¿Mi hijo es tuyo? romance Capítulo 141

Elías no solo le estaba compensando a ella, sino que también a su padre. Y para colmo, por varios años. 

—Señorita Torres, por favor ya no culpe más al presidente Palomares. No ha hecho nada malo. Ha estado cuidando de su padre por todos estos años. 

Ray fue quien presenció todo en todos esos años, así que solo quería hablar por su jefe frente al interrogatorio de Anastasia. En ese momento, Elías observó en silencio cómo el rostro de Anastasia perdía color. Él quería decir algo, pero no estaba seguro de qué. 

—Era mi deber hacerlo —dijo Elías antes de retirarse con Ray. 

Mientras Anastasia se quedaba ahí con su mente en blanco, Franco salió emocionado junto con los empleados que había traído. 

—¿Qué haces aquí, Anastasia? Ya podemos irnos. Hay que recoger a Alejandro y después vamos a tener una cena de celebración esta tarde. 

Era obvio que él no sabía quién le había ayudado con la subasta. 

—Papá... 

—¡¿Viste lo fuerte que es mi empresa?! Este proyecto resolverá muchas de mis preocupaciones. ¡Nuestras operaciones no han sido muy buenas últimamente y había estado esperando que este proyecto me salvara! 

Al escuchar a su padre, Anastasia se tragó todo lo que estaba por decirle. ¿Cómo podría decirle que Elías le había estado ayudando todos estos años? Esa era la bondad por la que su madre tuvo que sacrificar su vida. A pesar de que Franco quería celebrar, Anastasia usó la excusa de que tenía que recoger a su hijo para no asistir pues no podía presenciar la apreciación de su padre. Tan solo pensar en que Elías pudo ganar el proyecto para su padre con una sola palabra y que su padre pensara que era afortunado, hacía que la cabeza de Anastasia quisiera explotar. 

Por la tarde, Anastasia salió a cenar con Alejandro, pues tenía pereza de cocinar en casa. Mientras el pequeño comía, de pronto preguntó de forma inquisitiva: 

—¿Cuándo invitarás al señor Palomares a comer con nosotros, mami? ¡Lo extraño! 

—Lo bueno que gané la subasta hoy o no hubiera sabido qué hacer. Pero ya tengo que regresar a trabajar, Anastasia. Cuida bien de Alejandro, ¿de acuerdo? Los visitaré cuando esté libre. 

—¡Claro! No trabajes tanto, papá. Recuerda descansar. 

Luego de terminar la llamada, Anastasia comenzó a sentirse inútil. Si tan solo hubiera trabajado más duro, no hubiera necesitado que su padre le comprara un apartamento.  

En la residencia de los Torres, Érica estaba demasiado feliz. Ahora ella también tenía su propio departamento; uno de lujo que costaba 8 millones. Justo como su madre había dicho, ella necesitaba tener todo lo que Anastasia tenía. A pesar de que Érica estaba pagando a plazos, al final del día el departamento estaba bajo su nombre y su madre sería quien pagara el préstamo en el futuro utilizando los fondos de su padre. Érica no necesitaba pagar por nada. La única razón por la que no se había metido con Anastasia durante ese periodo era que ella y su madre habían estado buscando apartamentos.  

Mientras tanto, Anastasia estuvo dando vueltas por la cama durante toda la noche. Cuando se quedó dormida, soñó con su madre, quien le había advertido que no aceptara ninguna compensación de parte de los Palomares. 

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