Evrie se volvió instintivamente al oír el ruido.
La puerta del carro se abrió y Farel, con su figura esbelta y erguida, salió del vehículo y se dirigió hacia ella.
Parecía que había venido a toda prisa.
Vestía una camisa blanca, una chaqueta negra y en el pecho llevaba una insignia.
De rasgos bien definidos y ojos atractivos, había en él una aura de abstinencia que no podía ser ignorada.
—¿Cómo llegaste aquí?— preguntó Evrie con sorpresa.
—Vine a buscarte.—
—¿Cómo sabías que estaba aquí?— Evrie estaba aún más sorprendida.
El lugar estaba a más de diez kilómetros del Barrio El Magnético, bastante lejos. ¿Cómo había podido localizarla?
—No contestabas a mi llamada, así que llamé a Blanca, quien me dijo que hoy te habían llevado en el carro de mi madre.—
El semblante de Farel no era muy bueno.
—Si ella te estaba causando problemas, ¿por qué no me lo dijiste de inmediato?—
Evrie alzó la vista hacia él, con una voz suave —¿Podemos subir al carro primero? ¿Estás seguro de que quieres discutir conmigo en medio de la calle?—
Farel se dio cuenta y vio que algunas personas curiosas los observaban desde el instituto de entrenamiento.
Respiró profundamente y tomó la mano de Evrie para llevarla al carro.
Una vez en el carro, todavía no se le había pasado el enfado.
—Dime, ¿por qué no me buscaste?—
Evrie apretó los labios y luego habló —Joan me dijo que hoy habías ido de viaje de negocios a la ciudad vecina, estabas tan ocupado que ni siquiera desayunaste. Tienes trabajo, no puedes estar las veinticuatro horas del día girando a mi alrededor, ¿verdad?—
Ella giró la cabeza hacia Farel —Si tengo que depender de ti para cada pequeña cosa, solo sería un parásito aferrado a ti. ¿Qué derecho tengo de caminar a tu lado?—
Farel la miró a los ojos, su nuez de Adán se movió.
—Evrie, te he dicho que no necesitas sentirte así de mal conmigo. Prefiero que confíes en mí y me dejes hacerlo todo.—
Siempre le daba seguridad, sin escatimar en lo más mínimo.
Por más que ella tratara de alcanzarlo, nunca podría superar el amor de Farel.
Con los ojos calientes y las manos apretadas, Evrie dijo —Está bien, tranquilo, no huiré ni te haré quedar mal.—
Farel atrapó su cabeza y la besó de repente.
Evrie cerró los ojos y respondió al beso.
Los dos se besaron en el carro como si nadie más existiera; durante mucho tiempo.
Hasta que terminaron. Él se apoyó en la punta de su nariz y dijo con una voz ronca y baja.
—Pequeña terca, nunca me has hecho quedar mal, eres mi orgullo.—
El corazón de Evrie se ablandó de nuevo y sus orejas se calentaron.
Este hombre, sus habilidades para decir palabras de amor estaban llegando a niveles cada vez más altos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...