Después de cenar, ya era tarde.
El camino desde el campo hasta Alnorter era demasiado largo, y Farel ya no podía regresar ese día.
Claro que tampoco tenía planes de hacerlo.
Evrie había arreglado la habitación de Óscar para Farel, preparándole ropa de cama nueva, mientras que ella, como siempre, dormía en la sala.
Farel posó su mirada en aquel sofá de cuero que parecía tan duro, y por un momento su rostro se oscureció.
—¿Dónde está tu cuarto? ¿Duermes en el sofá? — Le preguntó.
Evrie, un poco avergonzada, le contestó: —No tengo cuarto, siempre he dormido aquí y ya me acostumbré. Tu habitación era la de mi hermano, es la que mejor ventilación tiene en la casa, así que no digas que te trato mal, ¿eh? —
Farel no le dijo nada más.
Sabía que la situación familiar de Evrie no era la mejor, siempre fue desatendida desde pequeña, con padres que preferían los hijos varones. Pero no imaginaba que ni siquiera tenía su propio cuarto.
El sofá parecía tan incómodo, y ella solo extendía una sábana limpia y se acostaba con una delgada cobija.
Farel observaba en silencio cómo Evrie preparaba su lecho, sintiendo un sabor amargo en el corazón.
Llegada la medianoche, todo era silencio.
La sala estaba oscura, apenas se distinguían las sombras.
Evrie, exhausta después de un largo día, cayó rendida en un sueño profundo. De repente, sintió que alguien la levantaba en brazos.
Abruptamente abrió los ojos, y aunque no veía su rostro, reconoció la imponente silueta y el aroma frío y distintivo de Farel.
—Shh...— Le susurró él con voz baja, llevándola en brazos hasta la habitación.
Entonces, se encontró envuelta en la cama bajo su presencia.
Evrie abrió los ojos desmesuradamente. Esto era su casa, Pablo estaba durmiendo al lado. ¿Qué pensaba hacer él?
En ese momento, Farel empezó a desabotonar su camisa, revelando en la penumbra los contornos de su cuerpo bien formado. Su mano se deslizaba con intenciones claras bajo la camisa de Evrie.
—No podemos, aquí no, las paredes de mi casa son muy delgadas...— le dijo Evrie, negando con la cabeza en pánico.
—Entonces tendrás que ser muy silenciosa, no hagas ruido. — Le replicó él.
Evrie no podía más que asentir.
Pronto, la habitación se llenó de susurros entrecortados, acompañados por el chirrido de la cama.
Evrie estaba cada vez más ansiosa.
—Más suave... la cama no es muy fuerte. — murmuró.
Farel soltó una risa baja, acercándose a su oído: —Evrie, eres una diseñadora de grandes edificios, arreglar una cama no debería ser problema, ¿verdad? —
El rostro de Evrie se tornó rojo como un tomate.
Con una sonrisa, Farel la levantó y la apoyó en el borde de la cama.
—¿Qué tal si trabajamos y la reparamos al mismo tiempo? —
La respiración de Evrie se detuvo.
—No puedo...—
Él se rio entre dientes.
—No seas tímida, no es tu primera vez. — Dicho esto, la atrajo hacia sí, continuando contra la fría pared.
Durante todo el tiempo, Evrie mordió sus labios, esforzándose por no hacer ruido.
...
Al día siguiente, Evrie se levantó temprano del sofá y preparó el desayuno para compartir con Pablo.
Pablo ya estaba despierto, su pierna había mejorado bastante, y podía caminar con muletas. Eso alegraba mucho a Evrie.
Después del desayuno, contrató a unos trabajadores locales y compró materiales para reforzar la casa.
Luego, sacó un par de tablas de madera del patio y entró al cuarto de Óscar, estaba decidida a reforzar la cama.
Farel observó la escena desde el patio.
Así que Evi estudiaba diseño arquitectónico por su obsesión con tener una casa.
Quería un hogar, quería un lugar que pudiera albergar su ser.
—Ella es muy talentosa.—Farel le dijo con tono sereno.
Era emprendedora, tenía determinación, tenía una meta, era una joven prometedora.
Como la hierba que crece entre las rocas, con sólo un pequeño resquicio, ella se aferraba y crecía implacablemente hacia arriba.
Incluso en las alcantarillas, en el barro, nunca se había dado por vencida.
Había una fuerza de vida tenaz en ella.
Por primera vez, Farel sintió que podía admirar tanto a una chica.
No solo tenía esa faceta delicada y llorona que despertaba el deseo de protegerla, sino también una vitalidad exuberante y tenaz que hacía que uno quisiera cuidarla como a una planta, regándola y exponiéndola al sol.
Después de que Pablo terminara su relato, siguió practicando caminar con sus muletas.
Farel se sentó bajo un frondoso árbol, hojeando el álbum de fotos de la familia de Evi. Solo había unas pocas fotos de ella antes de los tres años, siempre sonriendo con inocencia y alegría.
Después de eso, ya no había más fotos de ella.
Sacó su celular y tomó una foto de aquella imagen.
……
Evi pasó todo el día reforzando la vieja casa, haciéndolo con eficiencia y decisión.
Por la tarde, Farel tenía que regresar a Alnorter.
Evi, queriendo aprovechar el viaje, recogió sus cosas para volver con él.
Casualmente, Marcela también había venido a visitar a Pablo y pasó junto al Range Rover negro.
Al ver a Pablo apoyado en sus muletas en la entrada, le preguntó de inmediato—¿Acaso esa niña problemática volvió hace un momento? —
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...