Matrimonio Forzado romance Capítulo 77

Saravi.

Agaché mi cabeza, no quería contestar a ninguna de ellas, no quería decir nada que revelara que había verdad en todas ellas.

—Saravi, no quiero ser la persona que abra tus ojos, pero yo… yo te amo —mis ojos se abrieron—. No quiero que te dañen, yo quiero protegerte como nadie nunca lo hizo Saravi, y puedo notar que aquí en este palacio no muchos están dispuestos hacerlo.

Giré de inmediato, le di la espalada mientras trataba de tranquilizar mis nervios.

—Omer… tú no entiendes por lo que hemos pasado Kalil y yo —me volví hacia él—. ¿Recuerdas a la reina traidora? Un día dijiste que merecía la muerte…

—No te conocía.

—No hubiese hecho falta, Omer —refuté

—¡No Saravi!, si ese hubiese sido el caso te elegiría una y otra vez. ¿Me entiendes? No estoy jugando aquí, no lo estoy haciendo, yo estoy dispuesto…

—¡Omer! —Ya no podía dejar que continuara, esto ya no tenía sentido—. Yo me quedaré… esa es mi decisión.

Sus labios temblaron mientras su semblante cambió drásticamente. Ahora su mirada era oscura y apretaba los puños, en algún momento sentí algo extraño, pero él era Omer, así que di unos pasos hacia él.

—Por favor, lo menos que quiero es hacerte daño —dije y él se esforzó mucho en asentir.

—Arreglaré mis cosas entonces —dijo entre enojado y decepcionado—. Pero antes quiero pedirte una última cosa…

Aun en contra de todo mi pudor asentí nerviosa.

Omer volvió acercarse a mi lugar y colocó sus manos en mi rostro.

—Quiero besarte.

—Omer —tomé sus manos de inmediato y negué suplicante.

—Por favor…

No podía, no podía hacer esto. El corazón me latía del miedo, mientras en sus ojos veía que no se rendiría.

Tomé sus manos fuertemente y di un beso en una de ellas mientras negué varias veces.

—No puedo hacerlo.

—Entonces lo haré yo…

Justo cuando de forma brusca tomó mi cuerpo para juntarlo hacia él. Un portazo se escuchó haciendo eco en el salón y luego de un empujonazo fui sacada de sus brazos.

—¡¡¡Te mataré maldito!!!

Me incorporé rápidamente después de trastabillar y parar en una mesa cercana, cuando me di cuenta Kalil y Omer estaba en el suelo dándose golpes de forma muy violenta.

—¡No! —grité muy fuerte. Pero eso fue en vano, ninguno me escuchaba, parecía que se golpeaban con tantas ganas que temí en algún momento se mataran entre los dos.

Bocanas de sangre comencé a divisar mientras les pedía suplicante que pararan ya. Mis gritos desenfrenados ayudaron para que Basim y Kader entraran rápidamente junto con muchos guardias y el salón se llenó rápidamente.

Kalil y Omer fueron despegados, pero el rey dijo:

— ¡Suéltenme! ¡Lo mataré! Nadie deberá meterse, esto es un asunto entre él y yo.

—Su alteza ¡por favor! ¿Se da cuenta de lo que están haciendo? —dice Basim mientras lo sujeta fuertemente. Entonces Omer comenzó a limpiar su boca y nariz mientras lo observaba de forma retadora.

—¿Cómo es posible que usted se atreva a golpear a mi hermano en su propio reino? —preguntó Kader con ira.

—Esto no se quedará así —dijo Omer mientras quitaba las manos de un soldado de sus hombros. Obviando lo que Kader le preguntó.

Estaba temblando de pies a cabeza, la presión en mi pecho era sofocante e incluso estaba enojada con ambos. Tomé toda la compostura con la que pude e intervine.

—Es suficiente Omer, esto es el colmo —giré en dirección de Kalil. Pero en ningún momento sostuvo mi mirada, él estaba totalmente cegado por la ira.

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