-Bueno chicos, eso es todo por la clase de hoy. Dejen sus ensayos finales en la mesa y pueden retirarse.
Ya se está terminando el año y con eso las clases. Deben quedar tan solo dos semanas. Decidí hacer los trabajos finales no tan al final como los demás profesores, entre ellos Cam, para no estresar tanto a los chicos. También es mejor para mí. Puedo mantenerme ocupada revisándolos mientras estoy en el hospital con Matty.
-Aquí está el ensayo señorita Tate- dice Nora, una de las chicas más aplicadas de la clase.
Tomo el ensayo intrigado por el tema que ella habrá elegido. Los chicos tenían que elegir un libro clásico y hacer un ensayo sobre él de cinco mil palabras, con imágenes y distintas fuentes. Si, puede que no haya sido tan buena con ellos, pero al menos están libres de mi clase por dos semanas.
-Cumbres borrascosas- digo en voz alta el título del ensayo- Buena elección, Nora. Sólo espero que no te hayas centrado solo en el amor entre Heathcliff y Catherine. Hay muchas más cosas profundas en este libro que se pueden analizar.
-Claro que si- dice con entusiasmo.
Me río. Nora me recuerda a mí en la época escolar.
-Hola señor Lawrence- dice Nora mientras se está yendo.
Giro la cabeza. Ahí está Cameron. No he hablado con él desde que me besó, desde que lo rechacé. Me ha evitado en cada reunión que hemos tenido en el consejo de profesores, en todos los recreos e incluso en esa pequeña ventana en que ambos no tenemos clase. He intentado hablar con él, decirle que lo siento, intentar explicarle, aunque sea un poco de cómo me siento, pero los hombres son testarudos. En especial Cameron.
-Hola Nora- saluda Cam a la chica- Recuerda que mañana tenemos examen de álgebra.
Nora asiente asustada. No se le dan bien las matemáticas.
Ordeno mis cosas ignorando el hecho de que tengo a Cam al frente de mi escritorio. Ya he intentado hablar muchas veces con él y me ha ignorado. Es mi turno de ignorarlo y que sepa lo que se siente. Suena un poco vengativo e infantil, pero es que estoy muy enfadada con este chico.
-Señor Lawrence- digo pasando a su lado, sin mirarlo.
Siento que Cam toma mi brazo y me jala sin mucha fuerza para que quede frente a él. Para mirarlo a la cara tengo levantar mucho mi cabeza. Cameron es demasiado alto para mí y eso que yo no era de las chicas más pequeñas de mi clase como lo es Emma.
-Maddie, tenemos que hablar.
- ¿Sí? ¿En serio? - digo con ironía- Pues yo intente hablar contigo ayer y ante ayer y durante toda la semana. No creías que teníamos que hablar en ese entonces, ¿verdad?
No me había dado cuenta de que Cameron no me había soltado el brazo hasta que siento que lo quita cuando termino de hablar.
-Lamento haber estado ignorándote toda la semana- dice con arrepentimiento en su voz-Solo quería disculparme.
-Estás disculpado.
Me alejo de él. Sigo enojada, molesta, enfadada y todos los sinónimos posibles. Cameron ha estado actuando como un niño pequeño toda la semana. Un niño herido y me ha hecho la ley del hielo. Haciendo como si no existiera. Yo solo quería disculparme, pero él estaba demasiado ocupado siendo un niño como para darse cuenta de que de verdad me sentía mal por lo que le había hecho. Era mi amigo... espero que aún lo sea.
- ¿Tienes que irte tan rápido? - dice Cameron cuando ya estoy de espaldas a él, yendo hacia la puerta.
Asiento sin darme la vuelta para mirarle. Ahora parece que yo soy la que está actuando como una niña...
-Llevaré a Mia a ver a Matty al hospital. Ambos se extrañan mucho.
- ¿Irá el imbécil de su padre?
Tenso la mandíbula. Odio que hable mal de Jace cuando no lo conoce. Me doy vuelta para mirarlo con la cara más mierda que encuentro. Parece asustado y arrepentido.
-Lo siento Cameron, pero eso no es de tu incumbencia.
Parece herido, pero estoy tan enojada con él que no me importa.
-Pensé que éramos amigos- dice casi susurrando
-Yo también- respondo suavizando un poco mi voz- Hasta que empezaste a comportarte como un imbécil porque no te respondí el beso que me disté. Lamento haberte hecho eso, Cam. De verdad que sí. Pero no puedes forzarme a quererte haciéndome sentir culpa mientras me ignoras.
-Esa nunca fue mi intención- dice él con aire derrotado- Pero tampoco puedes esperar que seamos amigos cuando siento algo tan grande por ti.
Suspiro. Sabía que le gustaba a Cameron, pero no sabía que aquello era un sentimiento tan grande. Ahora sí que me siento culpable, pero tampoco puedo obligarme a amarlo para hacerlo sentir mejor. No sería justo conmigo misma.
-Amistad es lo único que puedo ofrecerte, Cam- digo y camino a la salida mientras susurro sin que él pueda escucharme- Lo siento.
...
Cuando entro a casa de mi madre, Mia viene corriendo a mi lado. Abraza mis piernas con mucho entusiasmo. Ella sabe que la llevaré a ver a Matty, se lo prometí anoche. Para ser una niña de casi dos años y ocho meses es muy inteligente y perceptiva.
Tomo a mi niña en brazos y me da un sonoro beso en la mejilla. Me pide que la baje de mis brazos y eso hago. Ella comienza a correr por todas partes. Así es ella, siempre llena de mucha energía.
-Mia, hija, cálmate- digo entre risas- Te vas a cansar y no podrás ver a Matty.
Ella para de inmediato y hace un puchero. Intenta manipularme, pero ya estoy acostumbrada a esta chica intentando hacerme sentir mal para que ella pueda hacer lo que quiera.
-Papi ta aquí- dice ella con su voz infantil.
...
Nos encontramos en el hospital. En la habitación de Matty. Cuando llegamos estaba durmiendo, pero Mia al ver a su hermano se puso muy feliz y lo despertó. Al menos él se puso igual de feliz que su hermana.
Tuvimos la misma conversación con Matty de que Jace es su papi y tiene que llamarlo así. Incluso Mia nos ayudó llamando a Jace papi muchas veces para que Matty se acostumbre.
Mi hijo no se lo tomó tan bien como su hermana. En un principio Matty miraba receloso a Jace y lo ignoraba, pero Jace comenzó a intentar jugar con él y Mia con los juguetes que mi hija le había traído a su hermano.
Al menos una sonrisa se formó en el rostro de mi hijo cuando Jace intentaba hacerlo reír. Es un avance. En el momento en que Matty le regala uno de sus autos miniatura, sé que Jace se ha ganado a nuestro hijo. No tardó tanto, pero tampoco fue instantáneo como con Mia. Pero bueno, supongo que es la niñita de papá.
Yo lo era antes de que el mío muriera. No lo recuerdo mucho, pero mamá siempre me contaba historias de como yo siempre estaba a su lado y que él jugaba conmigo incluso a las muñecas.
Matthew Tate, mi padre, era una gran persona. Jace me recuerda a él y mamá me ha dicho lo mismo varias veces.
-Hola chicos- dice nuestro doctor entrando a la habitación en compañía de una enfermera.
Jace y yo lo saludamos con un apretón de manos, Matty le da una sonrisa y Mia lo ignora. Casi no lo conoce.
La primera vez que el doctor vio a Jace supo de inmediato que era el padre de los mellizos. No hizo preguntas a pesar de que estoy segura de que sentía curiosidad. Cualquiera la tendría.
-Necesito hablar con ustedes- dice el doctor. No está tenso así que supongo que no son malas noticias- La enfermera cuidará a los chicos. Ustedes acompáñenme a mi oficina.
Eso hacemos. Cuando llegamos nos sentamos uno al lado del otro. Comienzo a ponerme nerviosa. He asumido todo este tiempo que Matty ya podría ponerse mejor. Que ya estaba mejor, pero ¿Qué pasa si no es así?
-Los he traído para darles un informe de cómo ha estado Matthew después del trasplante- comienza. Jace y yo asentimos- El trasplante. Como les he dicho antes fue un éxito. El cuerpo de Matthew no rechazó nada. Hemos visto mejorías en él. No los aburriré con detalles médicos. En definitiva, está respondiendo bien al tratamiento y de manera muy rápida. Como es un niño aún tienden a mejorar más rápido. Le haremos unos exámenes durante la semana. Si todo sale bien, podrían llevarlo a casa lo antes posible.
Llevarlo a casa. Tener a Matty en casa de nuevo. Junto a mí. Junto a su hermana.
Junto a su padre.
Matty podría mejorar. Podría estar libre de Leucemia en algún tiempo. Mi hijo podría estar bien de nuevo...
Por primera vez desde que me dijeron que Matty tenía leucemia me permito imaginármelo ya grande. Adolescente. Riendo con su hermana. Me permito pensar que él puede tener un futuro...
Cuando salimos de la oficina me lanzo encima de Jace. Lo abrazo con todas las fuerzas que puedo. Él parece sorprendido, pero un segundo después me devuelve el abrazo.
-Gracias- digo casi llorando- Nuestro hijo va a estar bien y todo gracias a ti. Eres un buen padre, Jace. El mejor padre que mis hijos podrían tener.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sorpresas de la vida (SDLV #1) (COMPLETA)