Farel apretó los labios con firmeza, respondiendo con tono sereno.
—Si tanto te preocupan tu mujer, más te vale recuperarte, seguir el tratamiento al pie de la letra, mantener una actitud positiva y no rendirte.—
Miró hacia la ventana y añadió, —Hoy está lloviendo, no hay sol. Mejor quédate acostado.—
—Qué lástima,— suspiró Berto. —Solo quería tomar un poco de sol para fortalecer mis huesos.—
—El cielo se despejará, habrá otras oportunidades.—
Con esas palabras de Farel, los doctores terminaron su chequeo, asegurando que solo era un proceso de desintoxicación y metabolismo, nada grave.
Intentaron animar a Berto, diciéndole que su estado físico era bastante bueno.
Pero tras las gruesas vendas sobre sus ojos, Berto no podía ver la preocupación y gravedad en los rostros de los médicos.
Farel sí pudo.
El reporte médico decía claramente: las células cancerígenas se expandían y su sistema inmunológico continuaba debilitándose. Las perspectivas no eran alentadoras.
Cerró los ojos un momento, su voz seguía calmada.
—Descansa, deja el resto en mis manos.—
Dicho esto, Farel se giró para salir, sus pasos resonaban con determinación, llevándose consigo la tormenta y la neblina.
—Vamos a reunirnos.—
Dijo fríamente.
Una vez que todos salieron de la habitación, Berto sacó una bata limpia y se la puso él mismo tras rechazar la ayuda de las enfermeras.
Después de cambiarse, volvió a acostarse, el cuarto quedó en silencio, solo se escuchaba la lluvia afuera.
A pesar de que la mañana había sido soleada, ahora estaba nublado y lluvioso.
Suspiró profundamente, sus dedos pálidos buscaron su teléfono frío en la mesita, lo encendió y luego lo apagó.
Lo sostuvo en su mano, perdiéndose en el sonido de la lluvia.
En el noveno piso del Hospital Asana, en la sala de juntas.
—Además, nuestro fondo actual no cubre el presupuesto para estas investigaciones. Con inversión extranjera, podríamos acelerar el desarrollo.—
Farel lo miró fríamente.
—Si no quieres trabajar aquí, puedes presentar tu renuncia ahora mismo.—
El ejecutivo se calló de inmediato.
Con una mirada final, Farel dejó caer una última advertencia.
—Recuerden, el Hospital Asana puede sobrevivir sin cualquiera de nosotros, pero nunca será propiedad de intereses extranjeros. Si alguien prefiere trabajar con extranjeros o desaprueba mis decisiones, tiene tres días para renunciar. Recibirán una compensación justa.—
Tras estas palabras, se levantó y salió sin mirar atrás, dejando la sala en un silencio sepulcral.
La reunión había sido intensa y llena de presión.
Al salir del hospital, Farel se dirigió directamente a la empresa.
Joan ya lo esperaba en la entrada, casi llorando.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Receta para robarle el corazón al Dr. Farel
Hola ya no hay más capitulos...
Llevo mucho tiempo revisando dia a dia para ver si actualizaron y nada😪😪...
Muchos dias sin subir capituños y nos vamos a quedar sin saber que pasa con los protagonista. Que pereza....
Para el buen lector es de muy mal gusto esperar por alguien para darle continuidad a una buena e interesante lectura, son muchos días de espera....
Por favor más capitulos😢😢...
Hola por favor que pasa capitulo...
Quiero más capítulos por favor me tiene triste ver como esta berto😔😔...
Hola amiga más capítulos...
Más capitulos vale...
Quiero más capítulos para ver que pasa con la salud de berro...