Mi Esposa Astuta romance Capítulo 335

—Estamos en un club privado. Quieren subastarte. Tienes que escaparte. Va.

Camila la levantó.

—¿Por qué? ¿Quién lo hizo?

Amara todavía estaba atontada.

—Es difícil de explicar. Date prisa. Te encontrarán.

—¿Y tú? ¿Qué quieres hacer? Nos escapamos juntas.

Amara se detuvo y le agarró la mano de Camila, no podía dejarla correr el riesgo.

—He planteado todo. Va. No pasará nada.

—No. No puedo dejarte sola. Es tan peligroso.

—Tranquila. Es mi culpa. Debo encargarme de resolverlo. Y también puedo escaparme. Escápate pronto. Con cuidado. Me encargo de divertirlos. He informado a la familia Amengual. Llegamos pronto. No te preocupes. Si estamos juntas, tengo que protegerte y no podré resisitirlos. Solo necesitas protegerte y escaparte, eso es la gran recompensa para mí. No nos queda tiempo. Rápido.

Camila se apresuró a apurar a Amara.

No había informado a la familia Amengual. Lo que podía celebrar evento así lugar tan lujoso era de familia poderosa. No quería dejar a su familia en peligro.

Solo esperaba que Amara pudiera salir, y eso bastaba.

—Con cuidado. Llámame tan pronto como te escapes. Me voy.

Amara confía en Camila y sabía que estaba capaz de salvarse.

Se llevaba el uniforme de barrenderos, lo quitó y lo dio a Amara. Los dos se cambieron de ropa.

Amara salió cuando estaba vacío el pasillo.

Al ver salir a Amara, Camila se relajó. Miraba a su alrededor y buscaba la huella.

Descubrió una pintura en el estante.

En el cuadro, había una mujer preciosa.

No le sorprendió la pintura sino la belleza de esa mujer.

Era Frida Espiga.

¿Por qué había su retrato en lugar así?

Camila había visto la imagen de Frida, por eso la reconoció enseguida. Era un retrato de la edad de jóven. Parecía 25 años.

En el cuadro, se llevaba un falda violeta en la playa. Se recogió el cabello. Levantó la cabeza, y la luz la iluminaba. Parecía una ninfa.

Frida era diseñadora. Logró el Premio de Honor a la Vida de Arquitectura a los 20 años. También era vicepresidente del Grupo Cambeiro y presidente de una empresa de arquitectura. Era Inteligente y elegante, todos la conocían en aquel entonces.

Sandra Yepes no tenía nada mejor que ella.

—Ya es la hora de empezar. Llévanla en el estanque de magnolias.

De repente oyó el ruido de pasos y las palabras de un empleado.

Camila puso la pintura en su lugar y se acostó en la cama.

—Señores, Buenas noches. Bienvenidos a nuestra subasta. Llega la última mujer de nuestro evento. Es una mujer con belleza maravillosa. El mejor postor la obtendrá.

El presentador lo introducía.

—¿Verdad? ¿Es tan guapa?

—Dicen que es mujer nueva, y es mejor que las antes.

—No lo creo. Dicen que Estela Bailey es guapa, pero me parece común.

—Para mí, solo la belleza de Frida es maravillosa.

—¿Cómo te atreves a decirlo? Es la mujer de Raúl Cambeiro. Te matará.

—La he visto en la cumbre de arquitectura. Hizo una conferencia.

—De acuerdo. No me atrevo a mirarla. Solo Raúl puede ser su marido.

—Tienes razón. Todos saben el poder de su familia. ¿Cómo lo vencemos?

Los hombres habían visto a muchas mujeres guapas, por eso para ellos, Estela solo era mujer común.

—Señor, ¿los impido?

Alejandro preguntó a Lorenzo.

¿Cómo se atrevían a hablar de Frida?

—Espera.

Lorenzo se detuvo tranquilo. Su expresión era fría.

—Entiendo.

Alejandro no hizo nada.

—Seguro que todos saben el aspecto de Frida e incluso el gran pintor le dibujó un retrato. Les prometo que estarán satisfechos con la mujer de hoy.

El presentador estaba emocionado. La luz se apagó y solo se encendieron la luz de diamante en el escenario. El estanque de magnolias subió en el centro.

Todos miró hacia el estanque.

Había una mujer dormida en él.

Todos se sorprendieron. Tenía cara maravillosa.

Era comparable a Frida.

El cabello negro de Camila se soltó y su piel era suave.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Esposa Astuta