Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 310

¿Leandro había matado a alguien de la Familia Da Silva?

Evrie contuvo la respiración, cerró la grabación y abrió el navegador.

Buscó el nombre —Rebeca Da Silva—.

Y efectivamente encontró algo.

Algunas noticias antiguas y dispersas saltaron a su vista.

Desaparición de la señorita Rebeca de la Familia Da Silva

Recompensa sustancial ofrecida por la Familia Da Silva

La Familia Da Silva declara que, vivos o muertos, deben encontrarla

Así que era eso.

¡Así que era eso!

No es de extrañar que Pablo cambiara de color al ver a Olivia.

Probablemente las dos hermanas se parecían.

Se asustó al punto de confundirse.

—Bibibi——

En ese momento, el sonido de la vibración del teléfono interrumpió los pensamientos de Evrie.

Era una llamada de Pablo.

Evrie le echó un vistazo y le contestó sin más.

—Evi, ¿encontraste lo mío? —

Pablo sonaba ansioso, como si estuviera esperando noticias todo el tiempo.

—Lo tengo. —

—Entonces envíamelo rápido, elige una buena compañía de envíos, ¡tiene que ser rápido! —

Pablo le insistió varias veces.

Parecía darle mucha importancia a esa caja.

Evrie, con el rostro inexpresivo, desconectó el lector de tarjetas, con un tono frío.

—Aparte de la grabación en la tarjeta de memoria, ¿hay algo más que me estés ocultando? —

Pablo se quedó en silencio.

—¿Qué... qué grabación? No sé de qué me hablas. —

—La grabación de Leandro matando a Rebeca, la de cuando te llevaron a cavar un hoyo para enterrarla, ¿necesito repetírtelo? —

Pablo se quedó perplejo con lo que le dijo ella.

—Incluso si guardo tu secreto, Leandro nos matará en tres días. —

—¿Qué? —Pablo no entendió, solo pensaba en su grabación—¿Puedes darme primero la tarjeta de memoria? Esa cosa es muy importante. —

—No. —

—Tú...—

—Mejor quédate en el campo y no te metas más en problemas. —

Sin esperar a que Pablo le respondiera, Evrie colgó.

El cielo afuera se oscurecía poco a poco.

La noche caía y la oscuridad envolvía el cielo.

Evrie permaneció en silencio frente a la computadora por un largo tiempo, volvió a conectar el lector de tarjetas, extrajo un fragmento de la grabación y se lo envió a Leandro.

Diez minutos después, su teléfono vibró.

Evrie miró el número desconocido en la pantalla y contestó la llamada con decisión.

Sin esperar a que le hablara, tomó la iniciativa.

—¿Te gustó la grabación? —

—He hecho innumerables copias, puedes disfrutarlas tanto como quieras. —

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