Cuando Auwuu intentó abalanzarse de nuevo, ella, con una actitud que delataba su nerviosismo, lo empujó para evitarlo.
—¿De quién es este perro que es tan pegajoso? No hay quien lo controle, ¿y si se pierde siguiendo a un extraño?—
Auwuu, sintiéndose lastimado, soltó un lastimero ladrido.
Blanca evitó mirarlo a los ojos y rápidamente lo entró en la casa tirando de la correa.
La casa era cálida y acogedora con una alfombra gruesa extendida en el suelo.
Sobre la mesa, había leche caliente de la granja y dos grandes platos de carne asada.
Zaida era muy hospitalaria y no paraba de servirle leche a Berto, ofreciéndole todo tipo de comida.
—Berto, ahora que estás aquí, eres nuestro invitado, por favor siéntete como en su casa.—
Berto se sentó educadamente, mostrando una sonrisa cortés y apropiada de un joven ejemplar.
—Gracias, señora.—
Zaida, tomando la mano de Blanca, la presentó—Esta es mi hija, ella también trabaja en Alnorter, qué coincidencia que tú también vengas de allá, esto debe ser destino.—
La mirada de Berto cayó sobre Blanca, con una sonrisa ambigua.
Asintió con esa sonrisa—Sí, qué casualidad.—
—...—
Blanca desvió la mirada, sin ganas de hablar con él.
¿Casualidad? ¿Estaba seguro de que no lo había planeado?
¡Qué actuación!
Zaida estaba tan centrada en Berto que no se dio cuenta de la tensión entre ellos.
Aprovechó la oportunidad para insistir—Berto, ¿no conoces a algún joven adecuado en Alnorter para presentarle a mi hija? Esta chica ya tiene edad para casarse, pero dice que nadie se interesa por ella y no encuentra la pareja adecuada. No podemos seguir así.—
Berto levantó una ceja, su mirada se posó en el rostro exótico y deslumbrante de Blanca, sonriendo.
—¿Nadie se interesa por ella?—
Blanca, con su taza de leche en las manos, bajó la cabeza, casi queriendo esconderse en ella.
Zaida no se detuvo—Sí, ya que también vienes de Alnorter, ¿podrías ayudarla a buscar a alguien adecuado?—
Berto agarró su taza con una mano, le dio un sorbo y luego volvió a mirar a Blanca.
Con una sonrisa que insinuaba algo más le dijo—Claro, la ayudaré a buscar.—
—Eso sería maravilloso, Berto. ¡La próxima vez que vengas de viaje te ofreceré un descuento!—exclamó Zaida alegremente, ofreciendo aún más comida a Berto.
Ellos dos parecían llevarse bien en su conversación.
Blanca temía que Berto siguiera allí y comenzara a decir cosas que no debía.
Blanca se alertó inmediatamente y se acercó a la puerta.
—¿Qué pasa?—
Reconocía ese estilo de llamar a la puerta, no necesitaba adivinar quién era.
Como esperaba, desde afuera llegó la voz atractiva y magnética de Berto.
—Dejé mi teléfono en tu habitación, voy a recogerlo.—
Blanca giró hacia la mesa y, efectivamente, vio un teléfono móvil negro, de los que usaba Berto.
Sospechaba que lo había dejado a propósito, pero no tenía cómo probarlo.
Se acercó a recogerlo y al abrir la puerta, se lo entregó rápidamente.
—Toma.—
Berto extendió su mano para tomarlo y, mientras agarraba el teléfono, su mano agarró la muñeca de Blanca.
En un segundo, se introdujo en la habitación y cerró la puerta detrás de él.
Blanca abrió los ojos de par en par—¿Qué haces?—
—Hace demasiado frío afuera, no puedo dormir.—
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...