace unos segundos quedó reducida hasta el silencio, entonces me atrevo a observar a Fais y este está paralizado, el color de su rostro ha desaparecido aumentando mi miedo.

Una voz interior me suplica que no vuelva a mirar, que esto es una trampa de mi inconsciente, sin embargo, el cuerpo no me obedece y giro hasta los tres de nuevo. Ellos ahora están cerca, ellos han llegado y no hay duda alguna que es ella, ella está aquí.

Esto no es una ilusión, ni tampoco es producto del vino. Mi cuerpo se estremece de una forma incontrolable y ordinaria, no pudiendo creer que esto sea realidad, no entendiendo nada de lo que está pasando aquí…

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado