- ¿estás segura que quieres hacer esto? – le pregunta Erika dudosa con lo que pretendía hacer.
- Si. Hoy se termina todo. – terminó de acomodarse el cabello y espero los últimos diez minutos a que Gastón la viniese a buscar.
Catalina aun no quería volver a la casa, pero por lo menos su hermana ya no llevaba la carga de estar ocultándole la verdad, por lo que se sentía aliviada. Aceptó la decisión de no querer operarse, por lo que ahora no tenía escusas para librarse de esos dos que solo habían traído amargura a su vida y aunque Erika le decía que no fuera a esa cena, ella quería descubrir a quien en verdad pagó el tratamiento y realizar un careo con los dos, esta vez sabiendo cómo hacer que salga la verdad. De momento a otro la bocina suena y luego de darse unos retoques de polvo, sale del departamento. No sin antes recibir la bendición de su amiga.
Santino tenía todo preparado para que se reprodujera el video delante de todos y exponer a ese cobarde no solo ante Abril sino ante todos los miembros, de ese modo les mostraría el verdadero cobarde que se esconde detrás de esa sonrisa.
- Ya está todo listo señor, cuando lo ordene daremos comienzo a la grabación. – le informa el de seguridad, Rivas solo asiente.
- Esta noche perderás todo. – habla solo, pero justo al darse la vuelta sus ojos se encuentran con los de ella.
Cuando Abril entra al lugar y teniendo que fingir con una sonrisa de oreja a oreja cuando en realidad solo deseaba que llegara el momento de enfrentarlos cara a cara para poder volver a su casa. Pero fue en ese momento en el que la presencia de una persona al frente, dialogando con uno de seguridad llamó la atención.
La ultima vez que vio a Santino fue cuando le dijo todo aquello en su oficina y aunque mirarlo solo le hacía que su corazón latiera de manera descontrolada y deseara correr a sus brazos había tres cosas que no debía olvidar.
Primero, que defendería al asesino de sus padres.
Segundo, que él es incapaz de querer a cualquiera.
Y tercero, Catalina le había hecho prometerle que se alejaría de todo lo que tenga que ver con él y ese contrato.
Se le hacía difícil cumplirla porque lo quería, porque en verdad amaba a Santino Rivas, pero comenzaba a tener la certeza de que él jamás podría albergar amor u otro sentimiento en su corazón. Esa noche no solo sería el final de aquel calvario, sino del final de lo que jamás hubo entre los dos. Amor.
- Vamos. – le ordena Gastón sujetando con fuerza su mano y llevándola con él hacía la mesa que le habían asignado. – siéntate. – Le dice él con una sonrisa, pero en cuanto sus ojos descubrieron que ella no le estaba prestando atención y dirigió su mirada hacia “eso” que robaba su interés, su rostro no pudo endurecerse. – podrías aunque sea disimular. – le dice al oído y apretando su brazo con cierta fuerza.
Gastón no quería aceptar que las cosas se le habían salido de control. Su padre lo había desheredado y no estaba pidiendo mantener tranquila y sumisa a Abril. Sabía que había estado averiguando sobre el pago del tratamiento y que había aportado grandes sumas de dinero por qué esa información no sea divulgada, pero todo ese plan se podía caer si Santino le mostraba la única prueba que podía echar por tierra la farsa y esa era los movimientos de su cuenta. Particularmente no había hecho esa transacción, dado que no contaba con esa cantidad, en cambio en el detalle de cuenta de Rivas aparecía perfectamente ese dato. Si Abrió y Santino se cruzaban y ese asunto salía a la luz, se daría cuenta de que todo fue una mentira y que se aprovechó de ella como de ni cuna otra.
Últimamente se había vuelto algo hostil con ella, pero el ver a su oponente en la fiesta, cuando le había dado la certeza de que no estaría allí lo había vuelto algo violento. Quería irse y no aceptaría un NO como respuesta.
- Vamos. – le dice luego de ver la sonrisa casi siniestra de Santino al cruzar mirada con él. Abril no quería irse y se aferró a su silla al mismo tiempo que el Licenciado Rivas comenzaba con su comunicado.
- ¿Me has engañado verdad?. – él no quería escucharla, solo la sujetaba del brazo y tironeaba hacía él. – Santino sabía cómo podía llegar a reacción Abril ante la actitud de Gastón y aunque era una mujer capaz de retar al diablo mismo, no dudo en intervenir al ver qué el agarre de ese cobarde era con bastante presión, aunque al acercarse lo suficiente Abrió le ordenó que no se acerque.
- ¡Es toda una mentira! ¡Sabes cómo es él! ¡No dejes que te engañe de nuevo! – le dice viendo cómo todo se le va de las manos.
- ¡NO QUIERAS SEGUIR VIENDOME COMO UNA IDIOTA! – le grita con toda sus fuerzas. - ¡ NO NECESITO QUE ÉL ME MUESTRE NINGUNA PRUEVA PORQUE YO YA SÉ TODO! – Gastón niega y Santino solo mira serio la situación. – El director hablo conmigo y me dijo que el que abonó el tratamiento fue Santino Rivas y ¡NO TÚ!.- grita con irá.
- ¡ES MENTIRA! – grita él desesperado, Santino solo ríe.
- ¡Deja de engañarme! ¡Ya he visto esa prueba ¿Crees que me dejaré engañar de nuevo? – le pregunta incrédula, pero al verse acorralado a Gastón no le quedó más que confesar y una carcajada lo delató. - ¿De qué te ríes? – pregunta con expresión asqueada.
De que fue tan fácil engañarte. Es cierto que él pagó el tratamiento, yo solo me aproveche de que le haya ordenado al director no decir nada. De echo debería ir a reclamar el dinero que les di por su silencio. – dice riendo, pero Abril cerraba sus puños intentando no desbordar de bronca. – fue tan fácil hacerte creer que yo había pagado la operación. Fuiste tan fácil para llevarte a la cama. – los ojos de ella se aguaron por completo. Se sentía sucia, usada, humillada. - ¿Y sabes algo más? Yo sabía que él estaba viéndonos mientras fallábamos en la habitación de los espejos, sabía que se volvería loco y que intentaría “rescatarte” – diciendo esto último entre risas. – exponerlo me ha salido mal, tengo que admitir pero pude sacarle algo que ha querido… a lo único que ha querido. – se le acerca lo suficiente al rostro para decirle algo que saca peor de ella. – fuiste mí put* y gratis. –
Ella no iba a permitir que ese infeliz la llamé de ese modo delante de todos. No permitiría que se burle de ella más de lo que ya lo había hecho. Por alguna razón, su mirada se dirigió donde Santino, quién había escuchado lo que le dijo y lo retenían los de seguridad porque quería ir a pegarle, pero Abril sabía defenderse de ese tipo de patanes. Se le acercó lo suficiente y antes de hacer algo le dijo una última cosa.
- Lo admito. – finge una sonrisa y él creyendo que “ganó” baja la guardia. – tienes razón, me has engañado. – admite levantando sus manos al mismo tiempo que le muestra una sonrisa y se cruza de brazos. Abril pone sus manos sobre sus hombros y antes de que se diera cuenta de que iba a hacerle saber que el que se las hace, las paga le dice algo más. – pero recuerda que no debes subestimar a una mujer por su cara bonita. – y antes que pueda reaccionar, le dan un rodillazo en las pelotas, lo cual provoca que caiga de rodillas al suelo, a sus pies para luego rodearlo y con la base de sus zapatos, pegarle una patada en su espalda haciéndolo caer boca abajo. Retorciéndose del dolor. - ¡POR CANALLA!- y sale a toda prisa del The Clímax sin notar que Santino la seguía pro detrás.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Poséeme