Matrimonio Forzado romance Capítulo 82

Kalil.

—Majestad… —un guarda apareció frente a mí, estaba sumido en mis pensamientos mientras deambulaba por el palacio.

—Adelante —le insté para que hablara.

—Los señores Menen acaban de llegar al palacio —cerré mis ojos mientras un suspiro salía de mí—. Ellos están en el salón de invitados ahora, con la señorita, Alinna… esperándolo.

Asentí con mucha renuencia.

—Iré en unos minutos… —le dije mientras me armaba de valor para enfrentar lo inevitable.

Entré a la habitación lentamente con muchas aprensiones en el pecho, les tenía un gran aprecio a los padres de Alinna, ellos siempre fueron prestos a todo lo que yo decía, y podía asegurar que eran de mi total confianza.

Ahora su hija había sido prácticamente desechada por mí, varias veces, la expuse al escarnio y públicamente había hecho un compromiso que no solo llegó a los oídos de Angkor, todos los países vecinos asistieron a nuestro compromiso y divulgaron la noticia.

Sabía que había actuado mal.

Ellos se levantaron de forma insegura, mientras observaban cómo Alinna lloraba en silencio. Esto no sería fácil.

—Majestad —dijeron ambos a una sola voz y los saludé con gran respeto.

—Dima, Bilal —les abracé sinceramente—. Espero que haya sido un buen viaje.

Ellos se observaron y luego dirigieron su mirada hacia mí.

—Estamos impactados, Majestad… —dijo Bilal, el padre de Alinna—. ¿Qué fue lo que pasó, por qué Alinna ha sido tratada de esta forma?

La vergüenza se me cayó a los pies. Detestaba estas cosas.

—Bilal… —comencé a decir, pero Alinna se acercó lo que más pudo y tomó mi brazo.

—Padre, si hay alguien en quien he podido sostenerme aquí, ha sido en Kalil. No lo culpes a él.

—¡Pero, hija!… —refuta Dima con cierta rabia. Yo me quedé plasmado en el puesto ante la actitud de Alinna, ella parece estar colocándose de mi lado aun cuando pasó todo lo que pasó.

—No madre… no permitiré que reclamen al rey por lo que me pasó. Kalil fue muy claro conmigo cuando pensó que… su esposa no volvería. Yo acepté a pesar de que él estaba enamorado de ella. Ahora el cielo ha escuchado su petición, la reina ha vuelto y no podemos hacer más nada que aceptar su destino.

«Realmente estoy muy impactado».

Sus padres fruncen el ceño sin entender su conducta, Alinna siempre ha formado su berrinche, pero ella no lo está haciendo ahora. Y eso me parece increíble.

—Yo… —trato de decir—. Yo debo pedirles perdón por todos los inconvenientes, Alinna ha sido un apoyo para mi muy grande, pero como ella lo dijo, mi esposa ha regresado, de verdad que me siento muy apenado con ustedes.

Bilal respira agitado mientras da larga mirada a su esposa. Y ella solo observa a Alinna interrogante.

—No se preocupe majestad. Entendemos que no somos bienvenidos aquí.

—No diga eso Bilal, ustedes siempre serán bienvenidos al palacio.

—Sin embargo, nos iremos en unos días Kalil —dice Alinna haciendo que despegue la mirada de sus padres hacia ella—. Lo que menos quiero es que mi familia y yo te estorbemos.

—No Alinna… —dije reteniéndola—. Yo… no pienso así. Ustedes pueden quedarse cuanto quieran, inclusive, hay casonas cerca del palacio si quieren más privacidad…

—Tenemos nuestra propia casona —dijo la madre de Alinna, Dima.

—Lo que quiero decir es que ustedes siempre podrán contar con nuestro reino, siempre han sido íntimos de mi familia y Alinna ha sido mi mejor amiga por años.

Alinna sollozó un poco más fuerte y de un tirón me abrazó. Quedé un poco dudoso, pero la abracé para consolidar mis palabras, mientras vi como su madre se limpió las lágrimas observándola. Podía entenderla un poco, era su hija y ella de cierta forma estaba lastimada por mí. Si fuera mi hija, no me importase ningún rey, lo mataría si esto le ocurriese.

—Solo nos quedaremos unos días más, luego de eso nos iremos. Gracias por tu hospitalidad —dijo Alinna mientras se despegaba de mí—. Ahora Kalil, mis padres y yo nos retiramos a descansar, hay muchas cosas que debo hablar con ellos y tú debes estar muy ocupado ahora.

Asentí, con una situación muy extraña dentro de mí, me disculpé una vez más y salí definitivamente del salón queriendo hacer a un lado las dudas que me acarreaban este encuentro. Debía colocar toda mi concentración ahora en la amenaza que había recibido, debía hablar con Fais para trabajar y direccionar las cartas que necesitaba enviar.

Esperaba que esto solo fuera un mal pensamiento, no tenía la menor gana que mi nación pasara por otro momento difícil, ahora mismo todo iba viento en popa y los proyectos que se estaban gestando, hacían que el pueblo cobrara el ánimo que el miedo les robó en el pasado.

Luego de eso debía cancelar mi compromiso, enviaría un anuncio oficial a todo Angkor, pero primero me reuniría con toda mi familia y personal del palacio.

***

—¿Está seguro que quiere volver a entablar alianzas con ellos? Su fama no es que sea muy aplaudida hoy en día.

—No quiero alianzas, quiero refuerzos militares en el caso que se amerite Fais.

—Este hombre sería un tonto en medir sus fuerzas con nosotros —dijo él muy seguro mientras me pasaba todas las carpetas que le había pedido.

—No actuará solo, si es que llega a llevarse a cabo su plan. La nota dice que unirá fuerzas —dije resoplando mientras comencé a ojear los documentos.

—Para eso debe tener una muy buena razón, debe tener una base que enoje a sus aliados. Y creo que no hay alguna queja contra Angkor ahora mismo.

—A menos que mienta.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado