Mi Esposa Astuta romance Capítulo 240

Daniel miró a Camila sin mediar palabra durante un buen rato, con su mente dando vueltas a muchos asuntos. Camila seguramente no esperaba que hubiera tanta gente esperándola en Fretston.

La radio del aeropuerto le recordaba que ya era la hora de marchar.

Mateo estuvo a su lado y le recordó:

—Señor, debemos subir.

Pero la llamada de la madre interrumpió los pensamientos de Daniel.

—Mamá.

—Me lo ocultaste realmente bien. Si no me lo llega a decir tu tía con antelación, todavía estaría sin saber nada. Tú siempre eres arrogante, hay tantas chicas de socialité y ninguna ha conseguido encandilarte, ¿por qué esta vez te obsesionas con ella? Tú eres así, como tu tía. ¿Qué conjuro os ha hecho esa chica? Todo el mundo está obsesionado con ella. ¿Sabes qué? He visto muchas chicas que hacen las cosas calculadas. Parecen inocentes, pero en realidad no son buenas, piensan mucho…

Durante la llamada, Sandra no paraba de hablar.

—Piensas demasiado. No todo el mundo hace las cosas para sacar tajada.

Daniel contestó con un tono ligero, mirando a Camila que estaba no muy lejos y se sintió feliz.

—¿Ah sí? No me interesa la personalidad de las otras chicas. Lo que más espero es el matrimonio que tiene mi padre preparado para ti.

Sandra se rio fríamente. Opinó que su hijo todavía era muy joven e inocente, era muy fácil que fuera engañado por las apariencias.

—Si es una chica tan misteriosa, me interesa mucho. Has pasado una buena vida con papá y has visto muchas cosas. Aún así, no paras de elogiar a una chica, es muy raro. Quedaré con ella algún día.

—Ella puede hacer a mamá pensando en ella durante tanto tiempo, debe ser una persona astuta, será una lástima si… no te quedas con ella.

El tono de Daniel era muy liviano. Sonó muy normal. No obstante, siendo una madre, Sandra captó el desprecio de las palabras de su hijo.

—Daniel, solo estoy pensando por ti, ¿por qué siempre me desobedeces? ¿Me tratas como una enemiga? Eres único para mí, me importas más que tu padre. ¿Cómo te puedo hacer daño?

La voz de Sandra no sonaba contenta.

Mateo estuvo al lado de Daniel. Aunque él no quería, escuchó toda la conversación entre la madre y el hijo. El ambiente estaba muy reprimido, pero ambos eran sus amos, no podía decir nada ni convencer al señor.

Solo podía quedarse ahí…

—Mamá, ya sonó el aviso, voy a apagar el móvil.

Daniel no tuvo ganas de decir más tonterías y estuvo dispuesto de apagar ya el móvil directamente.

Sandra conocía a su hijo, se apresuró a pararlo:

—¡Espera! Tu padre ya llega a Ameriart, es muy posible que ya haya quedado con tu hermano.

Daniel iba a pulsar el botón de apagar, se quedó pasmado al oír eso sin poder reaccionar.

—Camila, ten cuidado en el camino. Nos veremos pronto —Amara Lain abrazó a Camila y no quería dejarla—. Ánimo. Llámame cuando llegues.

Cuando Camila iba a girarse, se escucharon unos pasos y unos guardaespaldas vestidos de negro aparecieron de repente alrededor de Amara y ella. Las detuvieron sin darles tiempo a reaccionar.

No podía tratarse de un robo. Los ladrones no eran tan tontos que robabsn delante de tanta gente y además sin llevar armas.

Entonces debía de ser por otros motivos. De todas maneras, mientras pudiesen garantizar la seguridad, ya estaría bien.

—Por favor, señorita Camila, síganos.

El líder de los guardaespaldas hizo un gesto para que ellos se llevaran a Amara primero.

Camila luchó para seguirles, pero el hombre la detuvo.

—¿Qué queréis hacer?

Camila le miró furiosa.

—No tiene por qué enfadarse, señorita Camila. La señorita Amara será trasladada al lugar de Sergio Pousa. No se preocupe.

El líder habló reverentemente y dijo en un tono formal:

—Permíteme presentarme, soy el responsable de Familia Cambeiro en Fretston. Al señor Cambeiro le gustaría verla.

Camila entró un poco en pánico cuando oyó que Amara fue llevada al sitio de Sergio, pero eso ya era más seguro que nada. Ya que este señor sabía sus condiciones, no le haría nada irrazonable.

—Según lo que has dicho, entiendo que ya habéis averiguado todo sobre mí y mis asuntos. De acuerdo con tus palabras, Fretston, Familia Cambeiro, ¡señor Cambeiro… Raúl Cambeiro!

Era imposible que todo fuera coincidencia, todo lo que estuvo pasando señalaba al padre de Lorenzo Cambeiro, ¡Raúl!

—No se preocupe por mi identidad, el señor Cambeiro me pidió a recogerte.

Roque Arce, el director, la miró sonriendo con una mirada que profesaba elogio. Era cierto que Camila era inteligente.

—Como llevo una maleta, mi objetivo es muy evidente. La megafonía ya está pidiendo que nos demos prisa, lo siento mucho. Aunque el señor Cambeiro es una persona muy importante, es un hecho de que Lorenzo y yo hemos firmado el divorcio. No tiene sentido quedar conmigo. Si queréis algo, podéis venir a buscarme directamente, es la primera y última vez que tocáis a mi amiga de una forma tan grosera. Si esto pasa de nuevo, no os dejaré iros de rositas tan fácilmente.

Se podía ver en los ojos de Camila claramente como se sentía, y ahora se fijaron a Roque de manera agresiva. Se notó la advertencia terminante en su tono de hablar. Ella se dio media vuelta sin mirarle más e iba a marcharse.

Roque estaba un poco sorprendido al ver Camila así. Apreció la inteligencia de Camila, el aura que llevaba cuando habló también era sorprendente.

Sabiendo que era gente de Raúl para invitarla a hablar, ella no demostró ni un poco de miedo, además les advirtió. ¡Tenía muy buen gusto tanto doña Cambeiro como el señor Lorenzo!

—Señorita Camila, aunque el señor Lorenzo vaya a morir, ¿tampoco le importa? —Roque la vio con una mirada complicada.

¡Morir!

—¿Qué le pasa a Lorenzo?

Camila se quedó con la mente en blanco un buen rato y tardó en reaccionar. Se giró de golpe para mirar a Roque.

—El señor Lorenzo se desmayó en la oficina del presidente del Grupo Cambeiro. Se quedó en desmayado profundamente. Si no fuese por Ignacio que lo descubrió a tiempo, me temo que no podríamos haber hecho nada por él. Tras el lavado gástrico, el informe del médico dijo que el señor Lorenzo había tomado demasiados medicamentos para controlar sus emociones, además había tomado mucho alcohol fuerte. Ahora ya no va a perder la vida, pero ya lleva bastante tiempo en coma —explicó Roque.

Tomó muchos medicamentos, ¿y además bebió alcohol fuerte?

¿Acaso Lorenzo quería morir?

Camila sintió como si alguien le estrujara el corazón.

***

Daniel entró en la pasarela para subir al avión y de repente se detuvo. Ya pasó tanto tiempo, ¿por qué todavía no vio la figura de Camila?

—¿Dónde está Camila? Pues… debería estar aquí…

Mateo miró hacia fuera pero tampoco vio la figura de Camila. No debería ser así, ¿por qué desapareció de repente?

¿Qué pasó?

¿Cómo podía desaparecer en tan solo unos minutos?

Daniel no podía indicar que pasó, de todas formas, tuvo una mala sensación, coincidió con su preocupación.

Al final no tuvo la oportunidad…

Daniel tenía muy claro en su mente que, para Camila, esta ciudad no le dio nada más que dolor. ¡Lo único que podría pararla era Lorenzo!

Fue muy inocente. La persona en la que estaba pensando Camila estaba aquí, ¿cómo sería posible que viniese con él a Fretston?

***

En un hospital que protegía muy bien la privacidad de sus clientes, Camila corrió hacia la habitación de Lorenzo al saber cuál era su sala de VIP sin prestar atención a los demás. Al momento de entrar en la habitación, casi se cayó del susto por lo que vio.

Lorenzo estaba bajo goteo intravenoso y llevaba una máscara de oxígeno. Su cuerpo estaba conectado a muchas máquinas. El ruido que hacía la maquinaria resonaba en el amplio espacio, sonaba horrible. Su cara parecía pálida y parecía dirimido, como si perdiera las ganas de vivir. Se tumbó allí tranquilamente esperando que se le llevara la muerte.

Camila se quedó allí durante mucho tiempo. Por fin pudo acercarse a la camilla y tocó la cara de Lorenzo suavemente con la mano temblorosa.

Era una persona que odiaba mucho los hospitales, los tubos y medicinas, y ahora…

Al pensar eso, las lágrimas ya estaban a punto de brotar de sus ojos, Camila se sintió triste.

Ella siempre le vio como un dios invencible, siempre estaba energético y fuerte.

Un dios que cayó y enfermó.

Las lágrimas no cesaban como si de un grifo abierto se tratase y mojaron las sábanas. La mente de Camila sufrió viendo su cara sin vitalidad.

—¿Has venido, Camila?

Doña Cambeiro lloró fuertemente cuando vio a su cariño nieto acabó así. Los miembros de familia temieron que la señora no pudiese soportarlo más y la llevaron a descansar en la habitación, luego se fueron a realizar unos trámites. La señora oyó el ruido en la habitación y se apresuró a levantarse. Cuando abrió la puerta, vio a Camila.

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