Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 216

En la foto, ese tipo que estaba hecho polvo, era su hermano Óscar, ¡sin duda alguna!

Esa jaula para perros y el sótano le resultaban demasiado familiares.

¡Era el Parque LR de Leandro Reyes!

¿Cómo era posible que Óscar hubiera caído en manos de Leandro?

Evrie no podía creerlo y se quedó mirando la foto detenidamente. Parecía demasiado real para ser un montaje.

Sin pensarlo dos veces, Evrie sacó el teléfono de repuesto que Farel le había dado. Apenas lo encendió, cientos de llamadas perdidas aparecieron en pantalla.

Eran del número de Pablo.

Sin vacilar, Evrie devolvió la llamada.

—Evi, ¡al fin contestas! —se oyó la voz de Pablo, que sonaba mucho más vieja y estaba cargada de ansiedad y llanto.

—Tu hermano fue capturado y llevado al Triángulo Norte, lo golpearon de lo lindo, está a punto de morirse. Tienes que hacer algo por salvarlo.—

¿Qué? Evrie frunció el ceño y su rostro se tornó sombrío.

—¿Cómo terminó él en el Triángulo Norte?—

—¡Todo ha sido por tu culpa! —gritó Marcela entre sollozos—. ¡Qué hiciste tú allá, niña? Dijeron que les debes un millón y ahora tu hermano está pagando por eso. ¡Consigue el dinero para sacarlo o yo misma me moriré!—

¿Un millón?

Evrie casi no necesitaba pensar para saber quién estaba detrás de eso.

Había anticipado un millón del premio de un proyecto cuando estaba en el país y había firmado un contrato con Leandro. Ahora él estaba exigiendo el dinero.

—Evi, ya le dimos quinientos mil al otro bando, pero nos falta otro tanto y no podemos conseguirlo. Por favor, ayuda a tu hermano. Aunque le guste apostar, no se merece morir.—

Pablo también suplicaba al otro lado de la línea.

Evrie frunció el ceño.

—Papá, ¿de dónde sacaste esos quinientos mil?—

Pablo balbuceó:

—Me dieron el alta antes y retiré lo que quedaba de la plata para el tratamiento. Salvar una vida es lo que importa, mi pierna no significa nada.—

Evrie lo entendió al instante.

Por rescatar a Óscar, Pablo estaba dispuesto a sacrificar hasta su propia pierna.

Evrie se quedó en silencio, sin saber qué decir.

—Ya entiendo.—

Colgó el teléfono, sintiéndose abrumada por un torbellino de emociones.

Y con respecto a Óscar, estaba sin palabras.

Apenas Zeus terminó de hablar, se oyó el grito desgarrador de Óscar al otro lado del teléfono.

—Zeus, ¡eres un monstruo! — El rostro de Evrie palideció.

Del otro lado no hubo respuesta, solo continuaron los gritos, acompañados por el sonido sordo de puños y patadas.

Evrie se sintió como si estuviera cayendo de nuevo en un abismo.

Aunque no le gustaba Óscar, sus gritos eran insoportables.

Estaba a punto de colgar cuando de repente escuchó una voz suave y familiar.

—Evi, si vuelves y seas dócil, todo se puede solucionar. Siempre te he estado esperando, te he dejado una oportunidad.—

¡Era Leandro!

Evrie reconoció su voz al instante.

Apretó los labios, tratando de mantener la calma, y respondió con frialdad:

—Leandro, no somos de la misma calaña, y no pienso volver.—

—¿No quieres volver conmigo porque aún piensas en Farel, quieres estar con él, verdad?—

Leandro soltó una risa, y con una voz suave añadió: —¿Sabes? Él se va a casar con Olivia, ¿no lo sabías? —

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