Matrimonio Forzado romance Capítulo 95

Kalil.

Los sonidos constantes en la puerta me despiertan de inmediato. ¿Cuánto he dormido?

Caigo de la cama con la impresión de que solo han pasado unos minutos, pero en cuanto voy a levantarme veo la aguja del reloj que marca que estamos en el punto del atardecer.

Maldigo para mis adentro y abro la puerta enseguida, mi rostro se ilumina al ver que Basim está frente a mí, tan preocupado como la situación lo amerita.

—Kalil —dice y entra de inmediato—. Esto es una desgracia.

Me giro lentamente y asiento.

—¿Hace cuánto llegaron? —pregunté mientras miraba mis manos sucias y mi ropa ensangrentada.

—Hace unos minutos, Hanna está devastada, esa gente está por todos lados.

—Debo salir ahora mismo Basim —le dije mientras trataba de volver a poner mi chaqueta, este no era el momento de pensar si estaba limpio o no.

—No deben tardar en llegar los refuerzos, Fais me dice que está esperando el aviso, solo espere unos minutos más.

Estaba por refutar su información cuando volvieron a tocar mi puerta, entonces el general se apresuró en abrir.

Fais estaba allí, bastante nervioso. Entonces entró para posicionarse frente a mí.

—¡Tengo buenas noticias para usted mi Señor…! Tenemos miles de militares, de todas partes, con caballería, armamento y muy bien dotados para defender nuestra nación.

Un alivio recorrió mi cuerpo.

—¿Dónde están? —pregunté soltando el aire.

—Alrededor de todo el palacio, solo están esperando órdenes para comenzar a desplegarse, son muchos, majestad, así que debemos ser inteligentes.

—Muy bien Fais, por favor, reunámonos enseguida. Los espero en cinco minutos en el salón…

Basim y Fais asintieron y rápidamente salieron a informar a todos. Observé mi imagen en un espejo y fui al baño a echarme agua en la cara y a lavar mis manos que ardían por la resequedad. Reprimí mis ojos mientras solté el aire con un poco más de esperanza.

«Espérame un poco más», dije en mi mente.

Cuando llegué al salón, solo estaban las personas indicadas de acuerdo a los generales, coloqué uno a cada mando de pelotón por mil, y conmigo se irían al menos cinco mil hombres rumbo a Yomal. Que en cierto modo tomarían de sorpresa a su rey.

—Tenemos refuerzos ahora, así que ustedes deberán comandar cada pelotón, esta vez son muchos, entonces deben ir por cada rincón del país separados. La mejor noticia es que además de esto, nuestros guardas estarán sumados, y nuestro ejército también es fuerte.

Las miradas de alegría de cada uno de ellos solo me escuchaban.

—Traten de proteger los hogares, denles seguridad que esto solo ha sido un vil paso de un tirano. En cuanto a mí, iré con Kader hacia Yomal…

—También iré con usted —respondió Basim interrumpiendo.

—Basim… te necesito en otros lugares, así que…

—Mi prioridad siempre ha sido guardar su vida, Kader y usted deben también ser resguardados así usted no lo quiera, hay suficientes pelotones, uno menos no haría la diferencia.

El silencio se impregnó en el espacio reducido del salón y entonces Jamil intervino.

—Me ocuparé que todo lo que gira en torno a Angkor majestad, puede ir tranquilo con mi general Basim…

Asentí, mientras vi en la mirada de Kader conformidad con la decisión tomada, entre tanto, Basim daba indicaciones colocando un mapa sobre la mesa.

Quería salir de este lugar he de ir directamente a mi objetivo, mi rodilla temblaba amortiguando la adrenalina que hacía ebullición dentro de mí, de este modo respiraba tomando el aire necesario para que esto terminara en cuanto antes y pudiera irme en búsqueda de Saravi.

Todos estaban concentrados en un solo fin, mientras Basim explicaba con exactitud los lugares estratégicos, en eso la puerta se abrió creando un silencio en el lugar, nadie debía interrumpir nuestra reunión a no ser de un caso de urgencia.

Fruncí mi ceño fastidiado y enojado a la vez, un lacayo se asomó un poco incómodo y luego gesticuló mientras todas las miradas estaban encima de él.

—Señor, hay una carta de Yomal…

Un fuerte latido se disparó en mi pecho e inmediatamente me levanté.

El hombre caminó inseguro hasta mi lugar y luego asintió para retirarse rápidamente.

No sé lo que sentía en este momento, estaba ansioso y tenía miedo por la vida de Saravi, entonces, con todas las miradas hacia mí, más el silencio que gobernaba en el salón procedí a desdoblar la hoja.

“Espero que su majestad esté disfrutando de su derrota, por cierto, no se alarme, Saravi está conmigo, y la estoy disfrutando tanto, que se me había pasado notificarle para que no se preocupara, un saludo cordial,

Bozkurt, soberano de Yomal”

La sangre se subió a mi cabeza a la vez que el aliento salió de mí, respiré agitado hasta que vi que mi hermano llegó apresurado a mi lugar. Él tomó la hoja y luego la arrojó a un bote de basura.

—Debemos salir cuanto antes —dijo Kader, entre tanto todos se miraban sin entender.

Asentí, los demás soldados comenzaron a retirarse haciendo la venia con la mano en sus frentes. Yo trataba de recomponerme rápido, quería dar la cara a mis generales antes de que salieran a luchar por su nación, sin embargo, mi cuerpo adolecía tanto que creía que podía derrumbarme en cualquier momento.

Fais despidió a todos y luego se acercó hacia mí tomándome del hombro.

—Deben irse ya majestad… ¿Cree que está en las condiciones…?

—Por supuesto —respondí sin titubear ni un segundo.

Caminé apresurado, Fais colocó mi escudero en mano y luego me puse el peto y espaldar como todos los militantes estaban haciendo. Así que luego de montarnos en los caballos, y algunas carrocerías de combate, nos depusimos a partir.

Acamparíamos en un lugar cerca de las fronteras de Yomal, eso era indispensable para renovar las fuerzas del camino, este recorrido era largo, por lo tanto, llevábamos más provisiones de las necesarias para estar más fuertes como lo ameritaba la situación.

—Estará bien, ella es una mujer fuerte.

Asentí.

—Lo es —respondí.

No hubo más palabras, así que cerré mis ojos queriendo que el tiempo acelerara su curso, que ahora mismo que los abriera, ya fuese claro, y que yo pudiese levantarme a buscarla de inmediato, eso quería.

***

Parpadeé varias veces mientras divisé como el día estaba aclarando, no había rastro de sol, era muy temprano, sin embargo, podía ver muy claro como el campamento estaba en el suelo, y unos que otros ya se alistaban en silencio.

El frío estaba calando mi cuerpo, podía ver la carga de hielo en el respiro que hacía.

Llegó la hora, así que solo el pensamiento generó una carga de adrenalina en mi cuerpo. Me levanté de golpe y di varias palmadas al cuerpo de mi hermano, este se levantó de inmediato restregando su rostro varias veces.

Basim estaba caminando en forma silente por todo el lugar, al instante se dio cuenta de mi mirada fija en él y giró.

Le hice una seña y luego apreté mi puño para que diera la señal de que era el momento de levantar a todo el pelotón, en diez minutos debíamos montar nuestros caballos y salir hacia el palacio, estaba más cerca de esta frontera de lo que podíamos imaginar.

Mi cuerpo vibraba de anticipación, por más que quería despejar los malos pensamientos había una incomodidad muy fuerte que oprimía mi corazón. Imploraba al cielo que nos guardara, necesitaba creer que esta situación se olvidaría como en otros tiempos y que solo quedaría en los malos recuerdos.

Así que, hacia caso omiso a aquello que me gritaba que de esta tragedia obtendría un sin sabor que me duraría para toda la vida.

Pasé un trago muy amargo con ese pensamiento y luego subí a mi caballo, giré hacia mi derecha y vi como en una mueca Kader gestaba una sonrisa, asentí dando gracias a su apoyo y luego comenzamos a andar de forma lenta para que todo el pelotón de hombres se agrupara en un solo paso.

No pasaron veinte minutos cuando a lo lejos pudimos ver la imagen del palacio, así que alcé mi puño y todos los que podía divisar se fueron deteniendo. Basim comenzó a realizar las indicaciones, y dio direcciones con la mano para que de aquí en adelante se dividieran por los cuatro ángulos, necesitábamos rodear el palacio, ya que sabíamos que aquí estarían al menos tres mil hombres, porque el rey Bozkurt había enviado su mayor cantidad de aliados hacia nuestro país.

La estrategia inició y luego tomé una aspiración para contrarrestar el fuerte palpitar que martillaba mi pecho.

De este modo comenzamos andar más rápido desenvainado las espadas entre tanto, poco a poco nos acercamos hacia el objetivo.

Un silbido proveniente de Basim que iba un poco más adelante de mi pelotón ubicado por detrás del palacio, me hizo frenar de golpe.

Dos mujeres, no podía observar bien desde esta distancia de quien se trataba, corrían como si quisieran huir por el campo, cuando un grupo de al menos 100 hombres se acercaban a ellas, persiguiéndolas. De una estocada las hicieron caer al suelo, hasta que un hombre bajó de su caballo para dirigirse hacia ellas.

Mi respiración se agitó mientras mi pelotón aguardaba un poco esperando una señal de Basim, él estaba intentando saber de quién se trataba, porque no podíamos dar un paso en falso, así que tratando de ver al hombre que se acercó a ellas di varios pasos más con el caballo hasta colocarme al lado de Basim.

Las mujeres tenían una capa sobre ellas, por lo tanto era muy difícil distinguirlas, pero en cuanto el hombre tomó una de ellas, la tela se deslizó y pude ver que el cabello negro de la mujer cayó después de la capa y así pude contemplarla mejor.

Sin embargo, en cuestión de segundos, el hombre que parecía un general, tomó su espada y se la clavó sin piedad en el estómago de la mujer…

La respiración se me cortó y enseguida un grito desgarrador llegó a mi oído al instante, proveniente de la otra mujer que la acompañaba.

—¡Samira!

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