¿Mi hijo es tuyo? romance Capítulo 191

Aunque Mario podía decir que era un hombre sobresaliente, sabía que no podía compararse con Elías, él procedía de un entorno pobre y reconocía que el mundo no siempre era justo, aunque había sacrificado muchas cosas para poder llegar a la cima; sin embargo, en la vida, muchas otras personas ya habían nacido en ella. Anastasia fue una mujer que le gustó desde el momento en que la miró, lo envolvió con su presencia a través de la corta conversación que tuvieron, era como si cada respiración y sonrisa de ella solo lo hicieran enamorarse más; pero, en ese instante, a Mario no le quedaba otra opción más que apretar los puños y ver, como la persona que le gustaba, estaba con Elías.  

Como Anastasia no logró que el hombre se fuera, decidió rendirse, pero, en eso, escuchó la voz de una mujer de mediana edad que la llamaba: 

—¡Anastasia, ahí estás! ¡Deberías venir y ayudarme unos segundos!  

Anastasia se encontró con una mirada amable de parte de Noemí, algo que no sucedía todos los días. 

—¿Necesitas algo? —preguntó ella, al tiempo que Elías también se giraba para observar a Noemí. 

Al verlo, la mujer sintió que el corazón se le saldría del pecho, no podía creer lo atractivo que era ese hombre, sin embargo, se dio cuenta de que su único defecto era el aura distante y fría que emanaba de su ser, era como si desde ese momento, ya hubiera una barrera entre ellos.  

—¡Él debe ser el honorable invitado que tu padre mencionó! ¡Es el joven Palomares! —saludó Noemí de inmediato—: Hola, joven Palomares, soy esposa de Franco, mi nombre es Noemí Lorente; espero que pueda perdonarnos en caso de que encuentre algo que no sea de su agrado en el evento.  

Ante este comentario, Elías solo asintió con sutileza utilizando la cabeza, pues recordó como el par de madre e hija solían intimidar a Anastasia dentro de la empresa, de hecho, él ni siquiera hubiera sido amable con ella si no fuera por el lugar en el que estaban en ese momento.  

—Anastasia, ven conmigo un momento, tengo algo urgente en lo que podrías ayudarme —dijo Noemí, pero estaba fingiendo todo.  

Dado que era un día importante para su padre, Anastasia tampoco quería problemas y decidió acompañarla, así que le dijo a Elías: 

—Presidente Palomares, regresare dentro de poco, por favor, póngase cómodo. —Luego de decir esto, Anastasia se puso de pie y caminó detrás de Noemí.  

Justo en el momento en que se fueron, la mujer hizo señas a su hija. Estaba claro que la única razón por la que Noemí se acercó a Anastasia era para que esta última se fuera y así, su hija tuviera la oportunidad de conocer a Elías, su verdadero objetivo de la noche.  

Ni siquiera había terminado la oración, cuando Elías la interrumpió. 

—No —dijo, sin siquiera apartar la vista del teléfono. 

A pesar de que Érica sabía que Elías sería difícil, no quería darse por vencida, se conformaba con el simple hecho de estar cerca de él.  

—En ese caso, solo me quedaré con usted, por favor, dígame si necesita algo —dijo, mientras lo miraba con ojos de enamorada.  

Dado que Elías no podía hacerla desaparecer, se limitó a dejarla ahí. Por otro lado, Anastasia, quien había sido llamada para ayudar en el almacén de comida, estaba bastante confundida ya que Noemí no necesitaba ayuda con nada, incluso al entrar, se encontró con varios trabajadores sentados y hablando cómodamente.  

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