Saravi.
Lloré por un buen rato, lo necesitaba, sentía que mi cuerpo era como un trapo que Omer decidió maltratar hasta el cansancio.
Me ovillé en un rincón. Este lugar no tenía cama, ni mesas, era un cuarto totalmente despojado de pertenencias, con una manta sucia cerca de la puerta.
Pensé en Kalil, en lo que estaría pensando con mi ausencia. No estaba segura que estaba creyendo de todo esto, si desconocía que Omer había declarado una guerra contra nuestro pueblo; ante todo, lo que realmente rondaba mi cabeza era si estaría pensando que, lo que estaba ocurriendo era otra vez por mi culpa.
Lo siento tanto… sollocé hasta que mis ojos literalmente se agotaron, tenía días así. No había tenido descanso para esta tristeza que estaba apagándome lentamente. Entonces recordé que mi última despedida hacia Kalil, fue como una nunca debería despedirse…
El corazón me dolió…
***
Los movimientos constantes en mis brazos me hicieron despertar…
—Mi lady… por favor despierte…
Todo vino de golpe. El dolor punzante de mi mano, la cabeza a punto de estallarme y el ardor de la piel en mi cuello.
Gesté mi incomodidad.
—Señorita Saravi —volvió a insistir esa voz.
Parpadeé varias veces y luego vi que frente a mí estaba Samira.
Le quité sus manos de mi cuerpo como si repelara su toque.
—Déjame Samira —dije a punto de volver a llorar—. Debes irte de aquí… te harán daño.
El rostro me dolió cuando las lágrimas se acumularon nuevamente en los ojos. No podía cargar con todo esto y llevarme a alguien más.
—Escúcheme señorita, le traje esto para que coma, el señor Omer sabe que estoy aquí —dijo ella asomándome un plato con frutas.
—¡No comeré nada que él me envié! —respondí con rabia. Y sin recordar, utilicé la mano lastimada para arrojar el plato lejos. Entonces el dolor que procedió me hizo reprimir los ojos y dar paso al llanto rápidamente.
—Señorita…
—¡Vete Samira! Déjame sola, ¡vete!
Por un largo rato hubo un silencio por parte de ella y luego cuando comencé a calmarme a la vez que apretaba mi mano contra el estómago, abrí los ojos para ver que ella seguía aquí.
—La ayudaré a escapar —dijo y yo me quede mirándola fijo.
—¿Qué dice? —pregunté con los labios temblorosos.
—Le llevé comida a mi señor Abdel, él está en una celda cerca de aquí.
Me levanté de golpe y llegué a su sitio.
—¿Cómo está él?
—Muy decepcionado… triste. Pero no perdió mucho tiempo, me indicó cómo podríamos salir…
—Samira…
—Lo haré mi lady, pero debe esperar hasta el amanecer, vendré con la excusa de su comida, y saldremos por la parte trasera del palacio que da continuidad al bosque. De esta forma usted podrá escapar… deberá adentrarse lo más que pueda, y…
Ella hizo un silencio y luego colocó sus manos en el rostro.
—No sé si esto pueda salvarla —continuo—. Usted puede morir en este intento.
—De igual forma moriré aquí Samira —le dije tomando sus manos—. No podré resistir estar aquí mucho tiempo, no con ese hombre.
Ella asintió.
—Si puedo le traeré más fruta, usted no sabe cuánto tiempo esté en el bosque…
—¿Por qué habla como si usted no fuera conmigo? ¿Prefiere quedarse aquí? —pregunté con miedo.
Ella negó.
—Debo volver por el Señor Abdel…
—Podemos escapar con él —intervine.
Ella volvió a negar.
—Cuando me dio las instrucciones me dijo que no escapará de Yomal. Él se irá, pero no de su país.
Una punzada se instaló en mi corazón.
—Debemos continuar.
Tomé su mano y comenzamos a correr nuevamente, estábamos detrás del palacio, esto era campo abierto así que no miramos atrás, el bosque estaba muy cerca y en algunos minutos llegaríamos al lugar.
Agitada y con un ardor en la garganta por la sequedad, volví a girar mi cabeza hacia atrás, el hombre había desaparecido, entonces seguí el paso apresurado.
De repente, un bullicio como de muchos caballos galopando ensordecieron mi audición. Samira y yo volteamos a la par y vimos como un montón de hombres se acercaban a nosotros con una facilidad impresionante. Ellos iban en caballos, así que en cuestión de segundos pudieron alcanzarnos totalmente, mientras mi corazón explotó en desesperanza.
Ellos frenaron rodeándonos, luego vi como el rostro de Omer completamente hermético se bajó de su caballo y lentamente vino hacia nosotras que estábamos ahora mismo en el suelo.
«Mi cuerpo temblaba con horror», los dientes se pegaban unos a otros, no podía tomar el control de mi mandíbula titilante, ahora mismo mi mente estaba en blanco.
—¡Eres muy estúpida! —esas fueron sus palabras después de reconocer nuestros rostros, pero Omer no me tomó a mí, sino que levantó a Samira de golpe, quitando la capa de su cabeza.
No me dio tiempo de reaccionar ni de ver venir lo que ese monstruo iba a hacer. Así que tomando su espada en la mano la clavó en el estómago de Samira sin piedad a la vez que una descarga de impresión y tristeza llenó mi cuerpo, dejándolo estático.
—¡¡¡Samira!!! —grité muy fuerte para dar paso al llanto descontrolado.
—Abdel va a aprender por las malas… —dijo Omer mientras gateé rápidamente donde él arrojó el cuerpo de Samira.
Ella estaba temblando mientras su boca escupía sangre, coloqué parte de su cuerpo sobre mí, mientras la apretaba.
—No, no, no… ¡No, Samira! ¡Perdóname! ¡Perdóname! —quité mi capa entre tanto acerqué su rostro al mío.
Esto era una desgracia, una verdadera desgracia.
—Mi hijo Abdel —pronunció Samira con mucha dificultad mientras luchaba por respirar.
Abrí mis ojos de par en par observándole detenidamente impactada por la información que estaba recibiendo de su parte, había sangre por todas mis manos y su rostro. Y al final ella me sonrió.
Asentí.
—Tu hijo estará bien Samira… descansa… —cerré sus ojos con mis manos mientras los sollozos salían descontrolados por mi boca.
Iba a abrazarla y echarme a llorar, ahora todas mis esperanzas estaban perdidas y no daría un solo paso por regresar a ese palacio. Sin embargo, un estruendo bastante burdo me alertó enseguida.
El brazo de Omer me tomó muy fuerte recogiéndome del piso, iba a golpearlo de cualquier manera hasta que vi una palidez en él como nunca antes la había visto. Giré en la dirección de su mirada y vi como una estampida de hombres se acercaban galopando muy rápido en nuestra dirección…
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado