Prisionera De Un Magnate romance Capítulo 61

Pasamos por los pasillos observando que nos podría ser útil, se que al final nada de lo que compremos será utilizado de una manera productiva, pero bueno, solo es para no perder la tradición.

Caminamos y caminamos, un paso más me matará de aburrimiento, solo hay comida y comida y nada entretenido, los tres estamos serios y nadie habla, esto es lo más aburrido del mundo.

Pasamos por otro pasillo, pero mi hijo empieza a gritar así que reacciono y me doy cuenta de que ya estamos en el pasillo de juguetes así que rápidamente tomó una pistola Nerf, y si, la emoción me ganó tanto que la abrí ahí mismo y por si fuera poco, Chris hace lo mismo y le estaba dando una a mi hijo.

Si, tengo veintitrés años, con un hijo de cuatro años, corrijo, con dos hijos de cuatro años de la cual una es más madura que yo, y literal ahora mismo me encuentro apuntando a la cola de Chris quien sigue abriendo su pistola.

No lo dudo más y comienzo a disparar logrando que él salta del susto logrando una risita por parte de mi pequeño hermoso y una carcajada por parte mía.

─¡Eso es trampa! ─se queja mientras me apunta con su arma y me dispara en mis pechos.

─¡Le diste a la leche de mis hijos idiota! ─le gritó, logrando que personas a nuestro alrededor se quedaran viéndonos.

Yo no me detengo y le disparó y él a mi, incluso corrimos por pasillos, y no, mi hijo viene con nosotros, tampoco soy tan mala madre.

Después de tanto correr por varios pasillos, Chris y yo estamos frente a frente, mi rival está frente a mi y si le disparo yo gano, pero si él logra disparar antes él gana.

Nos juntamos la espalda y caminamos diez pasos hacia delante para voltear y yo no dudo en disparar inmediatamente, pero no salió nada.

─¡NOOOO! ─entonces escucho como se ríe y me dispara, pero entonces yo me rió de él porque también se quedó sin balas.

─¡Esto no puede estar pasando! ─se queja, mientras yo me sigo riendo pero mi risa es detenida por una bala de goma junto en mi cabeza y después noto como Chris también recibe una, los dos estamos sorprendidos así que volteamos a ver a Nahel quien sigue sentado con una sonrisa mientra sostiene su pistola.

─¡GANE! ¡Les gane a los dos!

─Sinceramente no puedo creerlo ─dice mi compañero muerto a un lado de mi.

─Ni yo, mi hijo nos ganó a nosotros dos.

─Deja tu eso, ese niño tiene cuatro años y nosotros veintitrés. Tenemos suerte de que tuviera la inteligencia de Rohan y no la tuya porque si no... ─no lo dejo terminar ya que le pego con mi pistola.

Él se queja mientras yo soplo mi pistola y la pongo en el carrito, comienzo a juntar las balas que gastamos, no se de donde salieron tantas pero ahora estamos sufriendo las consecuencias, Chris y yo somos re flojos, pero estas condenadas pistola valen mucho así que no puedo dejar ni una bala en el piso.

Cuando por fin y de milagro terminamos, escucho como una niña llora a todo pulmón mientras que alguien le dice desesperado que se calle, me pongo en alerta porque reconozco el lloriqueo de mi hija incluso en una guardería llena de niños llorando.

Veo que por fin, Agustín pasa por el pasillo y efectivamente, mi hija está llorando.

─¡CORREEE! ─escucho que Chris le grita a Agustín que al verme se asusta y sale corriendo dejando a mi hija sola en un carrito y además, atravesada en un pasillo.

Yo comienzo a correr hacia el carrito, cargo a mi hija hacia el otro carro y comienzo a correr tras Agustín quien sigue corriendo para salvar su vida.

Acelero mi paso para poder alcanzarlo, pero es imposible, corre muy rápido, entonces le pido el arma a mi hijo y comienzo a disparar logrando darle en su pierna y cabeza, no es que esto haga daño, pero descubrí a la malas que con la distancia y una buena puntería, puede llegar a doler por un segundo.

Cuando por fin logró que se detenga, comienzo a correr con el carrito. ─¡Niños! Agárrense porque vamos a atropellar a su tío.

Y así como dije, corro como si fuera turbo y Agustín se asustó, pero no contaba con que una persona pasara tratando de detenerme, digo tratando ya que literal acabo de atropellar a alguien con mi carrito de super y desgraciadamente no fue Agustín.

Quito el carrito rápidamente y al ver que atropelle a un guardia del supermercado siento que mi color me abandona, ahora nunca me dejaran pasar.

Escuchó la carcajada de alguien y entonces toda mi atención se dirige a Agustín que al verme se calla rápidamente, aprovechó que el guardia sigue en el piso intentando levantarse, tomó de nuevo la pistola y corro hacia Agustín y lo golpeo más de cinco veces con la pistola sin piedad.

─¡¿Cómo se te ocurre hacer llorar a mi hija?!

─¡Ni siquiera sabes qué fue lo que pasó!

─¡Le estabas gritando a mi hija mientras lloraba! ─cuando terminó de golpearlo lo ayudó a levantarse porque después de todo es mi amigo.

─¡Noo! Yo nunca le gritaría a tu hija, estaba hablando por teléfono y tu hija lloraba por culpa de un extraño, lo quería saludar, pero yo le dije que no ─Oh, con que esa es la realidad de las cosas.

─O sea que en lugar de golpearte a ti debí golpear al extraño ese ─digo enojada al no hacer sufrir al culpable.

─¡Tío! ─escucho la voz de Miriam decir, y justo ahora, lo que menos quiero es ver al hermano de Rohan después de hacer todo eso.

Volteo al final y me llevo la sorpresa de que no es el hermano de Rohan, es el hijo de mi padre que se hace llamar mi medio hermano.

─Miriam, él no es tu tío ─me acerco rápidamente al carrito donde mis hijos observan todo el show que armé.

─Buenas tardes a ti también Tamara ─me dice con una sonrisa ─. No esperaba encontrarte aquí también.

─Al parecer la suerte no está de mi lado el día de hoy ─digo acomodando algunas cosas en el carrito para disimular un poco y mostrar poco interés en ese tipo.

─No me dejaste hablar hace un rato, espero que me des una oportunidad ─dice de nuevo y yo resoplo ya cansada de su insistencia.

─No tengo tiempo, mi agenda está muy ocupada.

─¿Tienes agenda? ─Agustín se me acerca y me dice algo extrañado.

─Por supuesto que no, pero él no debe de saber ─le contestó y él asiente mientras se acerca con los niños.

─Escuche todo ─me dice algo apenado.

─Esa era la intención ─le contestó de vuelta.

─Amor, te estaba buscando ─la chica que estaba en la tumba de mi padre horas atrás llega a un lado de Mateo y le toma la mano.

─Si, es solo que vi a Tamara y la quería saludar ─le dice mientras le ayuda con las cosas que traía en mano.

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Prisionera De Un Magnate