Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 21

—¿Que te ha dicho tu hermana?— Me pregunta cuando la tengo abrazada contra mi luego de nuestro acalorado momento sobre el sillón.

No puedo evitar reír ante su pregunta, es lo que menos creía que me diría después de la manera en que nuestras manos han tocado el cuerpo del otro... después de que le hiciera el amor con devoción... —¿De verdad me preguntas eso después de este momento?— Pregunto mientras ella se acomoda mejor sobre mi pecho para mirarme.

Una picara sonrisa se dibuja en su rostro, lentamente lleva su mano a mi rostro y comienza a acariciar mi barba —Es que necesito saber a que atenerme... ya sabes que con Tamara nunca se sabe.— Dice haciéndome reír.

La conoce demasiado —Pues, no te preocupes tanto. Me ha hecho un interrogatorio digno del FBI y solo ha dicho que ya sabía que tú y yo terminaríamos juntos... También me ha dicho que eres la madre perfecta para sus sobrinos.— Comento tímidamente y su rostro cambia por completo. —¡Oye! ¡Que no te estoy proponiendo tener hijos!— Le aclaro al ver el pánico en su rostro.

—No me asustes Franchesco.— Dice mientras respira con normalidad.

Sonrió ante su reacción y ahora soy yo quien comienza a jugar con su cabello —Sé muy bien como piensas en cuanto a ese asunto. Sé muy bien que no quieres tener hijos con nadie que no vaya a ser tu esposo, y también que pretendes esperar por lo menos dos años más... ya hemos conversado de eso hace un tiempo.— Le digo recordando nuestra conversación aquella noche en la playa hace un par de años atrás, cuando su novio en aquel momento le insinuó tener hijos.

—Me gusta tanto que me conozcas así...— Dice feliz —Sigo pensando igual, y además, tú tampoco quieres hijos.— Me dice sin dejarme de mirar.

—No ahora. Mucho menos como estoy contigo... no me imagino compartiéndote con nadie por los próximos dos o tres años.— Le dejo saber y muerde su labio inferior volviéndome loco.

—No hagas planes a tan largo plazo... apenas llevamos unos días de novios y un par de meses desde que estamos juntos... tenemos que ver si todo esto funciona.— Expresa asustada.

Le miro imitando su gesto, y muerdo mi labio inferior —No sé tú, pero yo creo que esto esta funcionando muy pero muy bien...— Comento con doble sentido y para que me entienda de que estoy hablando, mis manos comienzan a bajar por su espalda hasta llegar a su trasero.

—¿Es que tú no te cansas?— Me pregunta entre risas.

Mis manos siguen tocándola y ella se deja llevar por mis manos... aparta sus piernas a cada lado de mi cuerpo y el sentir la manera que sus pechos se acomodan sobre torso me altera las ganas por ella.

—De ti no... me has vuelto adicto a tu cuerpo... a tus besos... Dana, no consigo controlar lo que me sucede contigo.— Digo rozando mis labios con los suyos.

Su boca da el primer paso y besa mis labios. Sus manos comienzan a recorrer los limites de mi cuerpo a cada perfil y sube provocativamente hasta llegar a mi rostro. —Yo tampoco me canso de ti. Me enloqueces...— Me dice y lo siguiente que siento son sus labios mordiendo los míos, mientras que una de sus manos vuelve a bajar y sujeta la parte mas delicada de mi anatomía para que así entre en ella.

—Me quieres matar...— Le digo en medio de esta locura y vuelvo a besarla.

—Solo de placer amor...— Explica agitada y es con sus movimientos que comienza a poseerme.

—Lo harás... es que...— No puedo seguir hablando, solo puedo moverme para complementar la manera que hace que mi cuerpo embista al suyo.

Estamos agitados, sudados, y al borde del abismo... solo nos queda dejarnos caer y gemir de placer cuando nuestros cuerpos encuentran en alivio que tanto buscaban.

—¿Acaso te queda alguna duda que esto no funcione?— Le pregunto entrecortado mientras deja caer su cuerpo sobre el mío después de este momento.

—Funciona muy bien...— Me dice pícaramente y sé que no esta hablando de nuestra relación.

—Es bueno saberlo.— Comento entre risas y luego me la quedo mirando fijamente. —Ahora en serio mi amor, ¿te queda alguna duda que no funcionamos como pareja?— Pregunto intentando ser un poco mas especifico.

Ella sonríe —En sexo tenemos un diez... como amigos... otro diez... ¿Qué nos entendemos? Demasiado... solo nos queda saber como será nuestro día a día como pareja cuando nos golpee la realidad.— Comenta y no sé exactamente de que habla.

—¿Te explicas?—

—Franchesco, cuando comiencen tus viajes para tus exposiciones. Cuando comience tu vida de verdad... todo eso será parte de nuestra realidad... ¿Me amaras tanto para soportar la distancia?— Me pregunta y asiento.

—¿Tú crees que la distancia hará que todo esto que siento por ti cambie?—

—¿Y si es un espejismo? ¿Una confusión?— Replica asustada.

Tomo su rostro entre mis manos y hago que me mire —¿Te doy una noticia?— Le pregunto para obtener su atención.

—¿Cuál?—

—Te anuncio que voy a vivir confundido contigo para siempre. Dana, te amo y nunca sentí algo así.—

Su sonrisa me deja tonto... —Pues seremos dos los que estaremos confundidos siempre entonces.— Dice y sella sus palabras con un beso que me deja sin aliento.

[…]

15 de Julio

—¡No, es que me reusó a entrar! — Exclama a pocos metros de la puerta de entrada de casa de mis padres e intenta regresar al auto.

La tomo por la cintura sin poder parar de reír ante su reacción tan infantil y la sujeto con fuerza —¡No seas cobarde!— Le digo mientras intenta zafarse y su vestido comienza a levantarse más de la cuenta —Darás un espectáculo en plena calle y todo por no querer que te presente a mi familia como mi novia.— Expreso mientras que sigo sin soltarla con un brazo y con mi otra mano bajo su vestido.

—Es que me da vergüenza. — Se queja ya quedándose quieta.

—Que no sucede nada... son mi familia, los conoces hace mil años. — Exagero y ríe.

—Sí, pero como tu amiga... esto es diferente. Franchesco, me da vergüenza que sepan que tú y yo estamos juntos...— Se explica cómo niña pequeña y solo puedo besar su cuello por la ternura que me da esta faceta suya.

—No Dante, no es miedo... es vergüenza... No sé, siempre vine a esta casa como la amiga de Franchesco y ahora venir como su novia me hace sentir extraña. — Se explica.

—Bueno Dana, pero es que ustedes solos no se daban cuenta de que esto sucedería. Era imposible que no se enamoraran con la relación tan perfecta que tenían como amigos... me imagino que ahora que son pareja las cosas han mejorado mucho más. — Comenta Tammy y nos guiña un ojo.

—Tammy por favor...— Le suplico al ver las rojas mejillas de mi novia.

—Es solo la verdad.— Dice y encoje sus hombros.

—¡Ya ha sido suficiente! ¡Pobre Dana, no querrá regresar! — Dice mi padre poniendo algo de orden a la situación.

—Vale, mejor brindemos por ustedes.— Propone mi cuñada.

—Mejor.—

Era evidente que mi familia adoraría la idea de que Dana y yo seamos novios, pero hay veces que realmente pueden ser algo intensos con algunas cosas. Sobretodo mis hermanos, es como si no tuviesen filtro en lo que dicen.

Me quedo terminando la copa de vino en la mesa, mientras que ella ha ido a ayudar a mi madre en la cocina. Mi hermano me mira entrecerrando sus ojos y sonríe. —Se los ve bien juntos.— Comenta.

—Me siento bien con ella. — Corrijo.

—¿Y ha sido difícil pasar de la amistad a ser pareja?—

Pienso un instante en su pregunta, y la verdad que no ha sido difícil... solo que confuso. —Confuso más que difícil. Es que nos costaba mucho vernos de la manera que lo hacemos ahora, pero ya estamos bien. Creo que fuimos un poco tercos en cuando a reconocer que había algo más allí.—

—Es que a ti en terco no te gana nadie.— Bromea y cuando estoy a punto de responderle, un grito proveniente de la cocina me hace levantar de la silla rápidamente e ir hacia allá.

Al entrar a la cocina, veo sangre en el suelo y a mi madre revisando a Dana. —¡¿Qué sucedió?!— Pregunto preocupado y al verla mejor tiene un corte bastante profundo en su mano.

—Se ha cortado con un cristal. No es un corte simple, creo que deberán coserle. — Me explica mi madre mientras le hace ir hasta el lavamanos para limpiar la herida.

—Límpiala que traeré el auto. Mi amor, ya te llevo a la clínica. — Le digo dándole un beso en el hombro y mi madre se me queda mirando con una sonrisa.

—¡Amor, no es necesario!— Me grita desde la cocina cuando estoy llegando a la puerta.

—¡No discutiré contigo eso, te llevo al doctor y punto!— Digo firme y si... estamos dando un espectáculo, pero no pienso dejar que pueda infectarse la herida o que no cierre como debe hacerlo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sin Darnos Cuenta