Prisionera De Un Magnate romance Capítulo 62

Confirmó como por milésima vez si lo que dice la invitación es correcto, me sorprende que la fiesta va a durar exageradamente mucho, la misa de la boda de mi medio hermano fue hace una hora y ya es la una de la tarde y la fiesta ya comenzó, pero lo más increíble es que la fiesta durará hasta madrugada, o sea, es normal que dure mucho pero no el 24 de diciembre y además empezando desde temprano.

Y pensar que yo era fiestera, eso durará más de doce horas y si fuera otra ocasión hasta estaría gritando de felicidad, pero no, supongo que me hice una abuelita en estos tres años, pero no importa.

Literal llevo horas frente mi armario observando que me pondré, veo todos los vestidos que tenía antes, exageradamente muy cortos que me encantaban, desde algunos largos que nunca llegue a usar pero que compre por si Rohan me pedía acompañarlo a un evento de negocios.

Tengo muchos vestidos con los que formaría un significado y recordaría un momento especial, junto a él, al lado de Rohan, pero a veces la vida no es como queremos.

Paso mi mano por cada uno de ellos y me detengo en uno, un vestido en especial que siempre recordaré, el vestido blanco que me acompañó cuando todo comenzó.

Ya decidida tomó el vestido y comienzo a vestirme, hace rato ya tenía un maquillaje y mi cabello agarrado, solo faltaba mi vestido y pues ya basta de perder el tiempo, no quiero llegar tan temprano.

Escucho que tocan mi puerta así que voy a abrir y es Zahira así que la dejó pasar.

─¿Vas a ir a una fiesta? ─me pregunta sentándose en la cama.

─Si, es la boda de mi medio hermano, solo iré un rato, no me pienso tardar porque debo de cuidar a Rohan ─noto que se pone algo nerviosa al mencionar eso.

─Tu tranquila, mi madre y yo cuidaremos de él, tú ve a divertirte.

─¿Pasó algo Zahira? Sabes que no me gusta que descuides tus estudios y estar todo el día con Rohan es mucho trabajo.

─Tu tranquila, recuerda que me encuentro de vacaciones, yo cuidaré de él.

─Estás rara, ¿segura que todo está bien? ─le pregunto nuevamente ya que pareciera que el tema de Rohan la pone muy nerviosa. Nunca se había puesto así.

─Si, solo que me pongo algo nerviosa teniendo a mis padres aquí, y luego mi hermano con mi cuñada embarazada es mucho peor.

─Bueno, iré por mis hijos para irme.

─Te acompaño ─salimos las dos de la habitación y entramos a la puerta de al lado, soy incapaz de dejar a mis hijos tan lejos de mi.

Cuando entramos veo que Chris está exageradamente muy mojado persiguiendo a Nahel con un calcetín en una mano y un peine en la otra, mientras que mi hijo brinca por todos lados evitando que Chris lo alcance. Por otro lado está Miriam, quien solo se encuentra leyendo un cuento en su cama ya arreglada.

─¿Te ayudo? ─entro y cuando Chris me ve suspira aliviado. Me entrega el calcetín y se acuesta en la cama junto a Miriam.

─Nunca vuelvo a vestir a tu hijo, me hizo correr como nadie en la vida ─se queja mientras se pone mejor a leer junto Miriam.

─Nahel, ven acá ─le digo y él rápidamente viene y se sienta en su cama y me da su pie que aún no tiene calcetín y zapato.

Le coloco el zapato en menos de un minuto y después lo comienzo a peinar lo cual es algo difícil porque tiene mucho pelo aunque con la costumbre ya lo se manejar bien.

Cuando terminamos les hablo a mis hijos y nos paramos los tres juntos, compruebo que los dos se ven hermosos y una vez confirmado intento pararme pero mis hermosos bebes me dan un beso cada uno en la mejilla y yo no puedo evitar sonreír.

Cuando me doy cuenta, Zahira tiene su celular con la intención de tomarnos una foto entonces yo me pongo junto a mis dos hijos y los tres sonreímos, me levanto y tomo mi bolso.

─Es hora de irnos, ¿ninguno de ustedes quiere ir? ─Zahira niega y Chris ya está dormido en la cama de Miriam, al parecer se cansó mucho cambiando a Nahel.

Abro la puerta y dejo que mis hijos salgan primero, después Zahira y por último yo pero al cerrar la puerta escucho que alguien cierra otra puerta, se que es la puerta de Rohan así que volteo y veo a Agustín, pero tiene cara de pánico.

─¿Estás bien? ¿Algo le pasó a Rohan? Debo verlo antes de irme...

─¡No! ─me dice Zahira rápidamente sacándome de onda─. Llegarás tarde, no queremos eso.

─Pero eso no me importa, si quiero llegar una o mil horas tarde me da igual, quiero ver a Rohan ─le digo y trato de entrar, pero vuelve a hablar.

─No tiene caso que lo veas, ha estado igual por tres años, no creo que hoy sea la diferencia, estará igual que un vegetal ─Agustín se empieza a atragantar en un acto de nerviosismo, algo está pasando.

─¿Me están ocultando algo? Hace mucho no veo a Rohan, solo necesito verlo y ya, no es nada del otro mundo.

─Lo están... bañando... ─dice Agustín aunque no lo creo del todo pero dejo esto por la paz, al final ni veré a Rohan ni iré a la fiesta por estar aquí.

─Está bien ─me rindo, desconfiada de esos dos─. Niños, vámonos a la fiesta ─los tres comenzamos a caminar escalera abajo y al igual que siempre, me aseguro que mis hijos estén bien asegurados para así comenzar a manejar hacia la famosa fiesta de boda para gritar ¡Feliz navidad!

El salón en donde será la fiesta está un poco lejos de donde vivimos, fácilmente durante una hora en llegar porque el tráfico aquí es inmenso y tardaremos mucho por lo que les digo a mis hijos que es un recorrido algo largo por si quieren dormir.

Es que por más que quiera pensar en otra cosa, no puedo evitar pensar en Rohan, ¿mi amor será tan grande? Tanto así como que alguien dice puto y digo, «¡Ay! Rohan era un puto, pero lo amo».

Ya en serio, no puedo evitar pensar en lo raro que está actuando su familia, desde ayer no lo veo, o sea, hoy lo vi y si no fuera porque está en coma diría que parecía dormido, o sea, su color estaba volviendo y no estaba tan frió como por lo general siempre está.

Y lo peor es que hoy no me dejaron verlo, además de que mis suegros entraron con la sonrisa más grande del mundo teniendo a un hijo medio muerto en la parte de arriba.

Ay no, muchos detalles que mi mente no logra captar, estoy tan pendeja que no logro entender nada, capaz y Rohan ya está muerto y yo voy de camino a una fiesta.

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