Alina pudo reconciliarse con su hija en poco tiempo, pero los en Shirling seguía sumida en la confusión.
Zane y Megan no habían comido nada en todo el día, y estaban claramente asustados y preocupados por Penny.
Especialmente Megan. Fue Megan quien se llevó el mayor susto cuando descubrió que Penny había desaparecido.
—¿La traté mal? ¿Cómo pudo irse ella sin mí? —A Megan le entristecía hablar de ello.
Todos los Lawson sabían cómo trataba realmente a la niña y, aunque Penny no era la bisnieta biológica de Megan, ésta siempre había hecho todo lo posible por criarla.
—¡Zane!
—Bueno, no digas nada más —El abuelo Lawson estaba tumbado en el sofá, con mal aspecto.
—Le cocino todo tipo de comida buena todos los días, y yo misma se lo hago todas las cosas sobre ella cuando estoy bien de salud.
—¡Lo sé, lo sé todo!
No se puede culpar a nadie por ello, al fin y al cabo, Penny se perdió en el centro infantil, que es completamente distinto al de la última vez.
Pero Megan estaba triste.
—¡La niña...!
«¿Cómo puede hacer esto una niña?»
En ese momento, Luna, la madre de Andre, regresó.
—Mamá, Alina ha encontrado a Penny, no te preocupes demasiado —Luna tranquilizó a su madre.
—Cuando Penny vuelva, sugiero que le hagamos un test de inteligencia.
—...
—¡Una niña tan inteligente, debemos guiarla bien!
Es cierto que a la niña hay que darle algo para que estudie según su CI e intentar sacar sus puntos fuertes, al fin y al cabo es la primera vez que ven a una niña con un CI tan alto.
Al mismo tiempo, en la Mansión Mulherd de Ingford, Alina miraba la muñeca que le había traído Penny.
—No puedo creer que supieras traerme un regalo.
En opinión de Alina, su hija tenía un coeficiente intelectual muy alto. No es que tenga que alabar a sus propios hijos, es que es así.
—Mamá, ¿te gusta?
—Como...
—¿Le peinamos el pelo a la muñeca y le cambiamos de ropa juntas entonces?
—Bien.
«Penny todavía es una niña, por muy alto que sea su coeficiente intelectual, sigue siendo muy ingenua.»
Mirando el cuidado y hermoso pelo de la muñeca, Alina preguntó:
—Cariño, ¿te peinaste esto para la muñeca?
—Sí.
Observando la forma en que sujetaba el peine, Alina tuvo la sensación de que mucho de lo que se decía en los libros para padres no era cierto.
Por ejemplo, los niños no podían sujetar un lápiz porque sus dedos no eran lo bastante fuertes, pero ahora Penny no sólo era lo bastante fuerte, sino que además se le daba muy bien.
Caleb acababa de llegar al trabajo cuando recibió una llamada del hospital.
—Sr. Collins, la señorita Bell ha estado sufriendo de una fiebre alta recurrente.
—¡Entonces la infusión! —La respuesta fue indiferente.
Como resultado, su actitud congeló al médico al teléfono.
«Cuál es la situación entre el señor Collins y la señorita Bell, cuya actitud parece ser muy diferente de lo que se informa.»
Tomas entró con los papeles justo a tiempo para oír la gélida voz de Caleb.
Tomas se estremeció y colocó el documento delante de Caleb, y le preguntó con aprensión.
—¿Qué está pasando?
—¡Contacta con Billy! —dijo Caleb, molesto.
«¿Billy?»
Caleb sabía que era imposible que Brooklyn le dejara operar a Emma, así que la única posibilidad que le quedaba era ponerse en contacto con Billy.
—¡Pero la última vez fue inflexible!
Si Billy no hubiera estado tan decidido, Tomas no habría vuelto tan rápido con Emma. Billy debía saber exactamente por qué estaban allí en primer lugar, así que se negó sin esperar a que le preguntaran.
Así que en este caso, parece que Tomas no tiene ningún motivo para volver a ponerse en contacto con Billy.
—¡Eso depende de ti! —dijo Caleb mientras miraba fijamente a Tomas.
Tomas se sobresaltó y un sudor frío le recorrió la espalda.
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