Matrimonio Forzado romance Capítulo 94

Saravi.

Caí al suelo, mientras toda la preocupación y la ansiedad me dieron un golpe en el estómago. Kalil estaba en peligro, nuestro país estaba en peligro, otra vez por mi culpa.

Mis lágrimas comenzaron a deslizarse por el rostro, porque el temor me había tomado por completo. Había un hombre en esta habitación conmigo, pero ese no se trataba del Omer a quien yo conocí.

Este que estaba frente a mí, era un absoluto extraño.

«Un hombre vil, un hombre malo».

—Shuuu, no llores cariño, nada te pasará, te lo prometo —dijo acercándose, pero yo me adelanté y me puse de pie asomando mi mano para que no se me acercara.

—¿Qué hiciste para que otros reinos se prestaran para este plan tan vil? —pregunté limpiando mi rostro.

—Bueno, ya que vivirás aquí de ahora en adelante, y que serás mía, pues pensándolo bien, tenemos que tenernos confianza —dijo con una sonrisa de satisfacción.

No pronuncié alguna palabra, esperé que él continuara con lo que sea que iba a decir. No me quedaría en este lugar, prefería morir antes que eso.

—Alinna… —pronunció lento mientras abrí mis ojos tratando de asimilar la información, luego Omer asomó a mí una carta que no dudé en tomarla.

Leí cada línea con el corazón en la garganta, cada palabra era como una daga a mi corazón mientras las lágrimas caían sin poder contenerlas. Al finalizar del discurso, estaban las firmas de varios reyes que apoyaban su causa, incluso unas notas de furor por lo que había sucedido.

Pero esto solo era un engaño, y Alinna se había prestado para arruinar su propio país.

Varios sollozos se escaparon de mi garganta a la vez que negaba varias veces. Entonces Omer quitó la carta de mis manos y luego la metió en una gaveta.

De repente, recuerdos y pensamientos vinieron a mí de golpe.

—Alinna no está esperando un hijo del rey… —dije en susurro—. Todo fue un engaño para seguir… su plan.

—No puedo asegurarte eso —dijo acercándose nuevamente hacia mí—. Puede que tu amado marido sí haya disfrutado esa noche con su amante.

Todas mis terminaciones nerviosas se arremolinaron hasta subir a mi cabeza, de un impulso tomé las fuerzas que aún me quedaban y lo abofeteé en el rostro duramente.

—¡Son unos malditos! —le grité fúrica.

No obstante, el rostro de Omer se puso rojo de la ira mientras se sostenía la mejilla, dio varios pasos hasta acortar la distancia y me estrelló contra la pared.

—¿Por qué no quisiste las cosas por las buenas? —preguntó con voz cruel.

Forcejeé mientras el agarre de Omer se volvía más fuerte, y entonces comencé a entender que en su toque había una mezcla entre rabia y lujuria.

—No te atrevas Omer… ¡Suéltame!

El hombre no hizo caso, me zarandeó varias veces hasta tumbarme en el piso, así que en segundos el pánico se insertó dentro de mí. Traté por todos los medios de tomar sus brazos, pero él estaba encima de mí y no podía igualar su fuerza. Me removí todo lo que pude y tomé todo el impulso dando un golpe en su ingle con mi rodilla.

El rostro de Omer se contrajo mientras se recostó a un lado, aproveché el momento para tratar de escapar.

Grité con todas mis fuerzas mientras corría, Samira podía escucharme, Annisa incluso Abdel podrían detener este salvajismo que se estaba suscitando en esta habitación. Pero cuando volví a sentir un tirón muy fuerte en mi brazo que me hizo tambalear, mis esperanzas comenzaron a caer.

Omer me dio un giro para colocarme frente a él nuevamente y yo volví a forcejear todo lo que pude. Entonces con las emociones a flor de piel le enfrenté mirándole fijamente.

—Podrás hacer esto todo el tiempo Omer, podrás obligarme, encerarme, incluso tenerme en contra de mi voluntad, pero yo lucharé hasta mi último aliento por salir de ti, porque yo prefiero morir, a quedarme contigo.

Su rostro se colocó pálido al instante, este dio paso a una furia que lo hacía ver más bien como una bestia.

—Entonces espero que lo disfrutes a las malas Saravi.

Sin esperar un segundo respondí a su ofensa.

—Nunca disfrutaré nada contigo, Omer, ¡tú me das asco!

Sus ojos se abrieron de par en par, y luego me soltó dándome un pequeño empujón para luego sentir su palma fuertemente en mi mejilla.

Llevé mi mano rápidamente a mi boca, un mareo me dominó en un instante sintiendo algo húmedo en mi boca. Reprimí mis ojos mientras un sonido agudo venía a mis oídos. Alejé los dedos de mi rostro para saber de qué se trataba, entonces vi que tenía sangre en ellos.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado