Santino, El demonio de la Mafia romance Capítulo 5

Olivia no quiso, ni pudo, evitar abrir la boca para recibir el beso de Santino, mientras la lengua del hombre saqueaba su pequeña boca. Todo este juego era una jodida, muy jodida locura. Pensó Olivia, pero ni eso pudo hacer que se alejara de la cálida boca del hombre.

Santino se alejó, cortó el beso tan rápido como lo comenzó, la sonrisa dibujada en su rostro. Parecía que se estaba burlando de Olivia, al verla sonrojada y podía jurar que estaba excitada. Él no era de palo y también lo estaba.

Controlar su lujuria es bastante difícil cuando de Olivia se trata. Un mal que debía exorcizar de su sistema, desde la primera vez que la besó en la biblioteca como venganza no pudo apartarla de su mente ¿Qué motivo, había hecho besarla hoy? El deseo y la necesidad de sentir sus cálidos y sedosos besos de nuevo ¿era suficiente motivo?

Olivia entró a su habitación temblando de pies a cabeza, las caricias y los besos de Santino, provocaron fuego en sus venas, estaba loca, oficialmente loca de remate. ¿Por qué su corazón latía de esa manera? Cerró los ojos, recostando su cuerpo contra la puerta, sus mejillas ardían debido al sonrojo, del que fue presa hacía unos momentos.

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Olivia cerró el cuaderno, no necesitaba saber que Alessia no vendría a tomar sus clases, era sábado y de nueva cuenta la había dejado sola, miro la hora en su reloj apenas eran las ocho de la noche ¿Qué debía hacer? No era ninguna prisionera, podía salir y divertirse ¿sola? Se preguntó a sí misma. No tenía amigos, su vida había sido completamente estudio y trabajos. Desde que sus padres murieron en un accidente automovilístico y ella se salvó de milagro, se negó a crear lazos emocionales, durante tanto tiempo como fue posible, hasta el día que encontró a Alessia y…

Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos, por disparos que provenían de todas partes. Su mente hizo clic, al darse cuenta que no se trataban de tiros sin sentido, la mansión Ferrari, estaba siendo atacada. Sombras se movían en las afueras del chalet, y contra todo buen juicio salió por la parte de atrás, si se quedaba moriría, esos hombres no estaban jugando. Camino tan pegada a la pared amparada por las sombras, envió un corto y preciso mensaje . Una vez enviado el mensaje para Alessia, corrió buscando la salida, debía huir y ponerse a salvo, pero la imagen de Santino a través del ventanal, impidieron su huida. El disparaba desde una posición bastante incómoda, el escritorio no sería por mucho tiempo un buen escudo.

El cuerpo de Olivia tembló, al ver la sombra que caminaba silenciosa, hacia Santino con el arma apuntando hacia él. Olivia quería gritar y advertirle el peligro, consciente de que un grito de su parte solo atraería el peligro a su tejado e incapaz de dejar que el tipo asesinara a Santino. Cogió el bate de béisbol de Alessia, era una suerte que lo poco ordenada que era al dejarlo en la grama, camino lentamente ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba demente? ¿Por qué arriesgaba su vida por un hombre que la odiaba? La adrenalina corrió, por cada poro de su cuerpo, caminó sigilosamente y antes de pensarlo dos veces, estrelló el bate sobre la cabeza del sujeto con toda fuerza de la fue capaz.

Lanzó el bate a la gramilla asustada ¿había asesinado a un hombre? No tuvo tiempo de averiguarlo, los disparos aumentaron, se escondió en la columna del ventanal, para no salir herida, debía ayudar a Santino a salir de la biblioteca o estarían muertos.

Olivia rogó a todos los santos, habidos y por haber, que la ventana estuviera cerrada por fuera, Alessia le había indicado hacía unos días la razón y estaba deseando que todo lo que le había dicho fuera verdad.

Santino observó silenciosamente a Olivia, había visto lo que la chica había hecho con el tipo que venía a matarlo.

Santino, continuó disparando, ahora para proteger a Olivia, mientras abría la ventana. No tenía idea de cómo habían entrado a su casa, habían burlado no solo su sistema de seguridad, sino también a sus hombres provocando un infierno, podía imaginar la cantidad de hombres que había perdido esa noche.

Santino corrió, tomó la mano de Olivia para correr lejos de los disparos, los pasos de sus perseguidores se escuchaban cerca, debía ponerse fuera de peligro y buscar la manera de contactar a Alessia, para que no volviera a la mansión. Santino y Olivia, no podían hacer más que esquivar los disparos.

Olivia gimió cuando algo caliente entró en su costado, pero no tuvo tiempo de detenerse, Santino corría tan rápido, llevó una mano a la parte afectada, solo para sentir la humedad de su sangre ¡estaba sangrando!

Santino, entró al cuarto de jardinería con Olivia pegada a sus talones, abrió el pasadizo que los llevaría fuera de la mansión, un garaje con autos preparados para este tipo de emergencias.

Olivia tenía la respiración agitada, con cada paso que daba, parecía perder un poco más de fuerza, no quería quejarse justo, cuando estaban por escapar.

Varios hombres los rodearon, cuando estaban prácticamente a salvo, subieron a una de las camionetas y salieron sin ver atrás, las sirenas se escuchaban en la distancia, mientras el auto tomaba la ruta contraria, debían alejarse.

—¿Está usted bien jefe? — Khalan uno de sus pocos hombres de origen Tailandés preguntó preocupado.

—Conduce Khalan —la preocupación de Santino, ahora mismo era comunicarse con Alessia, su hermana no podía volver a casa.

Olivia gimió sin poder contenerse más el dolor, se había convertido en algo insoportable, se sentía mareada.

—¿Qué sucede Olivia? —Santino arrugó el entrecejo al ver el pálido rostro de Olivia, abrió los ojos al darse cuenta que el costado derecho de Olivia estaba lleno de sangre.

CAPITULO 5 1

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