Soy más rica que mi exmarido multimillonario romance Capítulo 235

Cuando Caleb llegó, vio que Alina, envuelta con el abrigo de Chester, se acunaba en sus brazos como una niña.

¡Los dos parecían una pareja perfecta!

Al ver la escena, Tomas se quedó completamente atónito en el coche. En el espacio estrecho, él podía percibir una aura asesina que se desprendía de su jefe.

—¡Ve a llevarla aquí! —mandó Caleb en voz severa.

Aunque no quería hacerlo, Tomas asintió y quiso abrir la puerta para salir.

Sin embargo, en este momento, Caleb dijo:

—¡Me bajo!

No obstante, como su herida en las piernas aún no se había recuperado, le costó mucho levantarse.

Caleb nunca se había sentido tan impotente como ahora, pero ante la lesión, no pudo hacer nada.

—Señor, siéntese bien en el asiento. Voy a llevar a la señora aquí por usted —Tomas dijo mientras se bajaba del coche.

El médico había advertido que Caleb no se levantara forzadamente. Si lo hiciera, la herida le podría empeorar.

Mientras se dirigía con Alina hacia el coche, Chester dijo con mucho cariño:

—Te llevaré a una buena comida, ¿vale?

Alina asintió con la cabeza. Sin embargo, por alguna razón, sentía una angustia inexplicable.

Cada vez que tenía esa sensación, Alina quería desahogarse comiendo.

Chester acababa de abrir la puerta para Alina, sonó la voz de aprensión de Tomas:

—Señora Alina.

Los dos se detuvieron en seco y se dieron la vuelta para ver que Tomas estaba de pie, no muy lejos, con cara ansiosa.

Chester se puso una cara muy severa al ver la aparición del asistente de Caleb.

—Es que el señor Caleb está aquí y quiere hablar solo con usted —Tomas dijo con respeto a Alina.

Alina no esperó que Caleb estuviera aquí y se congeló un poco, pero pronto se volvió en sí y dijo en una voz indiferente:

—No tengo nada que hablar con él.

«¿Dónde está él? Cuando Emma se cayó, recuerdo que él estaba loco por levantarse. ¿Cómo? ¿Ahora ni siquiera puede salir del coche? ¡¿O es que se ha acostumbrado a mantenerse erguido delante de mí?!»

—Señora Alina, por favor, no me lo ponga difícil...

—Chester, vamos —Alina entró en el coche de Chester antes de que Tomas pudiera terminar sus palabras.

Tomas se quedó pasmado en el mismo sitio al ver que Alina se metió en el auto de Chester sin mirar atrás. Tomas realmente no esperaba que Alina entrara en el coche de Chester delante de la presencia de su jefe.

Chester le lanzó una mirada feroz a Tomas y puso en marcha el coche lujoso. Al instante, el auto salió como una flecha.

Tomas volvió con aprensión al coche.

—Señor, es que la señora Alina se ha ido con Chester.

Chester asintió:

—Bueno, puedo entenderlo.

Tras un momento, Chester volvió a decir:

—Alina, mientras no te aferre a él, entonces, todo te será posible, incluida la felicidad. Alina, no puedes abandonar todas las posibilidades de ser feliz solo porque has sido herida por un puro cabrón. Eso no vale la pena.

Al oír las palabras de este, Alina levantó la vista, se encontró con sus ojos tiernos y sintió algo de calidez.

Alina apartó la vista apresuradamente y dijo:

—Ahora solo quiero sacar la verdad de la muerte de mis padres y mi abuela, ¡y pedir justicia para ellos!

—Lo entiendo. No te preocupes. ¡Estaré a tu lado para ayudarte! —Chester dijo en un tono muy firme, que dejó a Alina muy conmovida.

Cuando uno está herido, siempre quiere que alguno le haga la compañía.

A Alina le también pasaba lo mismo.

Por lo tanto, ella realmente estaba muy agradecida de que Chester estuviera su lado, ayudándola, en este tiempo. Su apoyo significaba mucho para Alina.

Hasta hoy, Alina todavía no se recuperó del dolor de perder sus padres y a su abuela, por eso nunca dejaría ir a Emma hasta que esta recibiera su castigo merecido. Ahora, con el apoyo de Chester, Alina pensaba que le sería menos difícil pedir justicia para sus seres queridos e imponer castigo a la culpable.

—Chester, quiero decirte una cosa —Alina dijo tras respirar a hondo unas cuantas veces—. Hace tres años, fue Emma, fue ella quien lo planearon todo contra mí y mi hija.

Ahora Alina estaba muy asegura de que en aquel entonces Emma sabía que ella era la esposa de Caleb. Por lo tanto, ¡ella lo había hecho todo a propósito!

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