¡Papá compró una mamá psicóloga! romance Capítulo 35

Jeremías

Observo en silencio a la mujer que ayuda a mis hijos a bajar del auto, la sonrisa radiante en la expresión de Lucía me hace sentir completamente feliz y cuando esta le pide a Lizbeth con unas rápidas señas llevarla a jugar una vez más con otros niños, pienso detenidamente en lo que ella dijo.

—¡Lucas, puedes venir un segundo!

Pido a mi hijo haciendo que la expresión sonriente de mi hijo se detenga por un segundo, Lizbeth le pide que venga hasta mí con un gesto y el niño obedece sin pensarlo. Me acuclillo para estar a su altura.

—Cariño, tu madre dijo que fuiste a un colegio — lo miro con firmeza — ¿Qué te pareció?

—Estaba bien — comenta desinteresado — había muchos niños.

—¿Qué pensarías de ir a uno?

—¿Podría? — mi hijo abre sus ojos con la emoción en su voz — ¿de verdad?

—Tal vez.

Comento poniéndome en pie, mi hijo no dice una sola palabra, pero asumo que no quiere emocionarse por nada. Me apresuro para tomarlo en mis brazos y aunque se resiste un poco termina apoyando su brazo en mi hombro.

—¿Qué les gustaría cenar hoy a tu hermana y a ti? — cuestiono — cenemos todos en el jardín, ¿Quieres?

—¿Cenarás con nosotros hoy papá? — me mira incrédulo — creí que estarías ocupado.

La forma casual en que mi hijo dice esas palabras me hace sentir mal, camino con él hasta la casa mientras medito seriamente sobre lo que dijo mi esposa de pasar más tiempo con ellos y admito que quizás sí he estado bastante lejos de mis hijos hasta ahora.

Recuerdo que mi padre siempre decía que no importaba si teníamos todo y no había amor o no pasábamos buenos momentos juntos. Niego alejando esos pensamientos y me prometo tener más en cuenta esas palabras. No solo por mis hijos, sino por descubrir un poco más de la mujer que no deja de rondar mis pensamientos. Una mujer que está parada en medio de la sala de estar.

—¿Sucede alguna cosa?

Cuestiono dejando a Lucas sobre el suelo, Lizbeth no dice una sola palabra, pero tampoco lo necesito porque cuando miro en dirección a los muebles veo a mi madre y mi tío sentados tranquilamente en ellos.

—¡Jeremías, sabes cuantas veces te llamé! — mira a mis hijos — ¡Donde estaban hasta esta hora!

—Fuimos a dar un paseo — responde Lizbeth — ¿Esperaron mucho tiempo?

—Hemos estado aquí por horas — mi madre está enfadada — como pueden marcharse y regresar a esta hora, mis nietos deben comer a las seis y son las ocho con treinta.

—Madre, solo fuimos de paseo, deja de gritar.

—No estoy gritando y creo que esta mujer está alterando la rutina de mis nietos — me mira — eso no es bueno Jeremías.

—¡Papá!

La voz de Lucas tiembla, maldigo a mi madre cuando veo a mi hijo temblar y Lizbeth corre a cargar al pequeño en brazos. Lucía corre hasta las escaleras, asustada. La molestia me llena, esta repentina necesidad de mi madre de meterse en mi vida no me agrada. En especial, sí está afectando a mis hijos.

—Lleva a los niños arriba Lizbeth — digo sin dejar de mirar a mi madre — pídele a la empleada, prepararlos para cenar y luego baja, atenderé a mi madre.

—Vale, volveré en un momento.

—¡Tú no vas a ningún lugar con mis nietos!

Mi madre grita una vez más y no puedo contenerme más, camino hasta ella para tomarla de la mano. Mi tío se pone en pie dispuesto a interponerse en mi camino, pero se detiene cuando, lo miro con advertencia.

—Deja de gritar madre — gruño tomándola del brazo — estás asustando a Lucas y no le hace bien.

Capítulo 35 : Dispuesto a conseguir mucho más de ella 1

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una mamá psicóloga!