Los días pasaron, cada vez que Alicia salía sentía que alguien la seguía, Creo que Stefany no la siguen por creer que no es tan cercana a mi, Alicia se encarga de las compras y algunos que otros mandados, nuestra actividad sexual se vio reducida, Alicia si ha estado con algunos, pero le ha tocado en moteles, en cambio yo me estoy quemando por sentir a alguien dentro de mi, a Juan lo he rechazado en múltiples ocasiones, prefería estarme quemando a volver estar con él, una vez Alicia quiso traer a Alguien, pero en eso se aprecio un gorila de Juan y saco al tipo prácticamente a la fuerza.
—No se que hacer Alicia, al final estoy prisioneras en esta casa.
—Lo siento señorita Lucy, pero sabe que hemos tratado de todo y al final el Sr Juan va un paso más adelante.
En eso Stefany entra ala casa.
—Señora Lucy, le tengo buenas noticias.
—Dime.
—Lo encontré y le di el mensaje que me indicó.
—En serio, que bien, ahora esperemos que las cosas salgan tal como queríamos.
—Según me dijo, mañana lo vería y ahí aprovecharía a entregar el mensaje.
—Pero ese tipo ¿Quien es? — pregunta Alicia.
—La primera vez que yo tuve a un cliente en la corporación fue con este tipo, llevo a cuatro chicas, la idea de él era pasar 24 horas con nosotras, pero durante esa tarde sufrió un preinfarto, prácticamente le salvamos la vida, se fue al médico y nos dejó descansar, cuando regrese de España me encontré al piloto y me dijo que el estaba muy agradecido, entonces espero que el pueda ayudarme.
Stefany no se quedó en la conversación, ella lo que no quiere es saber tanto.
—Pero una vez que el le llamé ¿Que le pedirá?
—Le pediría que me saque del país con mi hija, es lo único.
—Aun siento que le falta bastante a esa idea.
—No es eso, solo que aún prefiero reservarla para mí.
En eso alguien golpea la puerta, Alicia fue abrir, apenas quitó el seguro la empujaron.
—Monica, debo de advertirte — Era mi madre.
— ¿Que haces en mi casa? Suficiente mal has hecho ya.
—Escúchame es importante lo que debo de decirte.
—Te doy un minuto para hablar y luego de largas de mi casa.
—Debes de tener cuidado con Juan, apenas tenga a tu niña, el buscará la forma de arrebatarla.
—Nada nuevo me has dicho, pero no solamente quedará ahí, al parecer te devolverá a la corporación e incluso meterá a Alicia, debes de tener cuidado.
—Tu tiempo se ha acabado.
—Yo te puedo ayudar, confía está vez en mí.
Agarré un cuchillo y me puse frente a ella.
—Lárgate de mi casa sino quieres morir.
—Escúchame Mónica por favor.
—Ya te he escuchado.
—Venia rápido porque se cómo es Juan.
El día del viaje buscamos nuevamente al taxista que los perdió la última vez, le había pedido su número.
—Buenos días señoritas, pensé no la volvería a ver.
—Es que necesitamos de tus servicios, tengo que llegar al centro comercial, pero sin que nos persigan.
—No se preocupen por eso, esa es mi especialidad, de hecho la otra vez después de dejarla a ustedes yo anduve dando vueltas.
—Esta bien, más trabajo y menos charla, tengo que estar a las 11 en el centro comercial.
El arrancó si vehículo, parecía que nadie nos perseguía, hasta que llegó a una de las principales carreteras.
—Parece que está vez nadie nos persigue — dije.
—No se confíe mucho señorita, ellos han hecho el intercambio de vehículos, de esa manera pasan desapercibido, pero yo soy más listo.
Salimos de la autopista, pero en vez de avanzar se escondió.
—No crean que al hacer esto, ya lo hemos perdido, igual que la vez pasada, harán cambio de taxi, pero ya están cerca.
—Gracias por todo — dijo Alicia.
—Cuando lo deseen, al final solo Ustedes han reconocido mis habilidades.
Llegó otro taxi y nos recogió a las dos, tomaron rumbo diferentes.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante