Matrimonio Forzado romance Capítulo 79

Saravi.

Tomo un suspiro enorme para luego hablar.

—Lo que hizo mi madre no tiene nombre, y yo debo disculparme contigo y con tu familia por eso.

—No harás nada de eso —dice mientras toma mi palma la voltea y coloca una esclava de oro en mi mano. Es la esclava que me regaló papá.

La tomo entre mis dedos mientras la examino.

—Yo te hubiese escogido a ti aun cuando tu madre no lo hubiese planeado —las palabras de Kalil despegan mis ojos del objeto para ir a su mirada intensa y brillosa.

Entonces el latido de mi corazón aumenta.

—No puedes entenderlo ¿verdad? Mi reacción por ese hombre —dice señalando hacia la puerta—. ¿No puedes entenderlo? Saravi… yo hubiese preferido morir a tener que soportar la agonía que pasé cuando pensé que tú no estabas. No tienes idea del dolor que padecí todo este tiempo. Mi compromiso con Alinna solo fue una maniobra para quitarme de encima las constantes charlas sobre la necesidad de reponerme rápido. Yo deseaba terminar con todo esto, deseaba no tener más conciencia, hubiese preferido perder la memoria como tú…

Sus palabras llegan a herirme, pero no digo nada, solo siento como la presión en mi pecho aumenta al ver la expresión de su rostro cuando me dice todo esto.

—Lo único que me sostuvo todo este tiempo era una nación que amo con toda mi alma y… —se acerca a mí. Tanto que su agitado respirar choca contra mi rostro haciendo que me respire rápido y comprima mis ojos. Entonces toma mis manos y las coloca en su pecho—… Y esto. Esta esperanza que latía en mi pecho muy débil al final. Pero latía. Me decía todos los días de alguna forma extraña que volvería verte.

—Kalil…

Se despega totalmente de mi lado. Para posicionarse en el escritorio colocando las manos encima de él recostándose.

—Y tú… te enojas porque quiero moler a golpes a ese hombre, no quieres verme aun cuando estuvimos un año separados y te guardas en tu habitación con tu padre… —se gira con un enojo evidente en su rostro y yo no estoy resistiendo sus palabras —. Quieres defender a un tipo que quiso separarnos y luego después de eso… —se ríe sarcásticamente, pero una lágrima rueda por su mejilla indicándome que nuevamente he echado todo a perder—… Después de eso… vienes y me dices: te doy la opción de dejarme ir.

Uno las manos a mi boca mientras niego. Kalil está sumamente herido, pero nunca quise que fuera así, no fue mi intensión hacer las cosas de esta manera, yo solo… yo solo quería hacerle justicia, yo quería el bienestar para él.

—Lo siento tanto… —logro pronunciar mientras un sollozo sale de mí—. Yo… lo siento mucho, yo…

—Dime la verdad Saravi —vuelve a decir con una voz dura y sin compasión. Entonces temo por lo que vaya a salir de su boca—. ¿Me amas?

Le miro fijo, mientras por unos segundos todo se detiene, su mirada fija en mí, su respirar y el mío, todo se agudiza en el instante.

—Responde…

—Repetiría una y otra vez todo lo que pasé, solo si tuviera la oportunidad de encontrarme de nuevo contigo… cada vez —dije lentamente mientras las lágrimas de Kalil caían sin contemplación—. Amor, yo… —sus ojos se cierran mientras respira profundamente—. Te he amado cada segundo, y quizás me pregunto si te amé lo suficiente cuando debía hacerlo, pero, estoy aquí y quiero amarte… ahora.

Kalil limpia su rostro, da unos pasos hacia mí, toma mi mano y comienza a caminar rápidamente saliendo de la biblioteca. No sé qué está pasando, pero casi estoy corriendo tras de él mientras su mano aprieta la mía.

—¿Qué haces? —pregunto agitada—. Espera un segundo…

—No… —le escucho decir muy bajo mientras recorremos gran parte del palacio.

Llegamos al patio del palacio y Basim se gira mirándonos con el ceño fruncido.

—Prepara un carruaje —le dice Kalil al general mientras este asiente—. Estaremos fuera, no sabes nada de esto, no debes decirlo a nadie, recógenos mañana donde sabes que estaré.

Basim ordena que aparquen el carruaje frente a nosotros mientras mi pecho aumenta la agitación. ¿A dónde iremos? Los caballos son preparados rápidamente y las manos de Kalil me ayudan a subir para adentrarme al coche. Luego de otras indicaciones hacia Basim, cierra la puerta y se sienta frente a mí.

El carruaje comienza a andar mientras lo observo impactada, no sé qué decir o que hacer ante el arranque que ha tenido Kalil, no sé si está furioso, esta triste o contento, parece que es solo una roca que no expresa nada.

El carruaje se mueve rápido, así que pongo las palmas a mis lados para sostenerme un poco, y me atrevo nuevamente a preguntar.

—¿A dónde vamos…?

Él desliza la mirada hacia mí sin un atisbo de gracia en su rostro.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado