Sorpresas de la vida (SDLV #1) (COMPLETA) romance Capítulo 22

El fin del año ya está llegando. No más clases, no más tareas y exámenes que revisar. Aún tengo que ir al instituto, sin embargo. Hay que dejar las cosas más o menos listas para el año que viene. Programas, que se enseñará en cada curso, los horarios... Muchas cosas. Salgo de vacaciones oficialmente el 22 de diciembre. Eso es en cinco días más.

Podré hacer lo que no he podido hacer todo el año... consentir a mis pequeños. Nos levantaremos tarde, jugaremos todo el día. Podré cuidarlos yo, sin tener que recurrir a mi hermana o a mi mamá. Amo las vacaciones porque es el único momento en el que puedo cuidar al cien por ciento a mis hijos. Sin tener que depender de nadie que me ayude. Al menos eso era así antes de que Jace llegara. Supongo que él también querrá estar con los niños. No sé qué pasará, pero al menos sé- ahora- que Jace y yo somos capaces de sentarnos y hablar de aquellas decisiones. Ya no tengo que decidir las cosas solo yo, ahora también tengo que hacerlo con Jace.

No creo que vayamos a ningún lado. No tengo el dinero para salir de viaje y como el negocio de Jace es bastante reciente dudo mucho que él tenga vacaciones.

Camino por los pasillos del instituto. Hoy es uno de los últimos días que tendré que pasar aquí este año. Estoy feliz, no porque no me guste estar aquí, sino porque eso significa un merecido descanso. Voy a la oficina del director. Tengo una duda sobre las horas que estaré trabajando el próximo año.

Toco la puerta y él me deja entrar. El director es bastante anciano. Tiene unos 79 años, casi 80 diría yo, pero sigue bien conservado para su edad. Es uno de esos abuelos tiernos y amistosos. También es muy comprensivo. Gracias a él no he perdido mi trabajo dado lo mucho que he faltado y es mi primer año aquí.

-Pase señorita Tate- dice el director.

Su nombre es Edward Olsen, pero siempre nos ha dicho a todos que le digamos solamente Ed

-Hola Ed- le digo.

Es difícil ser así de informal con el que es tu jefe, pero me he acostumbrado. Recuerdo que al principio solo le decía señor Olsen. Era la única que lo hacía y él siempre me corregía.

-Madison- dice Ed con cariño. - Siéntate querida.

Lo hago. Me siento frente a él. Me da una de esas sonrisas de abuelo orgulloso que hace que se me encoja el pecho.

-Sé que ha sido un año difícil, Maddie, pero lo has superado de gran manera. Has sido evaluada como una de las mejores profesoras de esta institución.

Me quedo sorprendida. Jamás pensé que la gente me eligiera. Estuve muy ausente.

- ¿Es en serio? - pregunto aun incrédula.

-Claro. Los alumnos dicen que no solo les enseñabas literatura, sino que sobre la vida. Maddie, ese el verdadero significado de ser profesor. Lograr que los chicos aprendan, pero no hablo de las materias. Aprendan sobre la vida.

Asiento con una sonrisa en la cara. Me gusta pensar que pude tener un impacto en la vida de los chicos. Sé que muchos de ellos se despidieron de mí con gran cariño, pero pensé que solo era eso. Cariño. Tal vez es algo más.

- ¿Es por eso que me dio más horas para el próximo año?

-Es una de las razones, sí. También esperamos que tu hijo ya esté mejor el próximo año y puedas hacerte cargo de dos cursos más.

-Matty ya está mejor. Además, ahora su papá está aquí para ayudarme con ellos.

Ed me mira con ternura y me da una sonrisa paternal. Lo conozco solo desde este año, pero ha sido una figura paterna que no he tenido en un buen tiempo. Me agrada y da los mejores consejos que alguien esperaría obtener.

- ¿Tienes nietos, Ed? - pregunto y me sonrojo de inmediato.

Creo que me he entrometido mucho. A veces se me olvida que es mi jefe, pero Ed solo me sonríe y asiente.

-Tengo tres nietos y hasta bisnietos- dice él orgulloso- pero a estos últimos no los conozco aún.

- ¿Por qué no?

-Mi nieto aun no me los presenta, pero espero que lo haga muy pronto.

Ambos reímos y me levanto de mi asiento. Ya es momento de que me vaya a casa. Jace me va a venir a recoger en unos minutos. Tenía algo importante que pedirme, aunque no me quiso explicar muy bien el qué.

Ed se levanta con dificultad de su asiento y me abraza. Huele a tabaco, pero no es un olor molesto. Parece bastante correcto.

Me despido de él y voy a los estacionamientos. Jace ya se encuentra allí con una sonrisa en la cara que nadie se la puede quitar. Parece demasiado feliz. Tiene a los chicos atrás. Matty duerme mientras Mia juega con la muñeca que le regaló Jace hace unos días.

-No puedo creer que trabajes aquí- dice Jace cuando llego a su lado.

Le doy un pequeño y amistoso beso en la mejilla. Cada vez ese gesto se vuelve menos incómodo. Nos estamos acostumbrando a que somos amigos. Nada más que amigos...

- ¿Por qué? - pregunto curiosa.

Total, es un instituto y yo soy profesora. ¿Qué tiene de extraño que trabaje aquí?

-Es el instituto de mi abuelo- dice él con orgullo- Mi abuelo es el dueño y el director.

- ¿director? - pregunto bastante sorprendida- ¿Ed es tu abuelo?

Jace ríe y asiente.

-Tenemos que presentarle a los niños, Jace. Él quiere conocerlos.

-Lo sé, eso es parte de lo que quería pedirte Maddie.

Jace abre la puerta del copiloto y yo entro. Me sonrojo ante el gesto de caballero que acaba de tener conmigo. Es demasiado tierno. En cierto modo me recuerda a su abuelo...

Ninguno de los cuatro ha comido, así que Jace estaciona en un lugar de comida rápida y despertamos a Matty para que coma con nosotros. No parece muy feliz al principio, pero el menú de niños traía un juguete así que ahí se contentó de inmediato.

Cuando la comida llega, todos comenzamos a comer como unos animales salvajes. Yo tenía hambre y hace mucho tiempo que no comía una buena hamburguesa como esta...

-Quiero que los chicos y tú conozcan a mi padre y a mi abuelo- dice demasiado rápido.

Pero logro entenderlo. Me atraganto con la comida. No me importa compartir con su abuelo, pero debo decir que la imagen de su padre me da un poco de miedo.

- ¿Por qué yo? - es lo único que se me ocurre preguntar.

-Eres mi familia también Maddie. Eres la madre de mis hijos. Te dije que te quería en mi vida. Ellos son parte de mi vida también. Creo que es justo que quiera que se conozcan.

Sonrío. Me siento un poco sensible en este momento.

Jace aparece con Matty en brazos mientras lo sostiene con una mano y con la otra le da la mano a Mia. Ambos niños miran a Ed con curiosidad. Matty parece más despierto que antes.

-Abuelo estos son Matty y Mia. Mis hijos- dice Jace a su abuelo

-Hola- dice Mia a Ed.

Matty que siempre ha sido más tímido que Mia sólo lo saluda con la mano mientras se refugia en el cuello de su padre.

- Hola niños- dice Ed de una forma muy amable- Son igual a ti Jace.

- Lo sé- dice Jace orgulloso.

El abuelo de Jace nos invita a sentarnos y eso hacemos. Mia está muy activa y como está en un lugar que ella no conoce comienza a explorar. Jace comienza a perseguirle porque no creo que esta casa sea a pruebas de niños.

Veo como Mia corre a una esquina y desaparece de nuestra visión. En unos segundos aparece en brazos de un señor de unos cuarenta a cincuenta años con el pelo claramente rubio, aunque tiene algunos cabellos de color blanco. Este vestido con un traje muy elegante, como si estuviera llegando del trabajo.

- Hola papá- dice Jace con una sonrisa.

Debo decir que Jace se parece mucho a su padre. Tal y como Matty se parece mucho a Jace. Aunque debo decir que Cómo Matty es más rubio que Jace, mi hijo se parece mucho a su abuelo, porque el padre de Jace es más rubio que él.

-Supongo que esta pequeña es Mia- dice él padre de Jace.

- ¡Hola! - dice con felicidad mi hija.

Mia es una de las niñas más felices y extrovertidas que conozco.

El padre de Jace sonríe. No parece un mal hombre.

-Y ese chico que se parece tanto a mí debe ser Matthew.

Matty mira a su abuelo y le sonríe. Como lo hizo con Ed, mi hijo lo saluda con la mano.

-Ven y únete con nosotros Jonathan- dice Ed.

El padre de Jace se sienta con nosotros mientras tiene a Mia en su regazo. Ella no se queja.

Me alegra saber que, aunque la familia de Jace tiene mucho dinero, ellos no lo aparentan. Son gente muy humilde. Parecen el tipo de millonario que empezó a ganar dinero desde abajo y fue subiendo con el tiempo. Parecen de los que no olvidan de dónde vienen. Mis hijos tienen su sangre. No puedo estar más feliz por eso. Me gustaría que ellos sacarán su humildad y esa capacidad de mantener una sonrisa verdadera durante horas.

Conocer de donde viene Jace sólo me hace admirarlo más.

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