Mi Esposa Astuta romance Capítulo 334

Lorenzo sabía que lo hizo solo para entrar, pero se ablandó por sus palabras.

—Señor Lorenzo, por favor, ¿si pudieras llevarme entrar?

La voz de Camila era suave y dulce. Lorenzo sentía que se estaba embrigando de lo que dijo Camila.

—¿Señor Lorenzo? ¿Nada más?

Camila se empinó y sostenía sus hombros.

—Lorenzo.

La voz suave de camila sonó en el oído de Lorenzo.

Al escucharlo, Lorenzo se sentía dolor de corazón. Apareció algo en su mente que quería recordar, pero desapareció tan rápido que no podía hacerlo.

—Señor Lorenzo, ¿está bien?

Lorenzo oyó la voz de Camila otra vez. Su mano pequeña le acariciaba el pecho.

Lorenzo movió la nuez de la garganta. Sabía que Camila lo hizo no por su voluntad pero fue atraído por ella. Siempre se creía como hombre con autodisciplina, pero cambió ante Camila.

El aspecto de Camila estaba seduciendo a Lorenzo. Quería encerrarla en casa sin cuidar al acuerdo.

—¡Basta! ¡Te llevo entrar ahora!

Lorenzo dijo con voz baja de repente.

A Camila le molestaba la emoción variante de Lorenzo.

Si no era para salvar a Amara, se iría.

Cuando entraron, Camila se escapó con toda prisa.

Lorenzo no la encontró.

¡Mierda!

Camila lo dejó al lograr el propósito.

Pero en realidad, a Camila no le gustaba lugar así. Si no para Amara, jamás vendría.

Sin embargo, ¿dónde estaba Amara?

—Espera.

Cuando Camila estaba angustiosa, oyó alguien la llamó.

Se volvió y descubrió que él también se llevaba una máscara violeta, que significaba que debía escuchar su órden Camila.

—A encontrar a alguien para besarlo, o haré a todos los hombres besarte.

Las palabras de este hombre atrayó la atención de otros.

Tyler Chapman también se llevaba máscara y lo observó tranquilamente. Notó a Camila enseguida.

¿Esa fea?

¿Qué pasó?

¿No era muerta?

¿Por qué estaba en Fretston?

Lorenzo se llevaba una máscara de teatro. Su expesión cambió, cuando vio que Camila fue acosada por un desconocido.

—Señor Lorenzo, ¿la ayuodamos?

Alejandro sabía que Lorenzo quería a Camila.

La trataba diferente.

—Esperamos.

Lorenzo miró a la figura fina de Camila.

La gente empezó a reunirse. Todos querían ver qué pasaría.

—Prefiero la segunda opción, jaja.

—¿No te atreves?

—Elije. Rápido.

La multitud hablaba.

—He decidido.

Camila rio. Su rostro era precioso que cautivó a todos.

—¿Quién? Date prisa.

Querían saber la respuesta.

Camila miraba a su alrededor y encontró a Lorenzo.

—El que elijo es..

Se la acercaba a Lorenzo.

Este la vio venir serena, como si una emperatriz fuera hacia su trono y todos fueran sus cortesanos.

Se fijaba en ella tranquilo. En el mente había diversos pensamientos.

A Alejandro le sorprendió lo que hizo Camila. Siempre creía que Lorenzo era supremo. Pero lo trataba como cortesano Camila..

Se convirtió en concubina Lorenzo.

¡Qué ridículos!

Alejandro no evitó reír.

Era una mujer atractiva. No podía desestimarla.

Camila estaba más y más cerca de Lorenzo y de repente, besó a una mujer que estaba al lado de Lorenzo.

A la mujer le sorprendió y gritó. Miró hacia Camila como si fuera monstruo.

¿Acaso..?

—He cumplido lo que dijiste. Me voy.

La voz de Camila era agradable.

—¿No eliges a hombre?

—No has dicho que tengo que besar a hombres.

Camila lo miro llena de confianza.

—He hecho lo que perdiste. ¿No debes dejarme salir?

—Pero no lo acepta ella.

—Yo también no acepto tu orden.

—¡Mierda! Añado un requisito.

—La próxima vez. He cumplido esta.

Vio al hombre enojado, Camila rio y se marchó pronto.

—Basta ya. Es tu culpa. ¿Por qué no lo dijiste más claro?

—De acuerdo. Pero no es tan malo ser engañado por una mujer guapa.

Lorenzo vio a Camila desaparecer tranquilo.

Era un zorra astuta. Lorenzo rio. La admiraba.

Sí era muy inteligente.

Tyler levantó el ceño. Esa fea no solo humilló al hombre sino también se escapó rápidamente. La apreciaba mucho.

Aseguraba que esa fea desordenaría a todo Fretston.

—Nunca he visto a una mujer tan bonita, aunque llevo tantos años trabajando aquí.

Camila subió las escaleras y miraba el plano de este piso cuando oyó el murmullo.

—Cállate. No te metas. Hay muchos personajes aquí.

—Rápido. Comienza la subasta.

Al ver que los empleados bajar, Camila entró en el cuatro del que acababan de salir.

Encontró a Amara comatosa.

Le vistieron una falda fina, su cabello se soltó y le labio rojo le hizo más atractiva como una hada en cuentos.

Camila no quería esperar, sacó la aguja y le dio tratamiento de acupuntura.

—¿Camila? ¿Por qué estoy aquí?

Amara se despertó confundida.

Miró hacia Camila, le dolía mucho la cabeza como si sufriera resaca y no tenía fuerza.

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