Si, acepto el contrato (COMPLETO) romance Capítulo 39

Narra Jackson

Rendidos por un cansancio extremo, escuchamos en lo más lejano unos golpecitos en la puerta, no quiero abrir mis ojos, pero ese golpecito sigue allí.

- Servicio al cuarto – dice alguien afuera

Abro los ojos reaccionando, recuerdo que estoy en el hotel y me veo obligado a levantarme, me pongo una bata y abro la puerta, allí estaba un joven que traía el desayuno en un carrito, me hago a un lado y dejo que pase, noto que hay una rosa en la bandeja plateada, siento muy romántica la cosa.

- Gracias – le digo al chico entregándole un billete de propina

- Grace, ya han traído el desayuno – menciono haciendo que ella reaccione de inmediato ¡vaya! Ni estremecerla es tan efectivo como mencionarle la comida.

- ¡Qué bueno! Empezaba a morir de hambre

La chica se pone de pie acomodando su cabello, parece que ya no le resulta incómodo que la vea despeinada, sale hasta la puerta de cristal y abre las cortinas de par en par haciendo que la luz del sol entre a la habitación, ambos nos quedamos impactados por la imagen, el paisaje es increíble, tenemos la mejor vista de todas.

- ¡Wao! Estamos en el paraíso – menciona en voz baja

- Vaya, si, es mejor de lo que esperaba

Grace vuelve y toma su plato para comer, yo hago lo mismo mientras ambos miramos hacia el mar, abrimos la puerta y salimos al balcón, es tan relajante que hace que valga la pena tantas horas de viaje.

- Mire señor, en el carrito quedó una tarjeta, ¿de qué es? – dice la chica señalando al carrito

- Oh, es como una invitación, en la playa nos brindará no sé qué, la verdad no leí bien

- ¡Estupendo! ¿Iremos? – cuestiona ella

- No, quiero quedarme aquí – respondo cruzando mis piernas

- Yo si voy

La chica se pone de pie y se va hasta el baño, puede ser muy irritante cuando se lo propone, es supremamente terca, hace siempre lo que quiere. Media hora más tarde, sale usando un bikini de color negro, lleva en su cintura un pareo de animal print de leopardo, unos lentes de sol, su cabello suelto y chancletas de goma.

- Mas tarde regreso – dice abriendo la puerta

- ¿A dónde va así vestida? No puede estar por allí sola, se supone que es un viaje de pareja

- Tengo ropa de playa, porque estoy en la playa, y voy sola porque no hice un viaje que me durmió el culo para quedarme en el hotel, hasta luego – dice para salir dejándome solo

¡Mierda! Detesto que sea tan difícil de llevar, siempre es lo que ella quiere, ¡carajo!

Busco en mi maleta una camisa de color blanco y una pantaloneta de estampado, mis chancletas de playa y lentes de sol, ¿tiene que ser tan terca? No le costaba nada quedarse a descansar o comiendo lo que se le dé la gana aquí. No tengo más opción y salgo del cuarto, bajo por el ascensor y al abrirse las dos puertas de metal la primera que veo es a la señora Pérez, es la amiga de mi madre, hace mucho no la veía así que debo saludarla y agradecerle por las atenciones.

- ¡Santo Dios! La última vez que te vi, eras solo un niño, como has crecido – ella mira a mi lado como si buscara algo - ¿Dónde está tu esposa? – cuestiona, había demorado mucho

- Ella bajo un poco antes, ya la voy a alcanzar

- Debe estar ya en la playa, tenemos un show con los mejores bartenders de Colombia

Salgo y hay una zona que se ve muy tranquila, el azul cristalino del agua inspira limpieza, frescura y tranquilidad, por otro lado está un grupo enorme de personas, música y más de un exhibicionista, camino entre ellos para tratar de encontrar a Grace, miro detenidamente como si hiciera un escáner hasta que por fin, la chica estaba en la barra observando como preparaban algo, camino hacia ella con lentitud y noto que dos chicos la señalan, uno de ellos la observa parado detrás de ella con ganas de devorarla, así que me detengo a su lado y pongo mi mano en su cintura para marcar el territorio.

- Aquí estas, cariño – le digo a la mujer dejándole un beso en su hombro, observo a los hombre con cara de “ella es mía” y se van, la chica me mira extrañada y le susurro muy cerca

- Que no se le olvide que aquí estamos como pareja, muchos me conocen, también a usted la conocen, no me haga quedar mal

- ¿Qué estoy haciendo?

- Esos hombre se la cogían con la mirada, ¿es que no ve como esta vestida? – menciono tragando saliva, hago un esfuerzo por no enfocarme en sus senos

- Deje de decir tonterías, todas las chicas están usando trajes de baño, es lo normal, aquí hay playa, sol y arena.

- ¿Jackson? ¡Vaya! No puedo creerlo, estas aquí

Alguien detrás de mí me saluda, me doy la vuelta y era Marcos, un compañero de la universidad, estaba acompañado de su novia Carla.

- ¡Hey! Cuanto tiempo

Ambos nos abrazamos y nos dimos uno golpecitos en la espalda

- ¿Ella es tu esposa? la vi en la prensa, no sabía que tenías una novia – pregunta mirando a Grace

- Si, ella es mi esposa

Presento a mi secretaria con las personas que nos encontramos y juntos nos vamos hasta las piscinas del hotel que son más tranquilas, allí podemos charlar un poco. Las mujeres estaban juntas hablando de cosas de ellas, uñas, cabello y no sé qué más, yo le contaba a Marcos sobre mi empresa de hoteles y sobre el negocio de mi padre, fue una conversación muy interesante, hasta hablamos sobre un posible negocio futuro.

- Marcos, ¿podemos ir a la alberca? – dice Carla haciéndole caritas tiernas a mi amigo

- Si cariño, con mirarme así no puedo negarme – dice el tomándola de la mano y ayudándola a entrar a la piscina

Miro a Grace y solo se enfoca en su móvil.

- Grace, ven aquí, el agua esta súper rica; también tu Jackson, ¡Vengan! – grita Carla desde el borde la piscina

- Oh no, es que no quiero asolearme más, me quedaré bajo la sombra, no traje mi bloqueador – dice ella excusándose, la conozco, no quiere hacerlo

- Justo al lado de Jackson está nuestro bloqueador, dile que te aplique un poco

Ella me mira y extiende su mano para que se lo pase, yo me inclino, tomo el frasco del protector solar y estiro mi brazo para dárselo.

- Vamos, dejen las vergüenzas con nosotros, estamos en confianza, ayúdale – insiste la chica que parece ya tiene muchas cervezas en la cabeza

Me pongo de pie y me siento al lado de ella

- Déjame hacerlo, solo aplicaré un poco en tu espalda – digo esperando alguna reacción de su parte y ella solo afirma con su cabeza, así que agrego un poco del producto en mi mano y esparzo sobre su piel, es muy suave hasta creo que le viene bien el sol para que no parezca un vaso de leche

- Tiene la espalda roja – le digo frotando la crema

- En la mañana no encontré bloqueador en el equipaje, no recuerdo si lo guardé – dice mirando hacia la pareja que está en el agua.

- Si no quiere entrar a la piscina, no lo haga – menciono para que no se sienta obligada

- Si quiero, pero no sé nadar

- Usted dijo que amaba la playa, ¿Cómo que alguien que ama la playa no sabe nadar?

- Usted ama el café y no sabe prepararlo, son cosas de la vida ¿no?

- ¿No podía guardarse el comentario? – cuestiono haciéndole una mala cara

- ¿Qué esperan? ¡Vengan!

Dejo la crema en un lado y la tomo de la mano

- ¿A dónde me lleva? – dice reteniéndose un poco

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