Isidro miró su rostro sonriente, sus ojos eran muy limpios...
-¡Levántate! Luisa te preparó comida.-
-¿En serio? ¿Qué me ha preparado?- Fernanda tuvo energía enseguida, se levantó de la cama y se apresuró al baño con la ropa en los brazos, fue al baño y de paso se cambió de ropa.
Lo hizo muy rápido. En menos de cinco minutos, terminó con todo y salió corriendo.
¡Realmente era un amante de la comida!
Tan pronto como escuchó comida, parecía que podría dar su vida por ella.
Fernanda acompañó a Isidro a la planta de abajo y Luisa le dijo, -Fernanda, date prisa, mira lo que te he preparado.-
Luisa le hizo postres caseros y helados. Victoria ya estaba comiéndolo, Fernanda se sentó y dijo, -Gracias, Luisa.-
Victoria la vio babear incluso antes de probar, -¡Eres una auténtica amante de la comida!-
-No me queda otra, ¿no ve que estoy en pleno crecimiento?- Fernanda tomó el de Isidro, se lo puso frente a él y le dio la cuchara, -Isidro.-
-¡Come tú!- Isidro no estaba muy interesado en esas cosas.
No era una adolescente como ella.
Fernanda dijo, -¡Pruébalo! Hace un tiempo caluroso, te ayudará a refrescarte.-
La Ciudad Santa Domingo era famosa por su tiempo caluroso, aunque la casa estaba equipada de aire acondicionado, después de todo era verano. Incluso si no se sentía calor en el cuerpo, inevitablemente se sentía un poco de ansiedad por la alta temperatura. De manera que poder comerse un helado dulce en esos momentos era algo que le hacía muy feliz.
Isidro dijo, -Déjalo aquí.-
Sus ojos estaban puestos en Fernanda, y realmente no había forma de conectarla con la persona que describió Mariana.
Fernanda tomó la cuchara y comenzó a comer, -¡Este helado está delicioso!-
Fernanda vio los dos cubos de helado con sus propios ojos y no podía creerlo, -¿Cuánto tiempo se tarda en acabar esto? ¡Seguro que es muy caro!-
Luisa sonrió y no dijo nada.
Fernanda regresó a su asiento y siguió comiendo su helado con la cuchara, Isidro la miró y no pudo evitar decir, -¿Estás segura de que puedes comer tanto?-
-Podría incluso terminar diez tarrinas más.- dijo con orgullo.
Isidro le quitó a la fuerza la cuchara de la mano, -Me temo que te dolerá la barriga de nuevo y no podrás dormir por la noche.-
Fernanda se quedó sin saber qué decir.
Entonces Luisa recordó que Fernanda tenía la menstruación ahora, -¡Sí, sí! Las chicas tienen que comer menos cosas frías en estos días. No me acordaba si Isidro no lo mencionara. Fernanda, no comas más, te lo guardo para ti, para cuando ya se te pase la regla.-
Fernanda miró a Isidro con agravio, -¡Pero solo le di dos bocados!-
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