El corazón de Berto se detuvo por un instante, sin reacción alguna.
Parecía que lo había adivinado desde el principio.
—¿Piensas deshacerte de él? —preguntó.
Blanca apretó los labios, las palabras estaban en la punta de su lengua, pero de repente no pudo decirlas.
Bajó la cabeza, con voz baja—Ya te dije, no quiero casarme, mucho menos tener hijos. Mi carrera está en ascenso, siempre quise estar sola—.
—Tenlo, yo cuidaré del niño—.
Berto soltó esas palabras de forma inesperada.
Blanca lo miró sorprendida, como si no esperara esa respuesta de él.
¿Qué estaba insinuando?
¿Que quería quedarse con el niño?
Berto respiró profundo, iluminó el interior del auto y giró su cabeza hacia ella, con sus ojos y cejas teñidos de seriedad.
—Blanca, primero quiero disculparme contigo, por mi descuido quedaste embarazada y eso alteró tus planes profesionales, eso es mi culpa y lo asumo—.
—Segundo, mi sentimiento no cambia—.
La miró fijamente y dijo con seriedad—No quiero renunciar ni a ti ni al niño. No me casaré con otra en mi vida, pero con mi capacidad y paciencia, criar a un niño es más que posible. Si no lo quieres, dámelo a mí, yo me haré cargo—.
El corazón de Blanca se detuvo por un segundo.
Luego comenzó a latir descontroladamente, tanto que sus dedos temblaban.
Trató de calmarse y preguntó—¿No quieres que me deshaga del niño, verdad?—
—Así es—.
—¿Entiendes lo que significa estar embarazada?—
Blanca lo miró, sus ojos brillaban con un resplandor tenue—Significa que tengo que ser extremadamente cuidadosa durante diez meses, aceptar que hay una vida pequeña dentro de mí. Me hincharé, engordaré, estaré ansiosa y nerviosa, y en el peor de los casos podría quedar con secuelas—.
—Eso podría soportarlo, lo admito—. Blanca cerró los ojos, continuando—Pero lo que importa es que tendré un niño que dependerá de mí el resto de mi vida. Soy su madre, ¿cómo podría simplemente dejarlo con su padre y condenarlo a ser infeliz por falta del amor maternal?—
Berto la corrigió—Mi niño no será infeliz. Solo tienes que dar a luz, lo demás déjamelo a mí—.
—¿Crees que es tan simple como solo dar a luz?—
Blanca lo miró con incredulidad—Es una vida, necesita un hogar, un entorno saludable para crecer, el amor y cuidado de sus padres... no tienes ni idea—.
Al llegar a la casa de los Navarro, ya era tarde.
Leo y Ana, siempre puntuales con su reloj biológico, habían dejado una luz encendida en la sala antes de irse a dormir.
Berto llevó a Blanca arriba, abrió la puerta de un gran dormitorio que daba al sur.
—Este es mi cuarto, he cambiado las sábanas y la funda del edredón por unas nuevas. Instálate tranquila, duerme bien. Estaré justo al lado, solo llámame si necesitas algo—.
Blanca asintió con la cabeza, aún con la mente zumbando.
La sorpresa había sido demasiado repentina, se sentía un poco aturdida.
Cuando se giró para acostarse, sintió un tirón en su muñeca, y Berto la atrajo hacia su pecho.
El calor de su cuerpo la envolvió, su fuerte presencia masculina estaba justo ahí, junto a su corazón.
—No temas—. Su voz ronca resonó—. No tienes por qué cargar con esto sola, el niño también es mío, lo enfrentaremos juntos, ¿entiendes?—
Los hombros de Blanca se encogieron.
Escuché su suave suspiro—Blanca, tienes que aprender a confiar en los demás.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...