Toda la familia de Samanta se encontraba consternada por lo sucedido. Su padre estaba muy molesto ese hombre unos minutos antes le había prometido que haría feliz a su hija. Si ella no se hubiera dado cuenta de las cosas a tiempo. En ese momento ya sería su esposo. Se acercó hacia donde se encontraban sus hijas un poco apenado.
—Mi pequeña ¿Cómo te sientes?
—Aunque sea muy difícil de creer estoy muy bien. Me siento liberada.
—Tú no te merecías eso.
—Nadie se merece ser traicionado, pero es algo imposible de evitar.
—En eso tienes toda la razón. Me tranquiliza el ver lo fuerte que estás.
—Ya lloré todo lo que debía llorar y ahora solo quiero olvidarme de todo lo sucedido y rehacer mi vida. Volver a ser feliz como antes de que él apareciera.
—Estoy seguro que muy pronto lograrás conseguir eso.
—Algo me dice que tienes razón papá. Por el momento me dedicaré a hacer crecer la empresa que tanto trabajo te costó levantar.
—Sé que lograrás hacer todo lo que te propongas en esta vida mi pequeña —le dijo su padre mientras le daba un fuerte abrazo.
—Mi otra niña, para ti ha de haber sido muy difícil el hecho de tenernos que dejar e irte a otro país sola solo por la que tú creías era la felicidad de tu hermana. Me siento tan orgulloso de ambas de cómo se quieren y apoyan entre sí.
—Es algo que ustedes nos enseñaron que siempre debemos de apoyarnos como familia y siempre estar en las buenas y en las malas.
Seguidamente todos se dieron un fuerte abrazo. Luego del momento emotivo que habían tenido siguieron disfrutando de la fiesta. En eso estaban cuando aparecieron los padres de Fernando frente a Samanta.
—Hija se nos cae la cara de vergüenza, jamás nos imaginamos que nuestro hijo te fuera a hacer algo así —le dijo la madre de Fernando.
—Quiero que te quede algo en claro, nosotros dos jamás aceptaremos a Jazmín como nuestra nuera.
—Les agradezco porque yo sé que su cariño hacia mí es sincero y es por esa razón que lamento la manera en la que revele toda la verdad. Espero no estén molestos conmigo.
—Jamás podríamos molestarnos contigo. La que debería estar molesta eres tú. Porque no supimos educar a nuestro hijo de una manera correcta —le dijo la madre de Fernando.
—El único que tiene responsabilidad en lo sucedido es Fernando. Ya no es un niño al que ustedes puedan controlar. Tengan por seguro que si alguna vez necesitan de mí pueden contar conmigo.
—Eres tan linda.
—Deberían de quedarse a la fiesta. Parte de ella la pagaron ustedes.
—No creemos que sea lo correcto. Tus padres se han de encontrar molestos en estos momentos.
Cuando se dio por terminada la fiesta todos los invitados se acercaron a Samanta. Algunos le daban ánimos otros la felicitaban por la fortaleza que había mostrado y el coraje que había tenido para desenmascarar al que era su prometido y la que era su mejor amiga. Al final del evento solo quedó su familia junto a ella en aquel lugar.
—Hija, queremos que sepas que cuentas con nosotros para lo que necesites. Sea cual sea tu decisión, aquí estaremos para apoyarte.
—Lo sé y en verdad les agradezco mucho. Hablando de eso. Padre quiere pedirle que mantenga mi permiso en la empresa, aunque no me casé, decidí no cancelar mi reservación para la luna de miel.
—¿Te irás de viaje sola? —le preguntó su hermana.
—Sí, necesito alejarme por un tiempo de este lugar. Pensar un poco y pasar la última etapa de mi duelo descubriéndome.
—El permiso ya lo tienes, tú ve y disfruta, no pienses mucho en lo que ha sucedido —le dijo su padre.
—Mi niña solo te pediré que nos llames todos los días para saber que te encuentras bien —le dijo su madre.
—Hermanita, sabes que me gustaría ir contigo ya que no te quiero dejar sola en este proceso, pero si has decidido pasar un tiempo lejos a solas. Solo puedo desearte que lo disfrutes y aproveches mucho.
—¡Muchas gracias! en verdad no sé qué haría yo sin ustedes. Tengo a la mejor hermana y padres de todo el mundo ¡Los amo! —les dijo Samanta muy conmovida por el momento.
La familia terminó aquella fiesta con un gran abrazo familiar.
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