Receta para robarle el corazón al Dr. Farel romance Capítulo 395

Marcela detuvo sus movimientos.

El silencio se hizo presente, nadie hablaba.

Evrie esperó un momento.

Sin obtener respuesta, se dio la vuelta para irse.

En la puerta, Pablo le había traído una bolsa de cosas.

—Estas son todas tus frutas favoritas, acabo de recoger algunas, llévatelas para comer.—

—Papá, no tengo alimentos favoritos, solo tengo las sobras que me dejan.—

Evrie miró la comida en sus manos y esbozó una sonrisa amarga—Estas cosas siempre las dejaban para mí porque ustedes nunca las comían.—

—En realidad, nunca me gustaron.—

Pablo se quedó parado sin saber qué hacer.

Evrie no tomó nada, abrió la puerta y subió al carro.

No miró atrás.

Hasta que el Range Rover dio la vuelta y se alejó de Valle Dulce, el ánimo de Evrie seguía por los suelos.

Farel, manejando con una mano, sacó un yogur y un pastelito del compartimento oculto y se los puso en el regazo.

Evrie volvió en sí y lo miró sorprendida.

—Come, es lo que te gusta.—

Lo dijo de manera casual, ni siquiera la miró, solo se concentró en la carretera.

Evrie observó la comida en su regazo.

Su corazón se sentía ligeramente agrio.

Los ojos se calentaron y las lágrimas empezaron a caer.

Sus dedos temblaban al abrir la cajita del pastelito, tomó una cucharada y se la llevó a la boca.

Era dulce y sabroso.

El sabor del chocolate se mezclaba con las lágrimas saladas, todo ingresaba en su boca.

Evrie cerró los ojos y las lágrimas siguieron deslizándose.

—Lo siento, debiste verme en un mal momento.—

Farel pareció no preocuparse, con una voz alegre—He visto todo tipo de malos momentos tuyos, y además esta vez la vergüenza es de ellos, no tuya.—

Farel giró la cabeza para mirarla, con un tono de voz suave y poco común.

—Si te sientes mal, debes hablarlo, no guardarlo dentro, mantener malos sentimientos por mucho tiempo puede llevarte a enfermar.—

Evrie bajó la cabeza, con una voz baja.

—Ella está muriendo y aun así no puedo perdonarla.—

—Me siento tan insatisfecha.—

—¿Por qué tuvieron que tratarme así en aquel entonces...?—

—Si la persona que hubiera tomado el lugar de mi padre hubiera sido Óscar, ¿habrían hecho lo mismo?—

Farel extendió una mano y tomó la suya.

—No tienes por qué estar satisfecha con todo, tampoco tienes que perdonar todo.—

Farel apoyó su frente contra la de ella, con un tono tranquilizador—Como siempre digo, es lo mejor para distraerse cuando estás triste.—

¿Cómo iba a distraerse haciendo eso?

—Es bastante útil, ¿quieres intentarlo?—preguntó.

Las pestañas de Evrie temblaron.

Antes de que pudiera decir algo, Farel selló sus labios.

Las prendas de dormir se esparcieron por la cabecera de la cama.

En la oscuridad, ella abrazó a Farel con fuerza, escuchando el latido de su corazón firme y seguro.

En ese momento, su corazón no se sentía tan vacío.

...

Era tarde en la noche.

Cuando Evrie se quedó dormida.

Farel se levantó de la cama y con el celular en la mano, salió al balcón y marcó un número que conocía de memoria.

Después de dos tonos, contestaron al otro lado.

Era la voz de Pablo—¿Hola?—

—Voy a casarme con Evrie.—Farel fue directo al grano,—Eres su padre y desde cualquier punto de vista, tengo que decírtelo.—

—De ahora en adelante, Evrie será parte de mi familia.—

—Poniéndome en los zapatos de su esposo, espero que se comporten y no la hagan sufrir más. Si ella está triste, yo estaré molesto, y si yo no estoy contento, entonces nadie tendrá días felices.—

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