Los párpados de Berto temblaron levemente, y por un segundo se quedó perplejo.
De repente se acordó de aquella noche de hace un mes, en casa de Blanca... sin haber tomado precauciones.
—Hijo, ve a ver, ¿no eres médico?— Ana lo empujó rápidamente, con los ojos llenos de emoción. —Ve a ver si realmente está embarazada—
—Mamá, soy cirujano, no ginecólogo.— Berto intentó aclarar.
—Pero al fin y al cabo eres médico, ve a revisarla.—
Con el corazón en vilo, Berto no se sentía tranquilo en ese momento.
Dio un paso adelante y se dirigió al baño.
Blanca sentía una oleada tras otra de acidez subiendo por su garganta, apoyada en el lavamanos, vomitó sin cesar, debilitándose completamente.
Tomando aire, enjuagó su boca, y cuando iba a cerrar el grifo, una mano larga se extendió para cerrarlo por ella.
—¿Estás embarazada?— La voz del hombre llegó de repente, preguntando directamente.
Blanca palideció y negó con la cabeza rápidamente.
—Imposible, solo me siento mal del estómago por las bebidas de anoche.—
—¿Ya te vino la menstruación este mes?— Berto entrecerró los ojos, mirando su vientre.
Blanca se alteró y, por instinto, se tocó el vientre sin poder emitir ninguna palabra.
Su ciclo menstrual siempre había sido irregular.
Pero hacía tiempo que Berto la había ayudado a regularizarlo con medicina, y cada mes llegaba puntualmente a los 28 días, sin fallar ni uno.
Esta vez era realmente anormal.
—Después de comer, te llevaré al hospital.— Berto habló antes de que Blanca pudiera decir algo.
El corazón de Blanca se suspendió, y por un momento se sintió perdida.
¿Realmente podía estar embarazada?
¿Podía tener tan mala suerte?
Después de comer, Berto encontró una excusa para llevarse a Blanca, condujeron al hospital más cercano y le hicieron un conjunto completo de exámenes.
Dos horas después.
Blanca estaba sentada en el auto, mirando fijamente los resultados de los análisis, completamente atónita.
Las palabras del médico resonaban en sus oídos —Felicidades, señorita, está embarazada.—
¡Realmente estaba embarazada!
Los resultados fueron arrancados de sus manos, dejando un vacío.
Blanca volvió en sí, aturdida y confundida, con una mezcla de ansiedad y pánico, sentía un sabor muy amargo.
Giró la cabeza hacia Berto. Él estaba inclinado, mirando fijamente los análisis bajo la luz tenue del auto, imposible de discernir su expresión.
Blanca tomó una profunda respiración, apretó los dedos y su voz ronca rompió el silencio.
—Berto, no quiero tener este bebé.—
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...