Sexland romance Capítulo 7

Tercer día en Sexland y estaba muy animada.

A diferencia del día anterior, había amanecido muy relajada y positiva.

Estaba segurísima que amaba a Calum y el me amaba a mí, por lo que no creía necesario el susto inmaduro a que lo que sea que estuviera haciendo, pudiera contra nuestra relación... El no haría algo así y yo tenía que confiar en eso.

— ¡Buenos días por el día..! — canturreé para las chicas mientras bajaba estirando mis músculos engarrotados por las posturas nocturnas.

— Alguien se levantó muy contenta hoy — dijo Lindsey soltando el humo de su cigarrillo y haciendo que las demás miraran hacia mí.

— Rommy también está muy feliz — gritó Rebecca desde la cocina donde se encontraba haciendo huevos revueltos para desayunar todas — se ha ligado a un mulato caribeño que la dejó con los muslos temblando.

— Serás cotilla...

Ambas se enredaron en una discusión en la cocina y se amanezaban con sartenes y otros utensilios. Era divertido verlas.

Me dejé caer sobre el cojín del sofá que daba a la piscina, dónde miraba Lindsey sin dejar de fumar.

— ¿Que miras tanto para allí? — pregunté señalando a la piscina y quitándole el cigarro para darle una calada. Ella resopló.

— No sabes el viaje que me pegó un tío anoche en la piscina de su casa Suss, fue espectacular, y por el culo.

— Joder tía, no le cuentes esas cosas que me duele solo de pensarlo — le devolví el cigarro y ella m hizo un gesto con los ojos para que lo tirara. Estaba recostada con los brazos en alto y repatingada en el sofá... En bragas y camiseta.

— ¿No te la ha metido nunca Calum por detrás?

— Que no te estoy diciendo — me miró asombrada — que no te lo diré, no pienso hablar de pollas y culpa contigo — miré hacia atrás para ver que en la cocina todo estuviera bien a pesar de los gritos y cuando la volví a mirar me alzó las cejas la muy pesada — que no te he dicho.

— Suss, quiero casarme con ese hombre — rodé los ojos de lo teatral que era a veces — es que miro para el agua en la piscina y me pongo a punto de correrme solo de recordar sus golpes contra mía nalgas y sus manos en mis tetas apretando mis pezones y chupando mi cuello. ¡Dios amo su polla! — gritó a toda voz alzando las manos al cielo.

— Estás pesadita ehhh — le cacheteé el muslo y se partió de la risa en mi cara — que no me lo cuentes.

Me paré y me fuí a la cocina a terminar el show que había ahí montado.

— Peor eres tú, que no quieres asumir que te follas a Darius cuando él quiere — gritaba Rommy y nuevamente salía el tema de mi cuñado a colación.

— Que no me lo follo joder — gritaba mi hermana dejando la sartén y los huevos a medio hacer.

Subió a su habitación y Rommy me hizo un ademán de no entender porque mi hermana se ponía así cada vez que sacabamos el tema.

— ¿Te has tirado a un tío anoche? — le pregunté bajito y me lo reconoció. Nos reímos y me contó lo bien que se sintió deshinibirse pero que no quería repetir, prefería guardar la experiencia para sus memorias... Nos reímos de lo tonta que era.

De pronto ví como mi hermana salía de la casa, furiosa y vestida con ropa de playa.

Salí detrás de ella y me exigió que la dejara en paz, que quería pensar a solas y que se relajaría en la playa toda la mañana. Que volvía en la tarde.

— Está muy rara y eso me preocupa — le dije a mis amigas mientras desayunábamos.

— Que está pillada por Darius, llevo toda la puta vida viendo como lo hace y las tías que se pillan de él acaban destrozadas. Te lo estoy diciendo y no me crees.

Lindsey era íntima amiga de mi novio y ahora era una de las mejores para mí, pero su relación con Calum y Darius, hacía que supiera perfectamente como eran.

— No puedo meterme en la vida sentimental de mi hermana Linds, pero con Darius tendré una conversación intensa cuando vuelva.

— Sentimental y Darius no pueden ir en la misma oración cariño — ironizaba mi amiga y yo rodaba los ojos — habla con él lo que quieras, pero si ha ido a por ella, créeme que no hay escapatoria. Más bien habla con tu hermana y dile que Darius solo es un escándalo en la cama pero nada más, que su no puede controlar sus sentimientos frente a él que ni siquiera se lo folle.

— ¿Te has acostado con él? — tenía que preguntarlo.

— Tu cuñado y yo, somos la misma versión de personas en diferentes géneros... Ni follando somos compatibles.

Ella se reía. Rommy callaba y yo pensaba en lo que significaría que algo como eso sucediera en la familia... Definitivamente tenía que hablar con los cuñados.

Hoy me tocaba por itinerario, “ La sillita de la locura”...

Menudo nombre y tremenda sugerencia.

Me había ido al sitio que indicaba el folleto y como siempre, con poca ropa.

Iba en topless y una camiseta encima solamente.

En la recepción había una chica que me sugirió que bebiera un poco de refresco para hidratarme antes de empezar la experiencia y esa simple recomendación me había puesto a cien... ¿Me iba a deshidratar La sillita loca?

Como todos y cada uno de los días que llevaba allí y que participaba en aquello peculiares aparatos de atracciones, me tropecé con los ojos impactantes de mi monitos, que estaba vestido con un short playero y nada más.

— Bienvenida — me dijo sexy como era él y ofreciéndome un pomo de Gatorade de naranja al tiempo que cerraba la puerta detrás de mí y bajaba las luces de la habitación.

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