Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 165

Pablo asintió con la cabeza sin decirle nada.

Marcela había visto que el carro de antes era de los caros.

Miró a Pablo con reproche, como si estuviera hablando con un verdadero tronco, —¿Cómo no le pediste dinero a esa muchacha? Ahora que anda con un hombre con dinero, seguro tiene bastante dinero guardadito. ¡Con sacarle un poco ya tendríamos para los gastos de toda la familia! —

Pablo frunció el ceño, —Dinero, dinero, dinero. ¿Cuánto le has sacado ya? ¿No te basta? ¿Qué tanto puede tener ahorrado una recién graduada de la universidad? ¿Acaso quieres dejarla sin nada? —

Marcela estaba furiosa, —No entiendes cuánto puede gastar la mujer de Óscar, siempre quiere comer lo mejor, tomar lo mejor, puros manjares y suplementos caros, y hasta masajes para embarazadas quiere. ¿Acaso no quieres tu nieto? —

—Pero no crees que así estás siendo muy injusta con Evi. —

Le replicó Pablo perdiendo la paciencia y se fue apoyándose en su bastón.

Marcela seguía murmurando detrás de él.

Pablo no era tonto. Después de convivir un par de días, sabía bien quién era Farel y de dónde había salido el medio millón que Evrie le dio a Óscar.

Pero Evrie siempre había tenido mucho orgullo. Si ella no se lo decía, él tendría que hacerse el desentendido.

...

En el camino de vuelta a Alnorter, Farel manejaba con una mano en el volante y hablaba con Evrie de manera casual.

—¿Y tienes algún sueño? — Le preguntó.

Evrie no esperaba esa pregunta y le respondió sinceramente, —Pues ganar dinero. —

—¿Y después de ganar dinero qué? —

—Ahorrar y comprarme una casa. —

Farel la miró de reojo y le corrigió con seriedad, —Eso no es un sueño, esos son metas materiales. —

—Entonces, ¿qué es un sueño? ¿Hablar de cosas que no son dinero ni materiales para poder llamarlo sueño? —

Evrie apretó los labios y murmuró para sí misma, —Esa es la perspectiva de ustedes, los ricos. Para la mayoría de la gente, vivir una vida sin preocupaciones es un sueño. —

Farel no le dijo nada más.

Evrie miró por la ventana, pensando en silencio.

Su sueño era tener su propio hogar, tener una habilidad para ganar dinero constantemente, nunca pasar hambre ni preocuparse por subsistir.

Después de un rato, Farel volvió a hablarle.

—Evrie, te doy cinco millones para que te compres una casa y puedas hacer lo que quieras. —

Evrie se sorprendió con su propuesta.

¡No esperaba que de repente fuera tan generoso!

Hace unos días todavía regateaba por diez o veinte mil en la cama.

—Dr. Farel, ¿hablas en serio? —

Farel la miró, "¿Parezco estar bromeando? —

Evrie se emocionó en silencio, moviendo la cabeza como un muñeco.

—Dr. Farel, no necesito cinco millones. ¿Podrías darme un millón para pagar tu deuda? —

Al escucharla, Farel sonrió con ironía, adivinando sus intenciones.

Y Farel tampoco insistía.

Esa mujer, cuando se le metía algo en la cabeza, era imposible hacerla cambiar de opinión.

Mientras se quedara tranquila a su lado, que hiciera lo que quisiera.

Con ese carácter testarudo, ella no estaba hecha para hacer fortuna, su destino era ser exprimida toda la vida.

Él no tenía problema en, llegado el momento, darle una buena suma para que se fuera tranquila, no sería en vano que Evrie estuviera con él.

La noche fue otra vez inquieta.

Menos mal que al día siguiente no tenía que trabajar, Evrie pudo dormir hasta que se despertó sola.

Farel, por su parte, tenía una cirugía de emergencia y se había ido temprano al hospital.

Evrie, sola, tomó el desayuno y cuando estaba recogiendo los platos, sonó el teléfono de Farel.

—En mi estudio hay una carpeta azul que necesito urgente, por favor llévalo al hospital—.

Hablaba con urgencia, con un tono serio y firme, parecía algo importante.

Los asuntos de un médico siempre son graves, Evrie no se atrevió a demorarse y fue directo al apartamento de al lado a buscar el objeto.

Evrie sabía la contraseña del apartamento de Farel, así que abrió la puerta sin problemas y fue al estudio a buscar la carpeta.

—Bip——Bip———

De repente, la cerradura electrónica de la puerta sonó dos veces y luego, alguien abrió la puerta desde afuera y una silueta entró.

Evrie acababa de salir del estudio y al levantar la vista, vio en la puerta a un rostro desconocido.