Samanta no prestó atención a lo que Fernando le dijo continuó caminando hacia el interior del establecimiento. Cuando llegó a la mesa Maximiliano se puso de pie para sacar la silla para que ella se sentará.
—En lo que te encontrabas hablando con Fernando pedí la cuenta, pensé en que no quieres estar en el mismo lugar donde él se encuentra.
—Tienes toda la razón, prefiero que nos vayamos en este momento hacia mi casa. Eres muy amable. Te agradezco que pensarás en mí.
—No tienes que agradecerme por eso, lo único que me importa es que estés cómoda —le dijo él.
En eso llegó el mesero con la cuenta y Maximiliano le entregó su tarjeta para que se cobrará la cuenta. Cuando ya estaba todo listo se dirigieron hasta el estacionamiento. Fernando no les quitaba la mirada de encima y tuvo la intención de salir detrás de ellos para hablar con Maximiliano y decirle lo mismo que le había dicho a Samanta, pero la persona que se encontraba en el restaurante con él se lo impidió. Maximiliano le abrió la puerta del copiloto a Samanta para que se subiera, cuando ella se subió cerró la puerta tras ella. Seguidamente se dirigió hacia el lado del conductor y se subió. Cuando llegaron al edificio donde vive Samanta, Maximiliano se bajó para abrirle la puerta del vehículo.
—¡Muchas gracias! —le dijo ella.
—Espérame un momento ya que bajare tu equipaje —le dijo él después de cerrar el vehículo.
Ella caminó detrás de él hacia la parte trasera del vehículo. Maximiliano sacó el equipaje de Samanta del baúl y seguidamente lo cerró.
—Te sigo —le dijo él.
—No es necesario, yo puedo llevar mis cosas —le dijo ella.
—Sé que es una mujer autosuficiente, pero no puedo permitir que suba con todo este equipaje usted, más con el cansancio que ha de tener después de todo ese viaje que tuvo que hacer —le dijo él.
Ella terminó aceptando la ayuda de Maximiliano subieron hacía el departamento de ella. Al llegar se dio cuenta que su hermana no se encontraba ahí. Samanta lo invitó a pasar un momento y lo invitó a tomar una taza de café, platicaron un poco.
—El día a su lado ha sido maravilloso —le dijo él— pero ya ha llegado la hora de retirarme.
—Comprendo —le dijo ella— nuevamente te agradezco todo lo que hiciste hoy por mí.
—Es lo menos que puedo hacer. Soy muy afortunado de que tú me permitas pasar tiempo contigo.
Samanta acompañó a Maximiliano hasta la puerta y seguidamente se dirigió hacia su recamara para recostarse. Se quedó dormida y despertó dos horas después. Cuando se despertó tomó su laptop y comenzó a revisar su correo, se dio cuenta que había recibido un correo de su asistente el cual le avisaba de que tenía que asistir el día siguiente a una reunión para conocer al nuevo socio de la empresa. Su ex mejor amiga había decidido vender el cinco por ciento que tenía de acciones. Al leer eso llamó rápidamente a su asistente.
—¿Cómo que tenemos un nuevo socio? ¿Por qué razón no me llamaste?
—Le envié un correo para informarle sobre lo sucedido —le dijo él.
—Sabes que yo no reviso mi correo cuando me encuentro de viaje, es por esa razón que siempre te pido me llames o envíes mensajes por WhatsApp.
—Lo que sucede es que su hermana me prohibió que le enviará mensajes o llamará para comentarle lo sucedido, me dijo que usted sería capaz de volver antes de su viaje si se daba cuenta.
—En este momento hablaré con ella, ahora dime ¿Quién es el nuevo socio?
—Lamento no poderle ayudar con eso señorita, no nos han querido comentar eso dijeron que fue una de las condiciones de él para comprar, que no se supiera su identidad hasta la reunión de socios donde se le presentará.
—¿Por qué dices eso? —le preguntó ella.
—Ningún hombre que se encuentre comprometido con su trabajo como él lo está dejaría de cumplir sus obligaciones solo por quedarse de vacaciones con una amiga —le dijo ella.
Aunque a Samanta le daba emoción saber que había una posibilidad de que Maximiliano se encontrara enamorado de ella, una parte de ella no quería pensar mucho en eso, ya que consideraba era muy pronto para buscar una nueva relación.
Al día siguiente Samanta junto a Margot salieron temprano hacía la empresa para asistir a la reunión de socios. Al ingresar a la sala de junta se encontraron con que ahí estaba Jazmín. Samanta detuvo a Margot quien se encontraba molesta y quería reclamar el hecho de que vendiera las acciones de su empresa a alguien desconocido. Tomaron asiento y se dispusieron a esperar al nuevo socio. Al cabo de cinco minutos el nuevo socio ingresó. Samanta y Margot se quedaron sorprendidas al ver que la persona que había adquirido las acciones era el mismo Maximiliano.
—¡Buenos días! Quiero presentarles a la persona que compro mis acciones y que a partir de hoy es el nuevo socio de la empresa el ingeniero Maximiliano Montalvo.
—¡Bienvenido! —le dijo el padre de Samanta y Margot quien sigue siendo el accionista mayoritario.
La reunión transcurrió sin ningún inconveniente. Al salir de la sala de juntas Jazmín se acercó a Samanta y le pidió unos minutos para hablar.
—Espero que no te molestes conmigo, pero no podía seguir formando parte de tú empresa después de lo que te hice. Maximiliano es un gran empresario y una persona muy razonable, estoy convencida de que él será un gran apoyo para ti.
—Yo también, te agradezco tu acción —le dijo ella.
Se dieron un abrazó y después de eso Jazmín se fue de la empresa.
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