Matrimonio Forzado romance Capítulo 60

Saravi (Nahid).

—Tome esto señorita, es muy relajante y le asentará el estómago…

Asiento lentamente, tomando la tasa que la dama me ofrece. He querido desayunar, la comida de la bandeja que tengo frente a mí se ve exquisita, pero definitivamente siento el estómago revuelto con tantos brebajes que he tomado.

No sé cómo describir qué siento y qué pienso en estos momentos, después de los sucesos de anoche en el festejo, no sé por dónde comenzar a preocuparme.

Por una parte, me siento tranquila después de la visita del médico, el hombre solo corroboró lo que el doctor en Yomal me había dicho, estaba recordando, comenzaría a tener episodios como estos, inclusive en algunos momentos podría presentar mareos y dolores de cabeza, eso estaba claro para mí.

Pero el otro lado, era el que mantenía una incertidumbre en todo mi ser, tenía miles de preguntas por hacer, preguntas que incluso me daba miedo pronunciar, por ello era necesario respirar, respirar lentamente y obligar a mi cuerpo a permanecer centrado en esta realidad.

Una parte de mi desconocida, al menos hasta ahora, me hacía querer salir de este cuarto sin importar lo que nadie diga y exigir toda la verdad. Me desconocía totalmente al querer actuar así, pero de cierta forma yo me sentía conforme queriendo hacerlo.

¿Quién era Saravi? ¿Era yo?

¿Acaso yo pertenecía aquí?

Aunque me creía una locura, estas personas parecían estar muy seguras en la forma de mirarme y en la forma de hablarme.

Quería gritar, llorar, quería hacer algo…

Yo estaba ahora mismo sentada en esta cama reflejando tranquilidad y tomando el té frente a la mujer que me lo había ofrecido, pero por dentro había un caos, uno que detonaba mis emociones desde que el médico salió de la habitación, un caos que quería estallar y no sabía bien si, yo iba a poder con todo esto.

¡Es imposible que yo fuera esa mujer!

No puedo serlo.

Después que la dama hace una reverencia, sale de la habitación dejándome sola. Entonces me levanto dejando la taza en la mesilla mientras comienzo a caminar hacia todas partes nerviosa.

Luego de ir al balcón, y de detallar todas las cosas de esta enorme habitación, entro en una parte que parece ser un vestíbulo. Con mis pies descalzos camino lentamente para darme cuenta de que hay muchísima ropa…

Ropa de hombre, accesorios, zapatos, gavetas que contienen botones de camisas, insignias… incluso ese olor. Alguna vez he respirado ese aroma.

Estaba…

¿Esta era la habitación del Rey?

Mi respiración comienza a volverse más agitada al darme cuenta en donde me encuentro y en donde pasé la noche, mi cuerpo se pega con la pared que está tras de mí y me llevo las manos a la boca.

¿Por qué me trajeron a esta habitación?

Unos toques suaves, pero seguros, me traen a la realidad y mi giro rápidamente para no ser encontrada en este pasillo de la habitación. Aliso mi vestido y aunque estoy descalza, logro poder gesticular las palabras:

—Adelante…

La puerta se abre y el rostro familiar de Omer se asoma por ella.

Aunque él me sonríe, puedo ver una tensión evidente en su rostro.

Suelto el aire.

—¿Cómo amaneces? —pregunta acercándose un poco nervioso, para luego detenerse a una distancia prudente.

Está tan raro.

—Creo que bien… —digo como para expresar algo, aunque mi intención es otra.

—Terminamos de hablar con el médico, nos dijo que…

—¿Terminamos? ¿Quiénes? —interrumpo enseguida.

Omer cierra la boca mientras me observa agobiado.

—Nahid… ¿Acaso has recordado algo que yo no sé?

Titubeo varias veces, mentiría si dijera que sí, a pesar de lo que pasó ayer y que al parecer yo pertenezco aquí, nada viene a mi mente.

—¿Qué fue lo que pasó ayer, Omer?, ¿qué dijeron estas personas con respecto a su conducta? —pregunto interesada.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado