En un principio pensaba que Fernanda no podía ir a la escuela, que volvía a la Ciudad Mar, y nunca volvía a presentarse frente a ella y a Manuel, pero ahora...
Fernanda se sentaba al lado de Isidro y era tratada como una princesa por toda la familia, si realmente se casara con Manuel en el futuro, ¿tendría llamarla tía?
Pensando en esto, Mariana se sentía incómoda.
Fernanda iba al baño y cuando regresaba, Mariana la detenía en la puerta.
Mariana la miraba seriamente, y Fernanda sabía que Mariana estaba molesta, después de todo, debía estar molesta porque venía aquí por primera vez, pero no llamaba la atención.
Fernanda no hablaba con Mariana, solo quería volver, pero Mariana la detenía.
Miraba a Mariana con indiferencia, -También sabes dónde estamos, no quieres pelear conmigo aquí, ¿si?-
Fernanda no le tenía miedo a ella porque Mariana era una persona que le importaba mucho su reputación.
Mariana retiraba la mano que sujetaba a Fernanda y miraba a Fernanda con un tono más amable, -¿Cuándo se casaba con Isidro, por qué no lo sabía?-
Fernanda decía, -¿No me dejaste obedecer a mi madre y encontrar a alguien para casarme? Él es la persona que mi madre me pide que me casara, entonces, ¡debo agradecerte!-
Casarse con Isidro era solo para pagar la matrícula, era una sorpresa ver la enojada cara de Mariana.
Los ojos de Mariana se abrían, -¡Imposible! ¡Cómo tu madre conoce a la gente de la familia Rivero!-
Mariana conocía la familia de Fernanda, y era absolutamente imposible tener algo que ver con la familia Rivero.
Incluso Isidro se lesionaba, Mariana no creía que Fernanda era digna de Isidro.
Fernanda se ponía un poco sorprendida, cada vez que hablaba Mariana, ella tenía un mal presentimiento, siempre pensando que Mariana le hiciera una trampa.
Levantaba la cabeza y miraba a Mariana, sin saber qué quería hacer Mariana.
Isidro se sentaba a un lado, mirando a Fernanda en silencio, siempre sentía que Fernanda estaba completamente armada para protegerse cuando Mariana hablaba.
Según esta situación, no solo Mariana y Fernanda no eran amigas, ¡sino también era probable que fueran enemigas!
Inexplicablemente recordaba que hacía unos días Fernanda lloraba y le preguntaba si había sido traicionado...
Victoria decía a un lado, -¡Sí! Nunca pensé que nuestro Isidro ama tanto a su esposa.-
Mariana sonreía y decía, -¡Tal vez Fernanda sea tan notable! Cuando estábamos en la escuela, Fernanda tenía muy buenas notas y yo le pedía a menudo que me ayudara con la tarea.-
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