Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 41

Los días fueron pasando y el detective no se volvió a aparecer, en eso alguien golpea a mi puerta.

—Hola Lucy, se que eres nueva aquí y no conoces a nadie, pero haremos una fiesta en la piscina está noche, no sé si te gustaría unirte.

—No sabía que había piscina.

—Esta en el tercer piso, la corporación nunca te dice a qué tienes acceso en este edificio, pero aquí hay de todo, hasta un sexshop.

—Es en serio y yo así fui a la calle por disfraces.

—Mejor si, aquí todo es caro.

— ¿Nos vemos ahí?

—Esta bien, nos vemos ahí.

A pesar que podía irme en cualquier momento, aún no lo hacía, me daba vuelta un tema en la cabeza, así que llamé a mi hombre misterioso, no sabía a quién recurrir.

—Hola guapo.

— ¿Cómo sabes que lo soy?

—Por que me has tratado mejor que los demás y eso solo lo hace un caballero de verdad.

—Solo espero no te descepcione de mi.

—Te he llamado porque hay algo que no me tiene tranquila.

—Dime.

—Sabes que recientemente se detecto que mis documentos presentaban ciertos vacíos y prácticamente terminaba asociada a mi identidad anterior.

—Continua.

—Si decido irme a mi antigua casa ¿No crees que levantaría más sospechas?

— ¿Que propones?

—La vendemos y así ya la eliminamos de mi vida sin nada que vincule.

—Pero sabes que si la vendes tendras que esperar hasta tus 18 años y reaparecer como tú.

—Yo estoy dispuesta a esperar, esa casa no tiene ningún valor para mí, más que dolor y sufrimiento.

—Esta bien, esperaremos a que cumplas los 18.

—Gracias, sabía que comprendería.

Cortó la llamada

En la noche me dirigí hacia el tercer piso y llegué a la piscina, no podía creer lo que miraba, habían como 50 o 60 chicas, todas completamente desnudas, pero el DJ de la fiesta era un varón y en el área podría ver al menos tres varones.

—Hola Lucy te has decidido por venir, me alegro por ti, toma — Me da una cerveza — agarra lo que quieras inclusive a los hombres o mujeres que quieras, hoy no hay reglas.

Ella se fue hacia el agua yo no había tomado antes, pero no ví mal en probarlo, le pegó el primer trago y no lo sentí mal, al poco tiempo me sentía más liberada, igual que las demás chicas me quite la ropa y no me importaba, no importaba nada de lo que sucedía afuera.

En eso se me acercan dos chicas, eran gemelas.

—Hola guapa, nos ha cautivado tu belleza y quisiéramos llevarte a un área más privada.

Yo me levanté de dónde estaba y me deje llevar, me llevaron a los baños y apenas entre me comenzaron a comer, no sabía que era si la cerveza o el ambiente, pero esas bocas sentía que me llevaban al cielo, me subieron al lava manos y me empezaron a comer el coño, en eso una de las chicas se levantó del piso, sin dejar de verme saca de su coño un consolador y luego me lo introduce, comencé a gemir, hacía tanto tiempo de no tener algo adentro, no tardó mucho tiempo en llegar a terminar, nuevamente se levantó una de las chicas y salió del baño, la otra se quedó comiendo mi coño, en eso regresa la que había salido, pero detrás venía un hombre.

—Dinos, ¿te animas o no?

Yo no tuve que responder, porque me lance sobre el a comerle la boca, el no se opuso y me la metío sin pensarlo, me acomodo en el lava manos y me estaba taladrando, yo disfrutaba el momento, necesitaba un pene dentro de mí, pero las chicas no se quedaron viendo, buscaron a otros dos chicos y en el mismo baño estaban nos estaban cogiendo a las 3, no nos importaba que pasará, solo queríamos disfrutar, llegó el momento de cambiar y fueron los chicos que intercambiaron de lugar, en eso entraron dos chicas más y vieron la escena, nosotras no nos detuvimos y ellas hicieron lo que tenían que hacer, pero nuevamente entraron otras tres chicas y estás venían por una cosa.

—Vaya, aquí se tenían una fiesta privada y no nos invitan.

En eso vine me saque el pene de mi acompañante y se lo ofrecí a una de ellas, pero lo que nunca imaginé es que vinieran las tres por él, yo decidí salir del baño, necesitaba algo de tomar y lo único que había era cerveza, me tome dos más seguidas y ya mi cabeza comenzó a dar vueltas, el ambiente ya era distinto, en la piscina habían dos parejas teniendo sexo, no se dónde aparecieron más hombres, pero por dónde caminase había vergas paradas, en eso se me acerca uno, se miraba más joven que yo, pero tenía una gran verga.

Yo me acerque a el y sin pensarlo mucho me arrodille, comencé a comerle el pene, pero era enorme no me cabía en la boca, cuando el sintió que era suficiente, me puso de perrito y comenzó a penetrarme, lo hacía con fuerza, parecía que me partiría en dos, en esta área solo había un sonido que predominaba más que la misma música y eran los gemidos, por todos lados de escuchaban los gemidos, pero la fiesta no tardó mucho, fui interrumpida por un grupo de supervisoras, quienes dieron aviso de su llegada por un silbato.

A todos esos huevones, quiero que tomen sus cosas y los quiero lejos de este edificio, a las mujeres quiero una fila, la música dejo de sonar y al menos dos decenas de hombres comenzaron a salir de la habitación.

—Serán custodiados por guardias hasta la salida — dijo la supervisora a los varones — Saben muy bien que no pueden invitar a hombres a este edificio, cuando hacen eso ponen en riesgo a la corporación y por eso ha decidido que tendrán que pagar una multa de $2,000 cada una.

Todas pegamos el susto, pero no podíamos decir nada, ahora regresen a sus habitaciones

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