Matrimonio Forzado romance Capítulo 76

Saravi.

Relatar mi recuerdo no estaba siendo fácil. Aquellos momentos fueron devastadores para mí, el corazón se me había partido cuando me había separado de Kalil en aquel lugar hace un año ya, yo quería realmente que todo resultara como estaba planeado, yo estaba segura que volvería al palacio.

Pero la vida había preparado otro asunto para mí.

Mi corazón estaba dividido en dos en este instante, eso no significaba que viera a Omer como un hombre a quien pudiera corresponder mis sentimientos. Yo amaba a Kalil con todo mi corazón y de eso no tenía duda, aun cuando todo este tiempo estuvimos separados, no hubo nada que menguara la intensidad con la que mi alma lo amaba.

Antes de recordar sentí un gran rechazo por el padre de mi bebé y me prometí a mí misma jamás retroceder, pero ahora las cosas eran diferentes, sabía quién era yo y a donde pertenecía. Sin embargo, me dolía muchísimo ver el estado de Omer, él estaba sufriendo, él estaba padeciendo escucharme, porque aún y con toda la verdad expuesta, sabía que él esperaba por mi respuesta. Y me mataba hacerle daño.

A pesar de que este era mi hogar, no hubo otra persona que salvara mi vida, sino él, incluso sin saber quién era, no dudó en ayudarme y me trató incluso mejor que a un conocido. Yo debo estar eternamente agradecida con él, no puedo hacer otra cosa.

Estaba casi terminando mi relato, incluso en la parte más delicada de ella, cuando Kalil llamó nuestra atención.

—¡No puedo! —dijo exasperado, su rostro estaba pálido como si estuviese enfermo. Colocó su mano sobre el muro, mientras una debilidad aparente dominaba su cuerpo.

Me asusté, me preocupé mucho por su estado y me levanté junto con los demás.

—Kalil…

Rápidamente él alzó su mano, no quería entenderse con nadie, hizo una seña de que lo esperaran por un minuto, pero algo me decía que corriera tras de él.

Su presencia abandonó el lugar y yo di unos pasos, pero una mano me sujetó enseguida.

—Necesito hablar contigo… —la voz de Omer hizo que el momento se volviera tenso y que algunas miradas reprobaran el acto.

No sabía qué hacer, quería ir tras Kalil, necesitaba ver si se encontraba bien, su rostro no lo parecía y me angustiaba en sobremanera como estaba tomando esta situación.

—Hija… —mi padre me llamó también ante el evidente silencio—. ¿Por qué no terminas el relato?, todos aquí queremos saber, además cada uno de los que está presente quiere un momento contigo, y si seguimos demorando…

—Tu padre tiene razón —dijo Omer mientras mi padre asentía—. Terminemos con esto y por favor hablemos, sabes que debo volver a Yomal.

Asentí de inmediato. Había olvidado por completo todas las obligaciones que tenía Omer, y debía continuar a pesar de que quería estar junto a Kalil.

—Está bien —dije mientras todos volvieron para escucharme—. Ustedes saben las intenciones que tenía el hombre, él estaba logrando su objetivo, y yo quería morir allí. Grité con todas mis fuerzas como última suplica al cielo para que me escucharan, giré la cabeza y solo vi piedras mientras el hombre me decía cosas impronunciables. Tomé una piedra, una en cada mano y con mi último suspiro, las estrellé contra su cabeza.

Las ganas de llorar se hicieron presentes.

—El hombre gritó de dolor mientras se retorcía en el suelo… me lo quité de encima y comencé a correr sin mirar atrás. No sé por cuánto tiempo lo hice, pero en algún momento quise parar, estaba exhausta, el aliento me faltaba y tenía la garganta seca. Ya no se escuchaba nada en el bosque, y solo caminaba sin un rumbo. Estaba totalmente perdida. De un momento a otro oscureció, y tuve miedo, no se podía ver mucho, y decidí que era en vano seguir caminando con tan poca luz, estaba hambrienta, tenía mucha sed, y mis ojos se caían del cansancio, así que en unos pasos más divisé un árbol grande donde podía recostarme, y cuando me agité para llegar, no vi que había una especie de abismo y resbalé sin poder hacer nada para sostenerme.

—¡Dios mío, Saravi!, es un milagro que estés con vida —dijo Hanna.

Asentí.

—También la ayuda que me brindó el rey de Yomal —dije con los ojos puestos en Omer mientras él me daba una leve sonrisa mezclada con tristeza—. Después de ello, solo recuerdo haber despertado en una habitación, por supuesto no recordaba como ahora. No sabía ni siquiera mi nombre.

—Estoy muy agradecido con usted, Señor —dijo mi padre levantándose ofreciendo la mano a Omer—. Usted salvó la vida de mi hija…

—¿Por qué no reportó la aparición de Saravi a territorios fronterizos? —la pregunta de Kader creó una tensión nuevamente en el lugar, él se había quedado después que Kalil salió. Ahora podía ver que Kader estaba muy cambiado, mucho más maduro.

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