Sorpresa de una noche romance Capítulo 151

—¿Ahora me crees? Ya que has dicho que te interesa la pintura, quizá pueda enseñarte a pintar —bromeó Rubén.

—Es estupendo —respondió Lydia de inmediato.

—Espera, ¿hablas en serio? —preguntó Rubén ligeramente sorprendido. No esperaba que dijera que sí tan fácilmente. Era el último alumno del señor Ramón. Por eso, muchas chicas, en su mayoría estudiantes de arte, trataban de apMilanarlo para buscar algún atajo para aumentar su popularidad. Pero él sabía que Lydia era totalmente diferente. Mirando a la chica que tenía delante, joven e inocente, Rubén se rió ligeramente, pues Lydia confiaba en él tan fácilmente, sin sospechar sus intenciones.

En realidad, como él pensaba, Lydia sólo quería aprender algo para poder dibujar mejor. Había visto las excelentes habilidades de Rubén y sabía que ésta podría ser una buena oportunidad para mejorar ella misma.

Lydia miró con adoración a Rubén y preguntó:

—¿Es cierto lo que has dicho? ¿Aprendiste del Sr. Ramón? ¿Seguro que quieres enseñarme? —

Le gustaba dibujar desde que era niña, pero no había ninguna oportunidad de aprender a pintar en una barriada. Por suerte, un viejo pintor había vivido una vez junto a su casa. Así que aprendió de él unos conocimientos superficiales de pintura, pero al poco tiempo se marchó. Aunque anhelaba aprender más, nunca tuvo otra oportunidad.

—Por supuesto, es cierto. ¿Seguro que te interesa realmente la pintura? —dijo Rubén.

—¡Claro que sí! Me gusta mucho dibujar. ¿Puedes ayudarme, Rubén? —Lydia miró expectante a Rubén, con los ojos brillantes. Su familia era pobre y no podía permitirse el lujo de comprarle pinceles cuando era niña. Así que no tuvo más remedio que enseñarse a sí misma a dibujar con un lápiz. Tras años de intentarlo, se le daba bien pintar retratos y dibujar caricaturas. Sólo cuando dibujaba, podía sentir la alegría en su corazón.

—Pero, ¿por qué debería ayudarte si sólo nos hemos visto dos veces? —bromeó Rubén.

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