Sortilegio romance Capítulo 17

Samanta ha tenido mucho trabajo estás últimas semanas, tanto que no ha podido verse con Maximiliano. La empresa ha absorbido todo su tiempo, después de dos semanas fuera tenía mucho trabajo acumulado. El día de hoy tendrá un almuerzo de negocios y después de eso una reunión en la empresa. Aunque no se ven personalmente, Maximiliano y Samanta siempre se mantienen en comunicación.

Luego de varios días muy ocupados, ambos tendrían tiempo para verse el día de hoy. Cuando salió de la empresa Maximiliano ya se encontraba ahí esperándola.

—No era necesario que vinieras por mí, ando mi propio vehículo —le dijo ella.

—El punto de salir juntos, es eso, andar juntos. Deja tu automóvil aquí. Mañana yo iré a tu casa por ti en la mañana y en tarde te lo llevarás. No creo que suceda algo si lo dejas —le dijo él.

—En eso tienes mucha razón —le dijo ella.

En eso él se dirigió hacia la puerta del copiloto, la abrió para que ella se subiera, cuando ella ya se encontraba dentro del coche, cerró la puerta detrás de él y se dirigió hacia la puerta del conductor para subirse y comenzar a conducir.

—¿A dónde vamos? —le preguntó ella.

—Espera un poco, no seas tan impaciente ya lo verás —le dijo él.

Llegaron al puerto ahí los estaba esperando un yate.

—En esté lugar pasaremos la velada de está noche —le dijo Maximiliano.

Ella quedó encantada, al subir se encontraron con una mesa para dos personas, decorada con pétalos de rosas.

—Esto está hermoso —le dijo ella— te agradezco mucho la sorpresa.

De ella brotaba una felicidad que no fácilmente podía ser ocultada, en su rostro portaba una amplía sonrisa y su mirada brillaba mucho. Maximiliano no se quedaba atrás sentía que su corazón se le saldría del pecho por lo rápido que latía, él se había enamorado de ella desde la primera vez que la había visto.

—No tienes nada que agradecer, esto es poco comparado a lo que tu te mereces —le dijo Maximiliano.

Esas palabras hicieron eco en el corazón de Samanta quien se estaba dando cuenta que lo que comenzaba a sentir por ese hombre era amor.

Durante la velada disfrutaron de una diversidad de platillos increíbles, debido a que era noche no salieron a navegar, pero podían sentir en sus rostros la brisa marina, una brisa refrescante que los envolvía.

Mientras comían disfrutaban de una amena conversación sobre sus vidas y sus familias.

—Yo soy la hija mejor, tengo una hermana mayor la cual se llama Margot. Mi hermana se ha ido a vivir fuera del país, pero por todos los inconvenientes que he tenido en mi vida regresó por un tiempo para ayudarme, aunque ahora que ya me encuentro mejor ella debe regresar a Estados Unidos ya que tiene que hacerse cargó de su empresa.

—No dudo de tu capacidad para el manejo de la empresa familiar, pero no comprendo porque razón fuiste tú y no tu hermana mayor la persona que tomó las riendas ahora que tu padre se quiere retirar.

—Mi hermana quería crecer por sí misma, siempre le ha gustado retarse y esa es la razón por la que decidió no manejar la empresa familiar.

—Comprendo, he de decir que admiro a su hermana, no cualquiera decide dejar todo y empezar desde cero.

—Yo también admiro y agradezco muchas cosas a mi hermana, ella es un gran ejemplo y apoyo para mi. Ahora quiero que me hables un poco de ti y de tu familia —le dijo Samanta.

—Soy el mayor de tres hermanos, mi padre falleció hace dos años en un accidente de avión…

Ella le regaló una enorme sonrisa mientras se ponía de pie. Maximiliano la ayudó a bajar del yate y seguidamente se fueron hasta donde se encontraba el vehículo con sus brazos entrelazados. Salieron del muelle rumbo a casa de Samanta. Está noche fue la mejor que había tenido. Se sentía la mujer más afortunada y feliz de la tierra. Al llegar al estacionamiento del edificio donde vive Samanta, ella se bajó del vehículo, después de desearle una feliz noche a Maximiliano. Cuando él salió del estacionamiento, ella comenzó a caminar hacia el ascensor. Estaba a punto de subir cuando alguien la hizo girar jalándola del brazo. Quedó sorprendida al ver que era Fernando.

—Después dices que el traidor fui yo. Cuando vienes muy sonriente de a saber donde con ese tipo.

Samanta se molestó ante la escena de celos que estaba haciendo su ex. Soltó su brazo del agarre de Fernando y le respondió.

—A diferencia tuya yo no traicione nuestra relación. Tú fuiste quien me engañó con mi mejor amiga. Yo ahora soy una mujer soltera y puedo salir con quien yo quiera.

—Eso es lo que tu crees, pero solo quiero que te quede algo muy claro. Yo jamás te dejaré ser feliz con otro hombre. Tú volverás a mí lado cuésteme lo que me cueste.

Ella estaba a punto de contestarle cuando él se apresuró hacia su vehículo. A espalda de Samanta su hermana estaba llegando y eso hizo que él se fuera a toda prisa ya que no quería tener problemas con ella.

—¿Te hizo algo? —le preguntó preocupada su hermana Margot.

—No, solo me vino a advertir que no me dejará ser feliz con otro hombre.

—Ahora resulta que le ha dolido mucho perderte. Debemos de tener cuidado, no quiero que ese patán se te vuelva a acercar. Siento que lo mejor es que busques una casa —le dijo Margot con un tono de voz realmente molesto.

—Pueda que tengas razón. Mañana comenzaré a buscar un nuevo lugar donde vivir —le dijo Samanta a Margot.

Ambas mujeres subieron hacia el departamento de Samanta. Ya estando ahí, se pusieron a platicar sobre la cita que había tenido esta noche con Maximiliano.

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