Evrie le sonrió con picardía a Farel.
—Sí, un día sin verte es como tres años—, le dijo con un dejo de añoranza.
La temperatura en los ojos de Farel se derritió completamente, sin ser incapaz de resistirse, se inclinó y le robó un beso.
—Si sigues provocándome, la próxima vez te llevo colgada en mi cinturón—, le advirtió de forma juguetona.
Evrie se sonrojó, ligeramente avergonzada.
—Hay gente afuera, compórtate—, le recordó, empujándolo levemente y saludando hacia afuera del vehículo.
—Berto, Blanca, ¿cómo llegaron ustedes?—, le preguntó sorprendida.
Berto sonrió—Vinimos a hacer unos mandados y nos topamos con el amorío de los Haro. Se ve que se llevan muy bien—.
Evrie se sintió un poco incómoda con el comentario y les propuso—¿Se animan a almorzar con nosotros?
—Mejor no, no queremos interrumpir su momento de pareja—, le dijo Berto con tacto, abriendo la puerta del coche y subiendo con Blanca.
Al arrancar el coche, bajó la ventana y les lanzó un saludo con la mano en señal de despedida.
Evrie observó cómo se alejaban y no pudo evitar comentar.
—Berto parece estar de buen ánimo, está muy animado—.
—Con esposa e hijo en casa, obvio que está contento—, le dijo Farel con un dejo de sarcasmo, volviendo la mirada hacia Evrie y ayudándola a desabrocharse el cinturón de seguridad.
—Bajemos, cambiemos de lugar—, sugirió.
—¿Eh?—, Evrie lo miró confundida.
Farel abrió la puerta con una ceja levantada—¿Acaso voy a dejar que mi esposa me sirva de chofer?—
Evrie soltó una risa suave.
—La verdad es que ahora estoy de pocas semanas, no estoy tan frágil y, además, tú me has engordado, puedo manejar perfectamente—, le comentó tocándose la barriga ligeramente.
—¿Y yo necesito que lo hagas?—, le replicó Farel con autoridad, —Bájate del coche—.
La masculinidad al poder parecía no tener fin.
Farel se rio y condujo hasta un restaurante de comida casera.
El lugar había sido recomendado por Berto, quien decía que la comida era nutritiva y fresca, era perfecta para una embarazada.
Farel le echó un vistazo al menú y eligió algunos platos apropiados para Evrie, además de sopa y fruta.
Con la mesa llena, Evrie comió a gusto.
Mientras ella comía, él le quitaba las espinas al pescado, le servía la sopa y le pasaba las verduras.
Después del almuerzo, con la lluvia cayendo, Farel aparcó en un centro comercial y la tomó de la mano al bajarse.
—¿Qué hacemos en el centro comercial?—, le preguntó Evrie, curiosa.
—Digerir la comida y de paso comprar algo—, le respondió Farel.
—¿No viste el otro día en esa serie que mirabas que lo que más feliz hace a una mujer es que su hombre gaste en ella? Cuanto más, mejor—, le dijo, mostrándole su celular—. Y la verdad, no creo que eso me cueste mucho—.
—Así que, Sra. Haro, compra lo que quieras, yo pagaré con gusto—.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...