Matrimonio Forzado romance Capítulo 97

Saravi.

—Señor, disculpe nuestra interrupción, venimos de un viaje largo…

—Sí, no se preocupe, adelante —les indicó Omer colocándose de pie.

—Hace unas doce horas dejamos el país, hicimos lo que nos ordenó y todo va de forma satisfactoria. Ellos no podrán con todos estos refuerzos, así que solo dé su orden y enviaremos un batallón grande para el palacio, ya que hemos desestabilizado el centro de dicho país.

Mi corazón dio un vuelco y los ojos se me llenaron de lágrimas al instante.

«Esto debía ser una mentira, Angkor no podía soportar otro desastre como estos».

—Envíelo… y lleve otro poco de militares de los que están aquí para finalizar este ataque.

—¡No! —No pude contenerme y me puse de pie desesperada—. ¡Por favor Omer! ¡Por favor!

Fui hasta su lugar y caí de rodillas suplicando. Haría lo que fuera, lo haría.

—Saravi ¿Qué estás haciendo? —Dijo él recogiéndome de inmediato y apretando sus dientes mientras miraba de reojo a ambos lados—. Ella está algo conmocionada por lo que vivió

Sus palabras sonaron apretada y fingidas, él necesitaba actuar delante de los hombres que tenía en frente, además de su hermano.

Quizás esta era mi oportunidad, entonces cuando iba a abrir mi boca Annisa se adelantó.

—Ven Saravi, vamos a que descanses.

Me retuve en el puesto, pero Omer me apretó tan duro la muñeca que una mueca de dolor se gestó en mi rostro. Annisa torció sus ojos hacia mí y luego tomándome del brazo me sacó del comedor rápidamente.

Cuando llegamos a un salón que continuaba me solté de su agarre con fuerza y luego mis lágrimas cayeron. Sobé mi muñeca lastimada, y luego la miré enfurecida.

—Nunca pensé que fueras capaz de algo así, Annisa. ¡Ustedes dos son horribles! —escupí.

—Saravi…

—¡No!, no intentes excusar algo como esto, porque no hay algo parecido. Son familias, niños… los que están muriendo en mi país —dije intentando tragar el nudo en mi garganta y con mucho dolor en mi pecho—. Solo por un capricho de Omer, por un…

—Seremos beneficiados, nuestro país también pasas necesidades —contesto ella mientras limpiaba su mejilla—. Hemos estado olvidados del mundo y nadie se ha preocupado por nosotros… esas riquezas que se obtendrán de esta guerra nos ayudará a salir adelante y nuestro reino no caerá en desidia.

Negué varias veces sin poder creer lo que escuchaba.

—¿Acosta de qué? —repuse—. Esa no es la verdadera forma de salir adelante, tu conciencia…

—¡¿Qué es lo que realmente pasa aquí?!

La voz fuerte y gruesa de Abdel, con tono colérico nos alarmó enseguida y nos volvimos hacia su dirección. Su madre se puso pálida ante su entrada, ella me observó y luego titubeo varias veces antes de contestar.

—No es nada, Saravi…

Corrí a su lugar y me le lancé sobre él.

—¡Ayúdame por favor! Fui secuestrada por Omer, Abdel, él fue quien me hizo esto, él fue quien…

—¡¡¡Saravi!!! —un grito seco, fuerte y cargado de ira hizo temblar mi cuerpo.

No quería girar en la dirección del sonido, sabía que allí se encontraba ese monstruo del que quería huir. Así que me aferré a la chaqueta de Abdel mientras miré su rostro suplicante.

Abdel estaba pálido mirando a su hermano que se acercaba con grandes zancadas en nuestra dirección.

—No me dejes Abdel, ayúdame…

El hombre apretó mis brazos y luego se irguió para enfrentar a su hermano que estaba a pocos pasos de nosotros.

—¿Qué es lo que estás haciendo Omer? ¿Cómo…? Cómo has…

—Espero que no te metas en este asunto —respondió Omer deteniéndose, tratando de contener su ira con las manos apretadas.

—¿Este asunto? —preguntó Abdel indignado—. ¿Acaso este ataque es una farsa?

—Abdel… —sentencio el hombre.

—Sacaré a Saravi de aquí —respondió su hermano y luego tomó mi mano halándome para caminar—. Y tú, madre… —dijo señalándola—. No puedo creer que te hayas prestado para esto.

Sentí un alivio cuando estábamos caminando por la habitación, cierta esperanza comenzó a prenderse en mi pecho, pero nuevamente el grito de Omer volvió a llenar mi cuerpo de miedo.

—¡¡¡Guardias!!! —grito Omer sin piedad y muchos hombres comenzaron a entrar rápidamente al salón.

«Esto parecida como si hubiese sido planificado. Toda la guardia aquí presente era de Yomal».

—Llévenlo a una celda…

—¡Omer, por favor! —pidió Annisa tomando su chaqueta.

Abdel se quedó de pie sin mostrar un ápice de miedo, y luego se giró hacia mí. Tomó mi rostro y luego me dijo: —No tengas miedo, trataré de hacer algo por ti.

Asentí despacio, y luego un montón de hombres lo tomaron como si él fuese un ruin ladrón hasta colocarlo delante de Omer.

—Serás apresado por conspirar contra tu rey —y luego de esto abofeteo a su hermano.

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