Poséeme romance Capítulo 45

Y se quedó allí mirándola desaparecer ante sus ojos, por más que pensará que es lo que le ocurría para que actúe con total paranoia, no entendía.

Por otro lado, el tenerla tan cerca de su cuerpo hizo que reviviera en él todas aquellas sensaciones que creyó muertas con su partida y aunque habían pasado cuatro años, su belleza seguía siendo intacta y sus sentimientos hacia ella eran los mismos que la última vez.

Abrió había adelgazado en todo ese tiempo, por lo que su cuerpo, a diferencia que cuando conoció a Santino que no era la típica modelo 60-90-60 su cuerpo había cambiado. Sus venís no eran tan grandes como en esos tiempos, de echo el tamaño ya le ocasionaba dolores lumbares y en cuanto pudo se hizo una operación para quitarse un poco de mama. Su cabello había crecido mucho, las puntas acariciaban el inicio de sus glúteos y aquel fleco que tan bien le quedaba había desaparecido. No había muchos cambios en ella, habían pasado cuatro años.

En cuanto a Santino, los años no le contaban tan mal. Treinta y nueve, casi pisando los cuarenta y seguía siendo exactamente igual a cuando ella lo vio por última vez. Lo único que cambio era que ahora le interesaba ir al gimnasio y lo hacía a diario y era normal que siempre se llene el sitio donde iba para hacer gimnasia, era normal que las mujeres prácticamente se le regalen con tal de tener sexo con él. Hacía quince días estaba en el país y todas parecían estar extasiada con su presencia.

Cuando al fin pasaron los quince minutos, se dirigió hacía la sala de juicio encontrándola allí, sentada de espaldas y por su expresión corporal le daba a entender que estaba bastante ofendida, él solo podía sonreír por alguna razón su actitud infantil le provocaba risa, pero era momento de hacer lo mejor que le sale y eso era ganar un caso, ganarle el caso.

- Damos iniciada la sesión. – dice el señor juez y entonces cada uno comienza a dar sus alegatos.

Mientras transcurría el juicio la mirada de Santino era penetrante y ella podía sentir el fuego recorrerle el cuerpo y alojarse entre sus piernas ¿cómo era posible que luego de tanto tiempo, de cuatro años, siguiera provocando en su interior exactamente lo mismo? Se deseaban y era evidente la tensión entre ambos.

Rivas tenía años de experiencia en campo de las leyes, pero en el penal por lo que debía admitir que Abril, quién se desempeñaba, especializada en la rama civil lo estaba haciendo excelente y en verdad comenzaba a creer en las últimas palabras que le dijo hacía minutos cuando estaban solos. Para todo había una primera vez y lamentablemente para él, sería un terrible golpe.

- ¡OBJECIÓN! – se levanta ella golpeando el escritorio con ambas manos. – No hay pruebas de una supuesta infidelidad. – dice enojada.

- ¡SEÑORES ABOGADOS! ¡SILENCIO! ¡SILENCIO O ME VERE OBLIGADO A DESALOJAR LA SALA! – el señor juez comenzó a golpear su tarima con el martillo para calmar a los presentes.

La situación era la siguiente. El ex marido de la defendida de Abril, la había acusado falsamente de adulterio con falsos testigos, entre ellos la amante de él, quien llevaba una relación extramatrimonial de hace más de dos años. Santino era muy bueno llevando a las personas a contestar lo que deseaba, a persuadirlos porque él sabía la verdad. Conocía perfectamente que aquella acusación era falsa y que el interés de su defendido era el quedarse con sus hijos y que su ex mujer no tuviera nada de sus bienes por eso hizo lo que hizo. Él quería casarse con su amante, su asistente de producción a quien le doblaba la edad, él tenía cuarenta años y ella veintiuno. Cuando Mariana Rojas descubrió a su marido con esa mujer en su cama, él la golpeó y la echo de la cada sin dejarle volver a ver a sus hijos. El tener dinero le ha permitido conseguir todo lo que ha deseado, corrompiendo a quien sea, en tanto ella, había vuelto a ser la misma mujer prácticamente sin recursos y con una indemnización que debía pagarle por daños y perjuicios a su ex marido y la cuota alimentaria de sus hijos y de no hacerlo podría ir a la cárcel.

Abril era mas humana que Santino y no podía creer cómo había profesionales que fueran capaces de contribuir a algo tan aberrante como separar a una madre de sus hijos y no iba a permitir que se salieran con la suya. Haría lo que fuera por que Mariana recupere a sus hijos, limpiando su nombre de las falsas acusaciones y ese mal hombre le de lo que corresponde.

El juicio duró dos horas y cuarto, escuchando alegatos de un lado y el otro, mirando y leyendo pruebas, escuchando a testigos de ambas partes y todo para la determinación del juez. Lastimosamente para el señor Armando Esquivel el juez que había llevado el juicio tenía un curriculum intachable en cuanto a que no se dejaba llevar por los instintos del ser humano corriente, era incorruptible, era fiel a su ética y moral y para el colmo, detestaba el tipo de actitud y comportamiento de hombres como el defendido de Licenciado Rivas y todo esto contribuyó a su decisión.

- Bueno luego de escuchar los alegatos de ambas partes he tomado mi decisión. – comienza a decir el Señor Juez, quien se había tomado un receso de media hora para elaborar la sentencia. – de pie por favor. – prosigue antes de dar comienzo a la lectura de la sentencia. – ¡Este tribunal resuelve que, se restituya el vínculo filial de la señora Mariana Rojas con los menores en cuestión, como también que inmediatamente queden al cuidado de la misma y que sea el señor Esquivel quien abone mensualmente la suma total de cincuenta mil pesos como cuota alimentaria sin contar los gastos de escolaridad o ante alguna ocasión hospitalaria! ¡además, se le asignan días y horarios para visitas al padre en conjunto de un equipo de asistentes sociales y psicólogos y además, la división de vienes en partes iguales para su ex esposa, entre ellos casa donde viven que se ha comprobado que es un bien matrimonial. Se anula la sentencia del juicio anterior desligando a la demandante de todas las acusaciones que se le hizo, limpiando su nombre. ¡EH DICHO! – y un golpe tan fuerte le demuestra dos cosas a Santino, que toda primera vez duele y que Abril lo hizo excelente.

Mariana Rojas estaba llorando emocionada y no veía la hora de poder ver a sus hijos, en cuanto a Esquivel, su ex marido estaba furioso y discutiendo con Santino, de echo se fue dejándolo con la palabra en la boca. Él no podía creer que una novata como Evans le haya ganado un caso que parecía ser tan sencillo y el solo hecho de ver la cara de satisfacción y esos gestos infantiles hacía él por parte de ella le provocaba un fuego que rozaba el enojo y la excitación, deseaba tomarla del cuello y aprisionarla contra la pared, sujetar luego sus muñecas, subirlas por sobre su cabeza, levantarle la falda e introducirle su miembro hasta arrancarle un grito desgarrador de dolor.

No dijo nada y simplemente se retiró del recinto, estaba realmente enojado con él mismo por haberla subestimado, pero no se dio cuenta de que, de nuevo ella venía tras él.

Abril, por su parte, se sentía feliz por su defendida quien no dejaba de agradecerle y abrazarla. El hecho de haberle ganado a uno de los abogados más importantes de Latino América le engrandecía el ego por los cielos, pero no le era suficiente, quería humillarlo y no se daba cuenta que el único motivo pro el cual ella volvía a correr tras él, era porque muy en el fondo quería volver a desatar el deseo y por sobre todo sus ganas. Ese juego le fascinaba y aunque no lo quería reconocer, estaba loca por él como hace cuatro años.

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