Por otro lado, Anastasia nunca pensó en lo que la persona en el escenario estaba diciendo. En lugar de ello, quería preguntarle a Elías qué estaba haciendo ahí, pero no podía conversar con él teniendo a su padre presente.
—¿Tienes esperanza, papá? —preguntó Anastasia en voz baja.
Franco sacudió su cabeza en respuesta y dijo:
—Ni idea.
En todo caso, su empresa también estaba participando en la subasta. Aunque no era claro si tenían importunidad de ganar, la suerte estaba de su lado últimamente. Cada que sentía que ya no había esperanza, su empresa era elegida al final. Eso significaba que, a pesar de todo, Franco debía intentarlo.
Mientras tanto, Elías estaba observando el cabello largo que cubría la espalda atractiva de Anastasia. Su mirada persistente detrás de ella hizo que Anastasia se sintiera bastante incómoda.
Ese día, había cuatro proyectos en subasta y el que Franco quería era el segundo. Después de que anunciaran a la empresa que ganó la primera subasta, la segunda comenzó enseguida y no pudo evitar apretar sus puños con anticipación. Al escuchar el nombre de la empresa de su padre entre los licitadores del segundo proyecto, Anastasia también se tensó esperando que su padre ganara la subasta. Aunque, después de pensarlo mejor, sintió que no debía tener muchas esperanzas.
—Luego de una extensa investigación y amplia consideración, hemos decidido otorgar este magnífico proyecto a la siguiente empresa; ¡Construcciones Torres! ¡Felicidades! —anunció el anfitrión en el escenario en voz alta.
Anastasia giró su cabeza y Franco golpeó sus piernas.
—¡Lo conseguimos!
Franco pensó que su suerte sí que era fantástica. Pero Anastasia podía ver varias miradas indescifrables, de conflicto e incredulidad dirigidas hacia ellos. En ese momento, alguien frente a ellos se quejó:
—¿Cómo es posible que una empresa tan pequeña gane una subasta tan grande? ¡Seguro utilizaron sus contactos para que alguien con poder los respaldara!
La expresión de Franco se deformó y Anastasia tuvo que tragar su resentimiento en lugar de su padre también.
—Mira lo afortunado que he sido últimamente, Anastasia. ¡Hemos ganado la licitación de un gran proyecto! —dijo Franco con felicidad.
Anastasia también estaba muy feliz por su padre, pero fue en ese momento que su mente se congeló y no pudo evitar mirar a Elías. Él también la estaba observando mientras ella lo miraba con curiosidad, duda y sorpresa. Luego de mirarla, Elías se levantó y se retiró con Ray siguiéndolo detrás de él. Para ese punto, las sospechas de Anastasia se habían vuelto mucho más claras mientras se levantaba y salía de la habitación por la puerta de un lado, de la cual después trotó hacia la entrada principal.
—Fuiste tú, ¿cierto? De lo contrario, ¡La empresa de mi padre no habría sido la suficientemente fuerte para ganar la subasta! ¡Dime si fuiste tú!
Solo había una respuesta que Anastasia quería.
—Señorita Torres, por favor deje de complicarle las cosas al presidente Palomares —dijo Ray, quien estaba encontrando difícil observar la interacción.
—¿Qué escondes? ¿Por qué no te atreves a decirme la verdad? —dijo Anastasia con los ojos brillantes mientras observaba a Elías, sin intención de dejarlo ir—. No necesito que interfieras en mis asuntos familiares, Elías. ¿No lo entiendes?
Anastasia estaba muy impactada. ¿Cómo podía ser tan difícil para ella rehusarse a sus compensaciones?
—La empresa de su padre no habría podido sobrevivir todos estos años sin la ayuda del presidente Palomares, señorita Torres —interrumpió Ray.
—Cállate —advirtió Anastasia. Sin embargo, ella ya había perdido toda su fuerza para pelear. ¿Acaso eso quería decir que Construcciones Torres siempre había necesitado de la ayuda de Elías y que la expansión de la empresa en esos años no era por la suerte y el trabajo duro de su padre, sino porque había estado recibiendo ayuda en secreto?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Mi hijo es tuyo?
Montar más capitulos, gracias...